Capítulo 13

493 108 21
                                    

Elizabeth

(Voy a aclarar que algo de esto pasa en el momento del capítulo 12, pero desde la perspectiva de ella)

No sé cuántos días pasaron desde la última charla que tuve con Thomas por teléfono. Cuando me habló, instantáneamente, pude relajarme y creer que todo iba a estar bien, que volvíamos a ser los mismos de antes.

Hoy recibí la sorpresa de que mis dos mejores amigas vuelven a viajar para verme. Sé que están preocupadas por mí, más al enterarse de mi estado. Lo mismo hace Alex, comportándose como una especie de hermano mayor. Se están tomando cada tiempo libre que tienen para no dejarme sola, y eso es algo que definitivamente tengo que valorar y atesorar.

Mientras cocino algo para mis visitas, escucho a lo lejos que Mar habla con Alex de la situación económica de Thomas y del porqué ella piensa que no pudo acompañarlas hoy. Me sorprende que tengan una conversación tan abierta, de algo que no les incumbe en lo más mínimo. Sé que intentan cuidarme, y todo eso, pero me enfurece que no sean directos conmigo, como si fuera una muñeca de porcelana que cualquier cosa la puede romper.

Soy exactamente igual que mi mejor amigo, ya no estoy segura de llamarlo de esa manera, pero no sé qué es lo que somos en estos momentos.

Impulsiva, actúo sin reflexionar demasiado las cosas, ni las consecuencias que mis actos pueden llegar a desatar, no solo para mí, sino también para los demás.

Saco lo que estaba en el fuego de la cocina, preparando para tener una cena normal, mientras hilo de a poco la charla que sostienen; se los llevo a la mesa y de repente estos callan, haciéndome reaccionar cómo ya debería haber hecho.

Doy media vuelta, mientras ellos hacen como si no pasara absolutamente nada y voy directo hacia mi habitación a hacer las maletas. No voy a dejar que se derrumbe la única persona que estuvo conmigo cuando mi mundo se fue abajo.

Independientemente de que estemos o no juntos, él siempre fue mi ancla en demasiadas situaciones diferentes, así que esto está decidido.

Por mi cabeza pasan un montón de cosas, porque no soy una persona irresponsable tampoco. Intento pensar qué puedo hacer o decir para justificar el único examen que me falta para dar y al fin obtener mi título para comenzar la Universidad y sé con seguridad que voy a perder el trabajo, pero tenemos que salir a flote de alguna manera.

Thomas no tiene a nadie más, excepto a mí.

Dejo la tarea a medias cuando en mi estómago se forma un nudo, y me obliga a salir corriendo directo al baño a vomitar.

— Eli no puedes irte así. —Me dice Alex.

— Eli, por favor... — Esta vez la que habla es Mar, acercándose a mí para sobar mi espalda.

Alice está callada, tan callada desde que llegó, que solo se limitó a escuchar todo lo que decíamos sin emitir sonido. Me enjuago la boca y me echo agua a la cara. Salgo sin siquiera secarme, a ver si así logro espabilarme un poco.

— ¿No vas a decir nada? — Le pregunto a mi amiga, la muda, parándome frente a ella. Es a la única que falta opinar algo de mi vida.

— Deja de ser tan cobarde y afronta las cosas como son. — Se da media vuelta y sale. Todos nos quedamos pasmados ante el tono de voz que utilizó conmigo.

Es como si le hubiera salido otra cabeza. Vuelve a entrar a la habitación y empieza a ayudarme a empacar. No sabemos cómo reaccionar ante una Alice sacada de sus casillas, porque jamás la vimos así.

— Mira Elizabeth. El amor que se tienen estuvo siempre ahí, justo ahí, ante los ojos de los dos y de todo el puto mundo. Si no se dieron cuenta ustedes a tiempo, es porque querían tapar el sol con un dedo. Pero, hasta tu mamá lo decía, y te lo repitió mil veces. "Ustedes están hechos el uno para el otro" — Enfatizó sus últimas palabras poniendo comillas y realmente escuché a mi madre decir esa frase en varias ocasiones.

Querido Diario IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora