Versos 1/2

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Había pasado un año desde la muerte de la abuela de Zhan cuando decidió mudarse a un apartamento mucho más pequeño. Como no había familiares que le siguieran y ni un gato de consuelo, no necesitaba vivir en la gran casa que su abuela le había dejado. Decidió venderla y comprar un pequeño apartamento de tres habitaciones, una cocina y un baño. Una habitación era utilizada como un despacho, y además de la habitación para dormir, dejó una para invitados. Eso suponiendo que su hermano alguna vez irá a visitarlo. No había nada más, y no lo necesitaba. Le gustaba estar solo y sin ruido a su alrededor así que era suficiente.

Sin embargo, un inesperado evento le hizo a Zhan darse cuenta de cuán desgraciada es la realidad. Frente a su apartamento, hay una terrible familia de tres. Una pareja de empleados comunes con un hijo. Lo terrible no era que fueran vecinos cuyo comportamiento afectaba a Zhan; no, ellos eran una familia muy funcional; lo terrible era que ese niño en realidad era muy atractivo. El niño, Wang Yibo, no era tan alto, pero sí muy guapo. Su cabello castaño era muy sedoso y sus rasgos faciales eran muy encantadores aún si el chico siempre tenía cara sería. Tenía hombros anchos, cintura estrecha, y piernas largas. Además, de ser muy guapo y sexy, era un amante del deporte. Y, por lo tanto, siempre salía de casa y se encontraba con Zhan sin saberlo. La realidad era muy cruel al tentarlo con un joven tan apuesto, pero de apariencia extremadamente joven.

Xiao Zhan descubrió que posiblemente, además de gay, fuera también un pedófilo. Desde el primer momento en el que vio al chico, algo en su ingle reaccionó, como si quisiera saludar, incluso las piernas se sintieron débiles y su ano se contrajo inconscientemente. Con tan solo pasar al lado del niño y oler la fragancia masculina que desprendía, Zhan sentía que podía abrirse de piernas y gritar como una perra para ser tomada por el menor. Realmente un deseo terrible. El chico obviamente era ilegal, pero Zhan realmente se sintió atraído por él.

De manera inconsciente o no, Zhan comenzó a seguir con sus ojos al niño cada vez que pudiera. La cosa que le mantenía encerrado en la jaula no le permitió cometer un crimen como acostarse con un menor, afortunadamente. Sin embargo, estar a dieta no significaba que no podía ver el menú. Sus ojos seguían al niño cada vez que este salía de su casa y que casualmente se encontraban. "Casualmente", Zhan salía de su casa a comprar algo al pequeño supermercado en la planta baja cuando el niño salía de su casa para su entreno. Zhan dedujo que el niño jugaba básquetbol por el uniforme, pero también descubrió que el niño haría otras actividades. Por ejemplo, lunes, miércoles, y viernes, jugaba básquetbol mientras que martes, jueves, y sábado, vestiría ropa oversize y saldría a algún lugar mientras escuchaba música en sus airpords. Sin embargo, aunque saldría casi todos los días, siendo domingo el único día que descansaba en casa, la hora siempre sería la misma, de 4:00 a 7:00 pm. Así que, Zhan siempre saldría a las 4:00 p.m. a comprar algún snack en el supermercado y se encontraría con su vecinito quien tomaría el ascensor con él.

Mientras estuvieran en el ascensor, ninguno abriría la boca. Zhan estaba demasiado nervioso y excitado como para comenzar una conversación mientras que Wang Yibo ni siquiera se molestaba en fingir una sonrisa de saludo. Xiao Zhan incluso logró saber cómo se llamaba su vecinito solo porque una mañana oyó a la mamá del niño llamarlo por su nombre. Después con una búsqueda rápida en Facebook supo que el niño tenía sólo 16 años. Xiao Zhan recuerda que cuando tenía 16, aunque ya había experimentado algo de la vida, jamás se vio tan suave y atractivo como ese niño. Por lo tanto, aunque Zhan se atrevía a verlo todos los días con una excusa, nunca tomaría la iniciativa de abrir la boca.

Debido a que solo miraba al niño y no hacía nada, su deseo reprimido incrementaba con el tiempo. Comenzó a masturbarse con la imagen del niño. Había robado unas fotos de Facebook, las pocas que tenía porque al parecer al niño no le gustaba publicar mucho, y comenzó a verlas mientras se penetraba con sus dedos. Sin embargo, ver y no tocar siempre fue un martirio, y aunque sus dedos siempre jugaban en su agujero, no era suficiente. Xiao Zhan sentía que en cualquier momento se tiraría sobre el niño, le bajaría los pantalones, y, luego, le haría una mamada en el ascensor. Con sus pensamientos cada vez más desbocados, Xiao Zhan temió realmente perder el control.

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