08. Peter Pettigrew [+18]

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Te levantas para sentarte en la mesa, Peter trabajando a tu lado. Actualmente ambos estaban en el invernadero, Peter le prometió al profesor de herbología que cuidaría de las plantas durante un tiempo mientras estaban fuera calificando el trabajo escolar. Te quedaste en silencio, observándolo ir de planta en planta y hacer su magia.

Sus ojos parecían tan interesados, es la primera vez que realmente lo ves tan concentrado. Realmente no creías que estar en una habitación llena de plantas, tu nariz oliendo tierra y muchos perfumes, junto con estar junto a Peter fuera algo que disfrutarías, pero lo hiciste.

Lo escuchas murmurar para sí mismo, observando sus manos rebuscar entre las hojas y las flores, murmurando más antes de agarrar su varita y decir algo que no entendiste del todo. Te mordiste el labio, ¿cómo es que nunca te diste cuenta de lo... fascinante que era? su cabello caía en ondas rubias, se lo dejó crecer durante las vacaciones y te gustó el nuevo cambio. Su rostro era algo afilado, la curva de su nariz iba perfectamente con sus labios rosados.

Puedes sentir que se cansa a pesar de hacer algo que ama, sus hombros están pesados ya que ha estado haciendo esto desde la mañana y es casi mediodía.


-Peter -llamas, recostándote contra la mesa mientras lo miras mirar brevemente con un -¿hm?

Abres los brazos, Peter murmura un suave 'oh' antes de caminar hacia el fregadero y lavarse las manos para limpiarse la suciedad. Se seca las manos mientras camina hacia ti, tirando la toalla justo a tu lado antes de que sus brazos descansen a lo largo de tu cintura.


Frotas tus manos a través de su cabello, tirando hacia atrás los pesados mechones y limpiando su cara para que no se esconda. Él sonríe, acomodándose entre tus piernas. -Realmente amas estas plantas, ¿eh?- Usted pregunta, sin burla o molestia a la vista.


-Te amo más - dice, y una sonrisa más grande se suma a la anterior. Sonríes con él, tus brazos entrelazados alrededor de su cuello. -Pero sí, amo estas plantas suspira, -pero me duelen las manos ensangrentadas


Haces un puchero, tomas una de sus manos de tu cintura y la sostienes en tus palmas abiertas. Frotas sus nudillos, subiendo su mano e inclinándote un poco para conectar tus labios con ellos. Peter suspira, su cabeza cae contra tu hombro.

-Eres demasiado buena para mí - murmuró, rodando los ojos ante sus palabras y enterrando las manos en la parte posterior de su cabello. Levantas su cabeza, sus ojos se han inclinado y cierras los ojos y le das un pequeño beso.

-Oh, cállate, Peter, no soy demasiado buena para ti


Él no está de acuerdo, pero no prueba su razonamiento mientras continúa besando tus labios con pequeños movimientos. Sus manos comienzan en tus rodillas, empujándolas más arriba de tu muslo. Sus labios se abren y se vuelven a formar sobre los tuyos, haciéndote inclinar la cabeza ante su fuerza. Te agarra la parte superior de los muslos y te arrastra rápidamente hasta el final de la mesa. Estás un poco sorprendido, tomado por sorpresa por sus acciones ásperas pero afectuosas.


Sus labios dejan los tuyos y se conectan a tu mandíbula mientras una de sus manos se mueve debajo de tu falda. Su mano se siente áspera, principalmente debido a lo duro que ha estado trabajando; cualquiera que sea la razón, no importaba, todo lo que sabías era que se sentía bien.


sus dedos apartan tu ropa interior, un dedo empujando contra tus pliegues y separándolos. Su pulgar decora tu clítoris con círculos ásperos y profundos, sus dedos índice y medio empujan contra tu hendidura.


-mmh Peter! - Susurras con sorpresa, los ojos se abren con incredulidad ante sus acciones. Sus labios magullan tu garganta, tus palabras captan su atención mientras dirige su boca hacia la tuya. -Lo siento, te veías tan bonita- suspira suavemente contra tus labios, con los ojos grandes y dilatados.


