Me llevo muy bien con Óliver y con Eric, creo que somos muy buenos amigos. Llevamos varios días en esta casa. Pero la conexión y la química que tenemos los tres es increíble. Se siente bien hacer diferente cosas estando con Óliver.Aquí me encuentro yo, en mi cama, mirando al techo, pensando en todo. En cómo estarán mis compañeros de la escuela. Qué estarán haciendo. Lo bueno es que el equipo se encargó de que Eric y yo, como vamos a faltar a clases. Que nos den una beca para universidades. Así que cuando termine esto, voy a ir a una.
Por un momento casi se me olvida el propósito de que esté aquí con Eric. Poco a poco le sacaré información a Óliver en estos cinco meses que me quedan. A partir de hoy empezaré a grabar las conversaciones.
Literalmente, todo es muy aburrido ahora. Todo el tiempo investigando sobre este lugar. Es horrible. Pero ya se está volviendo rutina. Puedo acostumbrarme.
Bajé a la cocina que es donde tengo las bolsas que traje, saqué un yogurt de fresa y una cuchara. Pasé cerca del piano, ya que para ir a la cocina tienes que pasar por la sala.
Saben que soy una persona muy curiosa.
Me acerqué a la estantería de libros, y saqué el libro que siempre lee Óliver. Es de tapa dura, y grueso, así que me lo llevé a mi habitación.
Lo empecé a leer; con cada página que leía, frase, y palabra: me quedaba sorprendida.
Era un texto informativo. Hablaba de los casos paranormales que podía ocurrir. Revisé todas las páginas hasta que encontre la que representaba a Óliver. Él mencionó algo sobre un pintor. Pues, aquí también hay algo parecido.
Dice: «Cuando un pintor tiene el poder de asesinar a alguien: utilizan mayormente la técnica de dibujar a la persona que quieren asesinar, y esta se queda encerrada en el lugar que la dibujes. Es como pasar el alma a la pintura. Pero siempre tienes que llevar este tipo de libros al lugar en donde lo vas a pintar».
Es muy raro, y muy confuso. Tal vez ustedes no entiendan. Pero sé que mientras lean más esta historia les va a quedar un poco más claro.
Fui abajo de nuevo a hacer la cena para Eric y para mí.
Hice una ensalada de lechuga, tomate y pepino, le coloqué limón y sal. La revolví, y llamé a Eric.
Cuando ya bajó, lo veo desanimado.
- Llevamos tres días y ya me siento como en un loquero - murmuró.
Lo miré, sonreí, pero luego lo dejé de hacer. Él se dio cuenta y movió la cabeza hacia un lado. Respiré ondo y le dije:
- Eric..., siento que no hemos tenido mucha comunicación. No es la comunicación ni la unión que deberíamos tener.
Mastica y asiente.
- Tienes razón, es que últimamente no me he sentido muy bien que digamos.
- ¿Qué ha pasado? Sabes que puedes contarme, ¿no?
- ¿Te ha pasado alguna vez que no te sientes bien contigo mismo, sientes que no estás aportando nada? - me preguntó.
- Ay...Eric...
La verdad es que sí me ha pasado. No solo una vez, sino varias veces. Por esa razón lo abracé colocando mi mano izquierda en su nuca. Le quise dar lo que a mí no me dieron cuando lo necesité.
- Bueno... - dije suspirando - creo que ya mucho abrazo, espero que ya te sientas mucho mejor. Pero creo que es momento de contarte mi plan. Aunque es muy sencillo y simple. Solo grabaré la conversación que tendré con Óliver.
Eric me miró mientras se metía una rodaja de tomate a la boca.
Luego dijo:
- Me parece una idea increíble, yo te acompaño. Tocaré la puerta de tu habitación, estate atenta.
Yo asentí, y cuando lo volví a ver sentí que quería decir algo, pero se está aguantando.
- ¿Hay algo más que me quieras decir? - le pregunté.
