el caso Derrick

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09 de Octubre de 1998

Agnes bajó las escaleras corriendo mientras sostenía fuertemente en su mano dos dibujos para sus hermanos Abigail y Archibald, con motivo de su cumpleaños número doce.

—¡Agnes! No estés corriendo dentro de la casa— la reprimió su madre, logrando que la pequeña de cuatro años se detuviera en seco y la observara con timidez.

—Pedón, mami— susurró antes de salir al patio, donde se estaba llevando a cabo la fiesta de cumpleaños de los gemelos y los buscó con la mirada.

Archie se encontraba platicando con Annalise Doffrey, una compañera de salón de los gemelos, mientras que Abbie estaba platicando con sus amigas completamente alejadas de los adultos. Sus primos se encontraban corriendo y jugando por todo el patio, evitando deliberadamente acercarse a la alberca por miedo a caerse a pesar de que se encontraba cubierta.

Con paso decidido, Agnes avanzó hacia su hermano primero, parándose frente a él sin decir nada y únicamente extendiendo el dibujo.

—¡Aggie! Guau, ¡qué padre!— le sonrió a su hermana genuinamente, antes de estrecharla entre sus brazos. —Muchas gracias por tan espléndido dibujo.

La pequeña rubia le sonrió felizmente una vez que el castaño la soltó lo suficiente como para verlo a la cara.

—De nada, Achie— dijo y frunció las cejas antes de volver a observar a su hermano. —Archie.

Finalmente, satisfecha con su pronunciación, corrió hacia donde se encontraba su hermana, dejando al gemelo sonriendo con diversión.

—¡Nessie! Princesa, hola— la saludó su hermana, siendo imitada por todas sus compañeras que, de igual manera, adoraban a la pequeña rubia de cuatro años.

Sonriendo brillantemente, le extendió el dibujo que había hecho para ella y, con sus mejillas sonrojadas, puso sus manos detrás de su espalda esperando por la reacción de su hermana.

—Oh, qué hermoso dibujo, Ness— la felicitó Abbie, mientras observaba detenidamente el dibujo que la pequeña Gallagher había hecho para ella. —Muchas gracias.

—Feliz cumpleaños, Abbie— le sonrió antes de que las amigas de Abigail la tomaran en brazos y se turnaran para darle mimos y cariños a Agnes.

Al final de la fiesta, la rubia terminó dormida en los brazos de Archie, que la arrullaba entre sus brazos después de haber pasado alrededor de una hora tratando de consolarla. En su frente tenía un pequeño corte que comenzaba a ponerse morado a causa de una terrible caída de la que nadie se había percatado, hasta que la pequeña niña salió del interior de la casa llorando desconsoladamente.

El primero en notarla había sido Archibald, que había corrido a su encuentro al ver la sangre escurrir por su frente. Acto seguido, Axel había acudido a apoyar en cuanto había escuchado el llanto desconsolado, siendo seguido por su padre, que inmediatamente había enviado a sus hijas por material para tratar la herida de la menor de la familia. Todos en la fiesta se habían tomado turnos para intentar consolarla sin lograr tener éxito, siendo el gemelo quién había vuelto a tomarla en brazos decidido a tranquilizarla, ya que su hermana se negaba a ser sostenida por su madre, que lucía frenética y hasta nerviosa. Finalmente se había quedado dormida en los brazos de su hermano de doce años, suspirando temblorosamente con cada respiración pese a estar profundamente dormida.

—¿Por fin se calmó?— le preguntó Axel, acercándose a sus hermanos menores.

—Por ahora— suspiró el gemelo, sin dejar de observar el rostro enrojecido y bañado en lágrimas de su hermanita.