Thomas
Me despierto con Ross a mi lado y Mar mirándome fijamente, mientras una lágrima cae por su mejilla y aunque me duele la cabeza un montón, puedo entender que no está en ese estado por mí.
— ¿Qué pasó? — Pregunto intentando sentarme en la cama, pero un fuerte tirón en la parte del abdomen, me hace volver a mi lugar inicial.
Mar es la que me explica lo que ha pasado mientras los recuerdos vienen a mi mente. Los tipos armados, el estallido, el asfalto mojado.
— Thomas... — Mar intenta decir algo más, pero Ross la mira mal. Es tanta la tensión entre ellas que se nota en el aire.
— Elizabeth estuvo aquí. — Finalmente confiesa Ross mirando hacia abajo.
—¿Qué? ¿Cuándo? Hazla pasar.
— Ya no está. — Murmura Mar y le ruego con los ojos que me diga que pasó. — Ross no dejó que se quedara.
— ¿Ross? — Estoy totalmente confundido por lo que me están diciendo, no tiene sentido.
— Estabas mejorando sin ella, y cuando la viste nuevamente en Las Vegas... — Si piensa que la voy a dejar terminar, está equivocada.
Me arranco el suero que tengo puesto y los cables de las máquinas comienzan a hacer un ruido horripilante poniéndome la piel de gallina al sentir el dolor de mi cerebro mucho más acentuado.
— Thomas. — Solloza Ross. — Estás débil todavía, cálmate. Mira tu brazo, estás sangrando, te arrancaste las vías...
No le presto atención, esta vez fue muy lejos, ella no tenía el derecho de echarla sabiendo todo, o casi todo lo que pasa entre nosotros.
Logro sentarme en la cama, haciendo todas mis fuerzas para alcanzar mi ropa que están del otro lado de la habitación en una bolsa, y sucia por lo que veo.
— Me importan una mierda las vías. ¿Dónde está Mar? Sé que sabes dónde la puedo encontrar. Necesito hablar con ella, necesito que me diga algo, que aclaremos toda esta mierda de una puta vez. — Me agito cuando hablo, mi voz sale entrecortada y es doloroso, tanto físicamente por mi estado como emocionalmente.
— No lo sé Thomas, lo siento.
— Mentira...
— Thomas cálmate. — Me exige Mar. — No deberías estar haciendo esto, aún estás débil, si los médicos se dan cuenta de lo que estás intentando...
La debilidad hace que me maree ante mi intento de pararme, siento a las mujeres que estaban conmigo sosteniéndome una de cada lado. ¡Mierda, mierda, mierda! No puedo sostenerme ni siquiera por mi propia cuenta, estoy hecho un completo inútil. La vista está nublada y unos quejidos de dolor salen por mi garganta involuntariamente.
— ¡Enfermera! — Oigo gritar a Ross, mientras intentan recostarme
— Si empiezas a portarte como un ser civilizado, prometo intentar que Elizabeth hable contigo. — Mar me susurra esto en el oído e instantáneamente coopero. Espero que lo cumpla.
Los profesionales llegan al instante, percatándose de que algunos puntos en mi abdomen se abrieron. Vuelven a estabilizarme con el suero y reconectan las máquinas.
Los días pasan así, entre comidas insulsas de hospital, medicamentos y mi ira a flor de piel. Ya ni sé por qué estoy tan enojado. Si es con ella, conmigo mismo o con la vida que lo único que hace es empeñarse en vernos para el culo.
¿Cuándo mierda se va a terminar toda esta puta agonía?
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Querido Diario II
RomansaDos mejores amigos... Dos reacciones diferentes... A pesar de que se conocían desde chicos, y de tener claro cuáles eran sus lugares, sus sentimientos crecieron de una forma descontrolada, llevándolos a tomar decisiones que los hicieron cometer un e...