Capítulo 8

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Me desperté por el sonido de un móvil.

Cuando intenté coger el móvil noté como algo que estaba abrazado a mi me impedía hacerlo.

Una vez me safé de su agarre cogí mi móvil para ver quien llamaba, pero luego me di cuenta que el teléfono que sonaba no era el mío, sino el de la persona que estaba durmiendo al lado mío.

No se en que momento nos habíamos quedado dormidos pero ya eran las 9 de la noche.

—Gavi, despierta y responde al puto teléfono joder.—me quejé sacudiéndolo.

—Cógelo tú.—dijo con una voz ronca que si no estuviéramos en esa situación me habría puesto a mil.

Yo cogí su teléfono y respondí la llamada sin mirar quien era.

—Joder Gavi, por fin te dignas a contestar.Dijo un Pedri enfadado desde la otra línea.—Donde cojones estás que no estas en el comedor cenando.

—Eh...—dije nerviosa.

—¿Emi?.—preguntó dudoso Pedri.

—Hola...—respondí.

—¿Estas con Gavi?.—preguntó.

—Si, si. Ahora lo despierto.—dije mirando al chico que tenia enganchado a mi como un koala.—Adiós.—colgué la llamada.

Dejé el teléfono donde estaba antes e intenté despertar a Gavi.

—Gavi, tienes que despertarte o si no te van a regañar.—susurré en su oído mientras lo sacudía levemente.

—Me la sopla que me regañen, quiero dormir.—dijo apretando su agarre de mi cadera.

—Pablito, Pablito, no lo has entendido bien...—sonreí.—Tienes que levantarte ya o no volveremos a hacer maratón de series.—dije y él abrió los ojos de golpe.—Tu decides.—alcé los hombros.

—Esto es chantaje.—se quejó levantándose de la cama y poniéndose sus chanclas Nike.—¿Al menos vas abajo conmigo?.—preguntó.

—Si, me muero de hambre, no he comido en todo el día.—dije.

—¿Y eso?.—preguntó medio preocupado.

—No es nada, solo que no me he acordado de comer en todo el dia.—resté importancia.

—No es nada dice.—rodó los ojos.—Ahora vas a comer, te obligo.

—Si sargento.—bromeé.

Los dos reímos a la vez mientras salíamos de la habitación.

Fuimos lo más rápido que pudimos al comedor, donde ya estaban todos sus compañeros.

Pedri se levantó con una cara de enfado.

—¿Nos va a regañar o algo?.—le pregunté a Gavi en un susurro.

—El es el que da las peores broncas.—susurró rápido antes de que el canario se pusiera delante de nosotros dos.

—¿Se puede saber que cojones hacías vosotros dos juntos durmiendo?.—pregunto haciendo énfasis en la última palabra.

—Pues...—empezó hablando Gavi.

—Ni pues ni mierdas me explicáis la verdad ya.—ordenó.

—Chico pero déjanos hablar.—hablé.—El me ha visto entrar en mi habitación, me ha picado a la puerta para molestarme y luego ha entrado, ha insistido en ver una serie y nos hemos quedado dormidos. Ya está.—expliqué de mala leche.

—Perdón por ponerme así pero esque ninguno de los dos contestabais y... Yo que se, como os lleváis, o mejor dicho llevabais, mal.—explicó nervioso poniendo su mano en su nuca y bajando la mirada al suelo.

—Hermano, no nos puedes tampoco regañar así, como si fuese el fin del mundo.—dijo Gavi dándole un abrazo por los hombros a su amigo.

Pedri asintió arrepentido mientras le devolvía el abrazo, así que yo también me acerqué para unirme al abrazo de los dos chicos.

—No debí hablarte tan enfadada.—dije avergonzada.—Llevo todo el día sin comer y eso me afecta.—bromeé al separarnos del abrazo.

—¿Como?.—Preguntó.—A la mesa ahora señorita, nosotros dos te traemos la comida.

Me fijé en la mesa en como Sira y Mikky me miraban esperando a que fuera con ellas, así que eso fue lo que hice.

—Tía ¿porque no te cogiste el vuelo a la vez que nosotras?.—preguntó Sira.

Yo alcé los hombros. En verdad no sabía porque no había cogido el vuelo a la vez ya que podría haberlo hecho perfectamente. Así me habría ahorrado algunas lágrimas que solté por culpa de mi ex.

Estuvimos hablando un rato hasta que vinieron Gavi y Pedri, que me entregaron mi plato de comida, que por cierto, ponían un poco más de comida y se llevaban todo el buffet.

—Joder, ¿pero vosotros que habéis puesto aquí?.—pregunté mirándolos con los ojos como platos.

—Solo hay un poco de ensalada, pollo y pan, tampoco es tanto.—dijo Pedri.—No queremos que te nos desmayes.

—Gracias.—murmuré mirándolos con uña sonrisa.

Luego de eso ellos se sentaron en la misma mesa, justo al lado mío ya que eran los únicos sitios libres que quedaban.

Tenía a Gavi sentado a mi lado y al otro lado de Gavi estaba Pedri.

Comimos mientras hablábamos y reíamos entre todos. Hoy había conocido a algunos más del equipo y también me cayeron genial. Eran todos muy diferentes a como los ponían en los medios de comunicación.

Después de cenar fuimos todos a una sala de juegos que había. La mayoría nos sentamos en los sofás y algunos otros se pusieron a jugar al billar mientras hablaban con nosotros.

Yo me senté al lado de Gavi. Apoyé mi cabeza en su hombro y cerré los ojos durante unos segundos.

—Que sueño que tengo.—dije.

—Pero si te has pegado una siesta larguísima, que dices.—dijo Gavi girándose para mirarme, cosa que hizo que mi cabeza se cayese al sofá ya que estaba apoyada en el.

—Auch.—murmuré sobándome la cabeza.—Que bruto que eres.

—Que la princesita se ha hecho daño.—se burló.

Yo le miré entrecerrando los ojos le di un puñetazo en el hombro.

Ahora el que se quejaba era el.

Yo me burlé de él diciendo lo mismo que el me había dicho segundos antes.

Estuvimos en la sala de juegos una hora mas o menos, hasta que se hizo la hora que se tenían que ir a las habitaciones.

Yo los acompañé hasta la planta en la que dormían ya que yo tenía mi habitación en la misma.

Las dos ultimas habitaciones del pasillo eran la de Gavi y la mia.

—Buenas noches Pablito.—dije dándole un abrazo, que él correspondió a los pocos segundos.

Dejó un beso en mi sien y habló.

—Buenas noches Noemí. Que sueñes conmigo.—dijo burlón.

—Se dice "que sueñes con angelitos" no "que sueñes con demonios".—bromeé abriendo la puerta de mi habitación.—Chao.—me despedí alargando la o.

En Los Angeles.-Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora