Exilio - Gemelos kaulitz y tú

CAPÍTULO 10

Dianna iba caminando por el parque, tenía los audífonos puestos e iba feliz, aún seguía recuperándose de la noticia de Bill, sin embargo, había mejorado mucho emocionalmente. Sigue caminando sin prestar mucha atención a su alrededor, hasta que algo le llama la atención y la deja en shock, se trataba de Tom besándose con otra chica, está vez las lágrimas no salieron al instante, cerró los puños del enojo y fue a donde Tom.. lo empujó y le dijo.

Ten el valor de decirme las cosas en la cara en lugar de hacer estúpidos escenarios como este. - dice enojada -. Dianna

No te hagas la relevante, niña - sonríe burlona -. X

Cállate, Barbie de quinta porque no tengo ganas de lidiar contigo. - mira a Tom decepcionada - no te acerques a mi jamás. -. Dianna

Tom solo sonríe de lado y ya que su plan marcho como lo esperaba, se fue con la chica a un lugar más privado.

Dianna por el contrario, llegó a su casa, estando ahí respiro y como lo necesito, lloro, de tristeza, enojo, decepción. Nunca creyó que Tom fuera capaz de algo así, pues era una persona muy dulce con ella. Paso unas horas distrayendose y poniendo sus pensamientos en orden, pero seguía sin dar tanto efecto, por lo que casi anocheciendo tomo una sudadera y se fue al parque, se sentó en un columpio y comenzó a realizar ejercicios de respiración, sin embargo algunas lágrimas salieron y con fuerza las limpio, ya no quería llorar.

Paso unos minutos meditando acerca de lo que pasó y tratando de eliminar pensamientos intrusivos, tanto que no se dio cuenta cuando un chico se sentó a un lado de ella, no le tomo importancia y siguió viendo el paisaje. Hasta que una voz la interrumpió.

¿Estás bien? - pregunta una voz suave -. X

Trato se estarlo realmente. - dice con una sonrisa pequeña -. Dianna

Ya regreso -. X

El chico se va unos minutos y Dianna lo ve regresar con dos helados en mano. Le extiende uno ella lo tome y el chico le dice.

Espero que te ayude, dicen que el dulce es bueno para un corazón triste -. X

Muchas gracias.. ? -. Dianna

Gustav Schäfer - sonríe ligero y le extiende la mano -. Gustav

Un gusto, soy Dianna Florence - sonríe ligera - gracias de nuevo, creo que esto ayudará bastante -. Dianna

No hay de que, supuse que tú sonrisa sería linda así que por qué no sacarla a relucir! -. Gustav

Que amable.. eres de por aquí cerca? -. Dianna

Vivo a 5 cuadras de hecho, nunca te había visto y eso que no vengo tan seguido -. Gustav

Vine un tiempo con mi abuela, llegué hace 2 meses -. Dianna

Nunca es tarde para una bienvenida, sabes andar en patines? - pregunta con una sonrisa -. Gustav

Espero no haber perdido el toque! No lo hago desde hace 1 año, que tienes en mente, Gustav? -. Dianna

Tengo unos patines y mis amigos no quieren que les enseñe más después de romperse varios huesos y no se por que - sonríe -. Gustav

- ríe - Dios.. yo podría arriesgarme -. Dianna

Genial! Vamos? Mi casa no está lejos, no te preocupes, ahí está mi madre así que puedes confiar en este nuevo amigo -. Gustav

- sonríe ligera - vamos -. Dianna

Es así como ambos caminan a la casa de Gustav, la plática entre ellos fluye de manera natural, lo cual le agrada a la chica y más que Gustav sea tan comprensivo y divertido, y al detenerse un poco y a sentir, se da cuenta de que la tristeza ya no está más en ella, por lo que para en seco.

Que pasa? -. Gustav

- sonríe - ya no me siento  triste, gracias por ser tan considerado conmigo, Gustav. -. Dianna

Gustav sonríe alegre y le dice.

Me alegra, Dianna.. entonces, si somos amigos, no? -. Gustav

- ríe - por supuesto que sí-. Dianna

A lo lejos Tom observó todo, no quiso admitirlo, pero le causa desagrado como un chico con notables intenciones se acerca a Dianna, no quería que nadie estuviera cerca de ella, pues el fue quien la había tocado primero, aún recuerda ese día, sus besos no eran como otros, eran dulces, adictivo para Tom. Decidió dejar el tema atras, pero no sabía que se volvería algo sumamente difícil.