- Emm, sí. Quería decirte algo que me he estado aguantando por decirlo. Sé que es muy pronto para decirte esto, pero... Desde que te conocí - agarró aire, se acercó a mí y prosiguió - desde que conocí a la chica que se tropieza con todo el mundo, a la chica que choca su cara con el vidrio del parabrisas delantero, a la chica que se sonroja con solo decirle lo linda que es, a la chica que se ilusiona con solo hablar de Taylor Swift. Juro que quiero conocerla, y quiero conocer cada parte de ella que me falta conocer... Solo si me das la oportunidad de hacerlo —me acomoda un mechón de pelo detrás de la oreja.
- Eric... Es muy.... Pronto para esto. No quiero una relación ahorita. Y más que estoy tratando de concentrarme en mí. De igual manera, Eric. Te doy la oportunidad de hacerlo. Aunque voy a intentarlo, no te prometo nada, ¿eh?
Eric hizo una sonrisa de lado, mientras yo miraba esos ojos azules que me acordaban a un lago mágico.
Ya eran las nueve y me fui a dormir, me despedí de Eric con un abrazo. Me metí a mi habitación, me bañé, me vestí poniendome una pijama de cuadros y, luego me dormí.
Me desperté por culpa de los golpes en la puerta.
- ¡Voy! - grité.
Como en mi habitación hay un baño, me metí en él, me cepillé los dientes, y el cabello. Busqué mi celular, también la grabadora de voz en él, y dije:
- Dos de agosto del dos mil veintidós, le habla April Miller, me encuentro en ___, y en la casa de la ubicación ____, ahora mismo voy a tener una entrevista con un fantasma, estén atentos.
Luego me coloqué el celular en la cintura.
Salí de la habitación, y me encontré con Eric enfrente de mí.
- Hola - me dijo susurrando.
Yo también lo iba a saludar pero él me interrumpió al sentir sus labios pegados a los míos, haciendo un suave beso. No me lo esperé la verdad. No me sentí incómoda, solo... Rara.
Bajamos con cuidado hasta a lado del piano que ya estaba Óliver tocándolo.
Cuando terminó le dije que se sentara.
- Óliver, ¿cómo estás?
Óliver no me respondió, me pareció raro.
- Óliver no nos terminastes de contar la historia. - dijo Eric.
Tampoco le respondió.
- Óliver, ¿por qué no quieres hablar?
- Porque no me gusta que me graben mientras hablo. - respondió al fin Óliver, haciendo recorrer un escalofrío por todo mi cuerpo.
- ¿Quién te está grabando, Óliver? - le preguntó Eric.
- April, sacate el celular de la cintura, y pausa la grabación.
¿Cómo supo..? - me pregunté a mí misma mentalmente.
Hasta que vi donde él miraba: mi cintura, se podía notar el celular.
- Puedo sentirlo, puedo sentir que me estás grabando.
- Lo siento, de seguro fue mi celular que se volvió loco, sabes, ¿no? Es un celular viejo, le puede pasar de todo. - dije mientras pausaba la grabación. Luego se la mostré, y él se relajó. - Queríamos saber cómo estabas.
- Pues, bien, en ese cuadro no se siente nada la verdad. Es como si estuvieras dormido, y luego despiertas y puedes ver todo.
- Te queríamos preguntar si mañana quieres hacer karaoke con nosotros, tú tocas el piano, la melodía. Y que nosotros cantemos y luego tú cantas, y así. - le propuse.
- Sí, está bien.
Fue lo primero que se ocurrió. No me juzguen, aunque sería divertido hacerlo.
Entonces, por primera vez desde que llegamos aquí, vamos a poder divertirnos.
A veces hay que olvidarnos de las cosas que nos mantienen tenso diariamente, para luego empezar a ser feliz.
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El Fantasma del Cuadro © |✔️
RomanceÉl ya no quiere nada con ella, o eso es lo que dice. Por más decepcionado que esté; él la sigue amando. ¿Cómo se cura un amor que no llegó a ser del todo cierto? ¿Cómo se olvida a la única persona que estuvo contigo en los mejores momentos de tu vi...