𝟎𝟐

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La propuesta de hablar con más comodidad no le desagrado del todo, asi que decidió aceptar. —Me parece perfecto, si no les genera alguna molestia claro.

Todos los alfas en la mesa negaron y Jay se limitó a darles un simple asentimiento junto a una sonrisa amable.

El hombre de cabellos negros al final de la mesa habló. —Bien, si no hay más preguntas, creo que podemos comenzar con la reunión —. Park Heeseung, el mayor de los hermanos y un hombre de pocas palabras, le agradaba, claro, a distancia y sin haber mantenido una conversación fuera de lo profesional.

Las siguientes horas pasaron de manera lenta, condenando a Jay a escuchar los constantes desacuerdos que había con respecto al más mínimo detalle. Estar de acuerdo con una persona era difícil, pero con seis era casi imposible, eran personalidades y opiniones completamente diferentes.

La junta termino como un completo desastre y acordaron volver a reunirse a la mañana siguiente para conseguir ponerse de acuerdo en al menos una cosa, decisión que obligaría a Jay a quedarse más tiempo de lo previsto y eso en definitiva consiguió molestarlo.

Tomo su notable molestia (que era lo único que le acompañaba en ese momento). Y se puso de pie, queriendo salir con desesperación.

—Uhm, lamento molestar Jay, pero, ¿tienes planes? Nos encantaría que vinieras a cenar con nosotros —. Sunoo era un hombre adorable de cierta manera, su apariencia juvenil le hacía lucir mucho más inocente, pero Jay aún no se dejaba engañar del todo por esa apariencia ingenua, a fin de cuentas, el chico también era un alfa.

Aún cuando no tenía ánimos de salir a ningún lugar con esos alfas, eran sus futuros socios y no podía negarse porque sería una completa falta de respeto. Resignado y con un humor de perros, aceptó la invitación.

Rápidamente un brazo rodeó sus hombros con confianza. —Será todo un placer tenerte como invitado en nuestra casa, te ves como alguien agradable Jay —. Habría agradecido el cumplido de no ser por las palabras “nuestra casa”. Que seguían repitiéndose a toda velocidad en su cerebro.

¿Iría a cenar a casa de los alfas y no a un restaurante común? ¿En qué lío estaba metido ahora?

𖤐

Jay esperaba encontrarse con una enorme casa, pero lo que estaba frente a sus ojos en este momento era una mansión, fácilmente podrían vivir más de veinte personas en ese lugar. Era una mansión preciosa sin duda, en el gran jardín de la entrada solo había hortensias, en bonitos tonos azules, lilas y rosados que daban una alegre vista.

—¿Te gustan Jay? Me encantan las flores y yo mismo escogí estas para el jardín —. La voz de Jake suena a su espalda, los seis alfas están bajando del vehículo apenas mientras Jay logró llegar con cinco minutos de ventaja gracias al taxista que conducía como si quisiera matarlo, una experiencia poco agradable que tal vez en unos meses sería graciosa de recordar, en algún momento del viaje no pudo evitar soltar un leve grito asustado.

Más obviamente no le contaría a nadie sobre eso. Giró en dirección a Jake y le regaló una pequeña sonrisa. —Sí, son hermosas, creo que le dan alegría al lugar —. El alfa pareció más que contento con su respuesta, como si estuviera deseando que dijera eso.

—¡Al fin alguien que puede notarlo! Nos llevaremos muy bien Jay, eres el primero que parece saber al menos un poco de flores —. La actitud seria y madura del alfa hace unos momentos se transforma en una actitud algo infantil y tierna. El corazón de Jay se agitó fuertemente al notar eso, pero fue capaz de ocultarlo y le resto importancia, alegando mentalmente que era “una simple coincidencia”

—La verdad no sé mucho, lo poco que sé me lo enseñó mi madre lamentablemente, no creo que tengamos el tiempo suficiente como para conversar acerca del tema, tengo que regresar pronto a casa —. Y con gentileza, cortó todas las esperanzas del alfa que parecía ilusionado con la idea, algo dentro de su pecho se removió con incomodidad al ver la expresión triste que cruzó por su rostro unos segundos antes de recuperar la compostura, pero de nuevo ignoró ese hecho.

—Sí, creo que tienes razón, me disculpo por mi comportamiento.

Antes de que el ambiente comience a tornarse incómodo, Park Heeseung toma la palabra. —Deberíamos comenzar a entrar, se esta haciendo tarde y Jay aún tiene que regresar a su hotel, ¿cierto? —. El omega asiente y comienza a caminar detrás de Heeseung con el resto de los alfas siguiendo sus pasos.