-Por favor, no te detengas - respiras, tus palabras desesperadas y llenas de un profundo deseo. Desliza sus dos dedos profundamente dentro con facilidad, tu mano agarrando su hombro y apretando. -Oh, mi Merlín- jadeas, su pulgar todavía trabaja en tu clítoris mientras mueve sus dedos a un ritmo fuerte. Peter se quejó.



-no es Merlín, es Peter - corrige.


Sus palabras bajas hacen que tu estómago se revuelva, o tal vez son sus manos follándote lo que te hace sentir extraño, a quién le importa. Por mucho que quieras estar cerca, tienes que echarte hacia atrás y agarrarte con las manos sobre la mesa. -¡Oh, mierda... oh, mierda!- Cantas, con la cabeza inclinada hacia atrás mientras Peter aprieta otro dedo profundamente dentro y lo encrespa.


Peter observa, fascinado por sus reacciones, realmente muy orgulloso de sí mismo. Desliza sus dedos completamente hacia afuera, frunces el ceño por la pérdida, pero te llenas rápidamente con un fuerte empujón, haciéndote gritar ante sus intrusiones.

No puedes respirar, tus manos agarran la madera mientras tus uñas arañan y dejan huellas. La mano de Peter tiene calambres, pero a él apenas le importa, retuerce los dedos una y otra vez antes de que estés prácticamente temblando y sollozando por tu propia liberación.

-Vamos - susurra Peter a lo largo de tu garganta, sus labios debajo de tu oreja mientras su mano desocupada toca tu pecho vestido antes de quitarte el cabello de la cara.

-Prácticamente te estás derritiendo, ¿estás cerca bebé?- Peter se burla un poco, pero aún captas las insinuaciones de broma en sus palabras y dejas escapar un gemido.

-Oh, vete a la mierda - dices, tus palabras no muerden mientras Peter se ríe y te besa en la mejilla.

-Lo harás -dice, sus dedos deslizándose de tu dolorido agujero. -Pero más tarde, necesito terminar mi trabajo.

Te quedas sin aliento, sin palabras mientras Peter empuja tus bragas donde pertenecen antes de alisar tu falda sobre tus muslos.

-Qué...- dices dócilmente, tu cuerpo caliente e insatisfecho. Te deslizas fuera de la mesa, con las piernas débiles mientras te aferras a la madera para apoyarte.

-Peter - dices, observando cómo levanta la vista desde donde está parado junto a sus plantas.

-¿Sí? ¿Qué pasa?- Dice, sonriendo dulcemente.



-No había terminado -dices, Peter asiente y vuelve a concentrarse en las plantas. Sus dedos que antes te ocupaban, ahora se demoran contra las enredaderas de una de sus plantas favoritas.

-Oh, lo sé -dice con una sonrisa, pero miras más de cerca y te das cuenta de que es una sonrisa. Te burlas y te acercas mientras Peter oculta su diversión.

-¿Sabes? ¿También sabes que tu polla está dura como una roca en este momento? ¿O simplemente vas a dejarlo insatisfecho? -alardeas, tu mano demorándose a lo largo de su cinturón y viajando para frotar tu palma contra el material contundente que oculta su pene. Peter respira hondo, gira hacia ti y agarra tu muñeca con una fuerza suave, no queriendo lastimarte.

-Soy bastante consciente -dice, quitando tu mano de sus pantalones y besando tus nudillos, como lo hiciste con él antes. -Pero creo que podemos esperar, ¿sí?

Peter palmea tu trasero, empujándote hacia la puerta -Te veré después del almuerzo, ¿me esperas en mi dormitorio? -Él susurra, y lo miras.

-Lo sé, lo sé, pero me gusta más cuando estás enojada y necesitada de mí- sonríe inocentemente, como si sus palabras no fueran un pecado absoluto. -Peter- pero te interrumpe, algo que odias.

-¿Te veré después del almuerzo?-Dice, no necesariamente como una pregunta sino como una petición. Resoplas, apartando sus manos de ti mientras apenas te despides y sales del invernadero. Peter se queda con una sonrisa, juras que no lo esperarás, le muestras una muestra de su propia medicina, pero después del almuerzo te encuentras caminando hacia el retrato de Gryffindors

One shot Merodeadores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora