Gemidos y jadeos de parte mía y de Alejandro inundaban toda la habitación.
Mi novio, Alejandro, salía y entraba en mi repetidas veces a un ritmo muy rápido haciendo que yo llegara a mi límite, dejando el peor orgasmo de mi vida.
Hacía tiempo que no follabamos, él decía que no le apetecía o que estaba cansado y lo posponía para otros momentos.
El único placer que había sentido durante estos 4 meses era el que me daba yo misma con mi mano izquierda.
Ahora él volvía a querer hacer de todo conmigo porque se había enterado que nos encontrábamos en el mismo hotel que todos los jugadores del Barça.
Pero lo que él no sabía es que yo ya no lo quería de la misma forma desde hace tiempo.
Yo lo seguía queriendo, pero no amando.
Yo ya no estaba enamorada del Alejandro del principio.
Ese Alejandro desapareció cuando llevábamos 1 mes de relación.
Esta mañana mientras íbamos al bufet libre a desayunar nos encontramos en el pasillo a unos cuantos jugadores.
Seguramente estuviesen en la misma planta que nosotros.
No los saludamos ni nada, ellos pasaron absolutamente de nosotros y nosotros hicimos lo mismo.
La verdad es que me daba un poco igual saber que estaban en la misma planta que nosotros, como si se fueran a fijar en mi. Aunque tampoco me gustaría que eso pasase.
Y luego de subir de desayunar, ha querido tener relaciones conmigo después de 4 meses.
No voy a mentir, necesitaba follar urgentemente, así que no me negué. Aunque después de haberlo hecho me arrepentía un montón.
En mi vida había tenido peor polvo. Yo, antes de tener novio, solía ser de las que iba de flor en flor, liándose con todos pero nunca acababa en la cama. Yo solo follaba si sentía que habían sentimientos, no quería que fuera solo sexo, quería que fuera hacer el amor. Que los dos lo sintiéramos y no fuera solo por diversión. No me gustaba entregarme a cualquiera.
—Me voy a duchar, por la tarde iremos a visitar la ciudad.—avisé.
Vi sus intenciones de querer venir a ducharse conmigo, pero yo no quería.
—Quiero ducharme sola.—dije y vi como ponía una cara de tristeza.
Se que se estaba haciendo la víctima, así que le di una sonrisa triste bastante falsa y me metí al baño.
Una vez duchada salí del baño con una toalla envuelta por mi cuerpo. Cogí la ropa y me vestí en la habitación ya que Alejandro había entrado a ducharse el también.
No hicimos mucho más durante la mañana, nos quedamos en la habitación mirando programas de tele basura americana que hacían por la tele que había en la habitación. Por las mañanas hacía mucho calor así que no solíamos salir.
Luego comimos y por la tarde fuimos a hacer turismo por toda la ciudad. Yo tenia muchas ganas de visitar algún casino, pero Alejandro estaba muy cansado y quería sentarse a comer algo. Solamente llevábamos 2 horas andando a ritmo lento, no era nada. Habíamos estado en otras ciudades haciendo turismo y nunca se cansaba.
Nos sentamos a cenar en un restaurante que encontramos por allí. Tenia una decoración muy bonita y acogedora. El lugar era pequeño y había algún que otro par de parejas cenando. Era muy temprano para cenar, eran las 20:30.
Cenamos unas pizzas y luego de suplicar durante tanto rato pasamos por delante de un casino, no entramos ya que Ale se encontraba bastante mal y quería ir al hotel a dormir.
Pillamos un Uber y le di la dirección del hotel. Una vez llegamos le agradecí al conductor y salimos. Al llegar a la habitación lo primero que hizo mi novio fue tirarse a la cama a dormir. Yo hice lo mismo, no tenia nada más que hacer y a estas horas de la noche no había nada abierto en el hotel.
Intentaba dormir pero no pude, los gritos que venían de la otra habitación no me dejaban pegar ojo.
—Ale, voy a decirles que se callen a los de la habitación de al lado.—avisé.
El asintió con la cabeza, aunque dudo que me haya escuchado, estaba más que dormido.
Salí de la habitación y me dirigí a la 203, que es la habitación de donde provenían los gritos.
Piqué la puerta y escuché como discutían por quien podría abrir.
—Lo siento pero no estamos para hacernos una foto con una fan ahora mismo.—dijo Gavi, que es el que abrió.
El intento cerrar la puerta pero puse mi pie.
—Si quisiera una foto ya os la habría pedido.—dije con un tono de cabreo.—Vengo para deciros que dejéis de gritar, hay gente que quiere dormir.
Al decirlo me fijé en sus preciosos ojos color marrón con manchas de color miel. Luego aparté mi mirada al darme cuenta de las tonterías que estaba pensando.
—Oh, venga ya, son solo las 9 y media, nadie duerme a estas horas.
—Yo no intento dormir, pero tengo a mi novio enfermo y no es agradable que no le dejéis dormir.—Me quejé.
Luego apareció uno de sus compañeros, Pedri, este apartó a Gavi y se puso el a hablar educadamente conmigo.
—Perdón, intentaremos no gritar mucho, es que estamos jugando al Fifa y estos son muy malos.—dijo lo último en susurro.
—Si, no pasa nada.—dije riendo por su comentario, que sus compañeros si escucharon.—Buenas noches.—me despedí y volví a mi habitación.
Entré y vi a Alejandro totalmente dormido, así que me senté en la cama con la espalda apoyada en el respaldo, cogí mi móvil y no pude evitar buscar el perfil de Instagram del jugador de ojos marrones que me había abierto la puerta.
Estuve un rato mirando el móvil, en concreto stalkeando al futbolista sevillano, hasta que escuché como mi novio balbuceaba algo que no se entendía y luego nombraba a una tal Elena.
Al principio me extrañé pero luego recordé que su hermana se llamaba Elena, así que estaría soñando con ella.
No quería pensar nada malo, aunque él me daba pequeñas señales.
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En Los Angeles.-Pablo Gavi
FanfictionNoemí, una chica de familia adinerada y muy fanática del fútbol, se va de viaje a Estados Unidos con su novio Alejandro para ir a ver los partidos que su equipo favorito jugarían en ese país. Sus vecinos de habitación resulta que eran dos jugadores...