La actitud dominante y capacidad de liderazgo de Heeseung dejaban muy en claro que era un alfa puro, el único en la familia Park, cosa que de cierta manera era algo extraña, las probabilidades de que alguien se presente como alfa puro son casi nulas y esta posibilidad solo va en aumento cuando ambos progenitores son alfas, en este caso el señor y señora Park eran alfas, pero aún así solo uno de los Park logró presentarse como un alfa puro, Jay agradecía eso enormemente. Ya le era bastante difícil lidiar con las feromonas de Heeseung, eran tan fuertes que en cierto momento de la reunión Jay estuvo a punto de creer que su lobo iba a perder el control e iba a entrar en celo gracias a él.

Solo de imaginar una escena en donde su lobo tomará el control y comenzara a ofrecerse a sí mismo en bandeja de plata para el Park mayor le provocaba escalofríos, todos estarían en grandes problemas si eso hubiera llegado a ocurrir, pero para su lamentable suerte, esa posibilidad aún seguía ahí, y más ahora que estaba a punto de entrar en esa casa, un lugar que estaba completamente impregnado con las feromonas de los Park, sí, definitivamente no estaba pensando con claridad al aceptar esa invitación, pero en su defensa el imagino un restaurante, no una cena en la casa de los alfas.

En menos de un parpadeo ya se encontraba dentro de la mansión, en el centro habían unas gigantes escaleras que iban hacia el segundo piso, a un costado suyo estaba una pequeña y alta mesa de color negro, con apenas espacio para colocar un florero, a su lado izquierdo un ancho pasillo que suponía iba hacia el comedor, en una de las paredes reposaba un gran cuadro familiar junto a varios dibujos enmarcados, eran casitas y varias personas hechos con crayones o acuarelas, parecían haber sido dibujados por niños pequeños, tal vez eran recuerdos de la infancia.

Sin querer parecer demasiado chismoso y tratando de mantener un tono amable, preguntó. —¿Son recuerdos de su infancia?

El primero en prestarle atención fue el alfa de cabellos negros, el menor de los hermanos según lo que había averiguado en internet, Park Ni-ki, no parecía alguien muy alegre o extrovertido como Jake y Sunghoon, parecía más bien alguien reservado a quien no le gustaba mucho mantener conversaciones.

—Así es, son dibujos que hicimos hace años, hay miles de ellos guardados en alguna parte. Mi madre es muy sensible con respecto a ese tipo de cosas, le encanta guardar todo lo relacionado a nuestra infancia —. Respondió con simpleza, Jay no pudo evitar sentir algo de envidia y sin poder evitarlo su mirada bajo hacia sus zapatos negros.

Cosa que no pasó desapercibida para el alfa menor, quien no dudo en acercarse un poco más para verificar si estaba bien. —¿Ocurre algo, Jay? De un momento a otro parece... Que tu ánimo se apagó —. Las palabras del chico logran generarle una calidez que no había experimentado antes.

Su boca se curvó en una sonrisa gentil y su cuerpo se relajó notoriamente, su lobo parecía feliz al ver la preocupación del alfa, eso le desconcertó, pero no le prestó más atención de la necesaria, tal vez todo esto se debía a que su celo estaba por llegar. —Descuida, estoy bien Ni-ki, recordé a mi madre eso es todo.

—Me alegra que recuerdes mi nombre, puede ser algo complicado reunirte con seis empresarios ya que no es lo que se acostumbra, espero que te sientas cómodo en la cena —. La amabilidad del alfa le deja pasmado, normalmente los alfas a su alrededor suelen actuar con superioridad al saber que es un omega, de algún modo se siente tranquilo al estar en un entorno amigable en donde ninguno de los hombres le ha faltado al respeto en las horas que llevan conviviendo.

—Yo también lo espero —. Se toma el atrevimiento de bromear y el menor ríe al escuchar sus palabras.

—Así será Jay, ninguno de nosotros hará algo que te haga sentir incómodo. Sé que algunos parecen algo egocéntricos, en especial Sunghoon, pero no muerde, despreocúpate.

Jay deja salir su risa sin lograr contenerla, sus carcajadas llaman la atención de los demás y aún cuando no saben la causa de su risa se encuentran sonriendo al ver que el omega comienza a sentirse más cómodo.

Unreachable 𖤐 Jay Harem + HeejayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora