Capitulo 5

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Salió de dentro de mi una vez estábamos menos agitados, se quitó el condón, lo tiró y volvió a la cama donde estaba yo.

—Y eso ¿que querías agradecerme?.—preguntó cómo si nada.

—Que gracias a ti me enteré que tenía más cuernos que un ciervo, así que gracias.—dije acariciandole el pelo al chico que tenía
tumbado en mi pecho.

—No sé si decir que lo siento o de nada.—bromeó.

—Yo digo que la segunda.—reí.

Yo seguía haciéndole caricias en la cabeza mientras él intentaba no quedarse dormido.

—He visto que ahora también te has hecho amiga de Mikky y Sira.

—Me he encontrado a Mikky en el spa y nos hemos puesto a hablar, luego me ha invitado a comer con ellas.—dije alzando los hombros.

—Oye...—dijo.—Perdon por hablarte mal las únicas veces que nos hemos hablado, siempre suelo estar de mal humor.

—No pasa nada, yo también te he hablado mal todas las veces.—le resté importancia.

—Ya, pero yo empecé.—elevó la cabeza para mirarme a los ojos.

—Ya he dicho que no pasa nada.—repetí dándole un beso en la frente.

Luego el se acomodó abrazándose a mi para intentar dormirse pero el sonido de su teléfono se lo impidió.

—¿Y este que quiere ahora?—murmuró para el mismo.—¿Que quieres Pedri?

—Tu que estás en nuestra habitación; ves a la de Noemí y dile que me conteste los mensajes, que no le llegan.—habló el canario a través de la línea telefónica.

—Voy. Hasta luego.—se despidió.

No dejó ni que su amigo le respondiese ya que le colgó antes.

—Ya has escuchado que tienes que hacer.—dijo.

Volvió a abrir la boca para decir algo más, pero luego se calló y no dijo nada.

—¿Que ibas a decir?.—pregunté cogiendo el móvil para responderle a Pedri.

—Nada, tonterías.—apartó la vista de mi y la puso en la ventana.

—Seguro que no son tonterías.

—Solo me preguntaba si tú y Pedri tenéis algo, siempre lo veo contigo.—dijo avergonzado.

Yo solté una carcajada y yo miré a los ojos.

—¿Como vamos a tener algo? Si nos conocemos de hace dos dias.—dije con una sonrisa en la cara.

—Conmigo solo te has hablado tres veces y ya hemos follado, así que no se que decirte.—alzó los hombros.

—Ya, pero contigo ha sido diferente, desde la primera vez que hablé contigo no te he podido sacar de mi cabeza.—admití avergonzada.

—Gracias a Dios que me has dicho eso.—suspiró aliviado.

Yo lo miré confusa.

—Yo tampoco te he podido sacar de mi cabeza, Noemí.—dijo abrazándose a mi y repartiendo besos por mi cuerpo.

—¿Vas a ir a los partidos?.—cambió de tema.

—He venido de vacaciones a Estados Unidos solo para ver los partidos, así que imagínate.—reí.

El me miró sonriente y apretó aún más el agarre del abrazo.

Yo lo abracé también y a los pocos segundos los dos caímos rendidos en un sueño profundo.

Unas horas más tarde unos golpes en la puerta me despertaron.

Gavi y yo seguíamos en la misma posición: los dos desnudos abrazados.

Lo moví pero no se despertaba, solamente apretaba más su agarre a mi cintura.

Quité sus brazos de mi cintura como pude y me vestí.

—¿Quien es?.—pregunté abriendo la puerta.

Encontré a Pedri detrás de esta y luego caí en que su amigo estaba tumbado en mi cama durmiendo desnudo.

—Hola Emi.—dijo alegremente.

—Hola Pedri.—respondí nerviosa.

—¿Puedo pasar?.—preguntó entrando al cuarto.

Entré en pánico, iba a encontrase con Gavi.

Fui corriendo donde estaba Pedri y me quedé flipando. Gavi no estaba durmiendo en la cama. ¿Donde se había metido?

—Te he traído todos los pases para ver los partidos.—dijo sacando los collarines esos donde se ponen las entradas VIP.

—Joder Pedri, muchas gracias, no hacía falta.—agradecí.—Aunque ahora no se a quien le daré la segunda entrada.—reí.

—Dásela a alguna mujer de algún jugador que aún no la tenga o algo así.

—Supongo que es lo que haré.—alcé los hombros restándole importancia.

—Bueno, me voy a ir yendo ya.—dijo levantándose.—Iremos luego a la piscina con algunos del equipo, ¿te vienes?.—preguntó.

—No quiero molestar.

—No molestas, así te presento a todos para otras veces.—dijo.—A las 18:30 en la puerta del comedor.—sonrió y se fue hacia su habitación.

—¡Adiós, eh!.—dije sarcástica al ver como andaba por el pasillo.

Cerré la puerta y entré al baño para ver si Gavi se había metido ahí.

—Que miedo he pasado.—dijo saliendo del baño.

Él estaba solamente en calzoncillos ya que era lo único que había podido ponerse antes de que Pedri entrara en el cuarto.

—Me cago en el puto Pedri.—se quejó.

Yo solo me reía de él mientras seguía con la mirada cada movimiento que hacía.

Cogí su ropa del suelo y se la lancé, el se la puso lo más rápido que pudo y se dirigió a la puerta.

—Adiós Pablito, nos vemos luego.—puse una sonrisa burlona en mi cara mientras cerraba la puerta.

Hoy en la piscina me lo iba a pasar bien.

En Los Angeles.-Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora