Era la noche de un día sabado, cuando le pasó algo inesperado a Xiao Zhan. Esa noche del sábado marcó el cambio en la vida de Zhan. Era ese tipo de cambio que había estado anhenlando por tanto tiempo. Esa noche Xiao Zhan estaba preparando su cena. Por lo general, cena a las siete de la noche, pero ese día había tenido que trabajar un poco más así que estaba cenando a las ocho. Justo cuando planeaba centarse a la mesa, el timbre de su puerta sonó. Zhan se preguntó quién sería el que estaba tocando a su puerta a esa hora. Debido a que no salía, a excepción de lo importante, no tenía ninguna buena y profunda relación con sus vecinos, y como no había hecho ningún pedido online se extraño por dicho evento. Cuando se acercó a la puerta y vio por la pantalla quién era, casi se le sale el corazón del pecho. ¡Su vecinito estaba esperando frente a su puerta! Inmediatamente, Zhan vio las ropas y recordó que ese día no era día de entreno; por lo que, seguramente había regresado de su práctica en la escuela de baile. Si, también habia descubierto que el joven era bailarín. Xiao Zhan no sabía por qué su vecino tocaría a su puerta un sábado, pero estaba internamente emocionado. Sin embargo, a pesar de no saber la razón por la cuál el joven estaba ahí, se arregló lo que pudo; planchó con la palma de sus manos sus ropas; se peinó su cabello asegurandose de verse bien, y abrió la puerta.
"Hola, vecino" saludó con esa exquisita voz el joven.
ZHan tragó saliva antes de hablar porque sentía que le temblaría. " Hola, vecino. ¿Me necesita para algo?"
"En realidad, sí. Olvidé mi tarjeta de acceso, y mis padres no estarán en casa hasta mañana. Me preguntaba si podrías darme asilo por esta noche."
Zhan casi no podía creer lo que el joven le estaba diciendo. Era casi imposible pensar que alguna vez tendría esa posibilidad de tener en su casa al joven. Zhan casi que quiso gritar de emoción, pero se contuvo.
"¿Por qué no llamas a recepción?" soltó Zhan sin darse cuenta. En su fuero interno se lamentó hasta las lágrimas, pero ya lo había dicho.
Al joven no pareció importarle y dijo: "En realidad, llamé, pero me dijeron que la persona a cargo no estaba. Parece que tuvo un incoveniente o algo así. Por favor, vecino, apiadate de mi. No quiero dormir en el pasillo hoy."
El joven actuó de manera tan lastimera que Zhan no pudo evitar sentir pena. Obvimente, era el joven que le gustaba no solo físicamente sino espirtualmente; así que, no podía resistir una carita de perrito herido. En consecuencia, no lo pensó más y aceptó. Este tal vez era un regalo de la vida; por lo que, lo tomaría gustosamente.
"Bien, entonces, pase."
El joven sonrió hermosamente mientras se abría paso hacia el apartamento. Cuando pasó al lado de Xiao Zhan incluso palmeó el hombro de Zhan mientras le agradecía. Zhan no pudo evitar temblar ante el contacto. Era la primera vez que el joven le tocaba, y fue tan efimero, pero incluso si fueron solo dos segundos, pudo sentir una corriente eléctrica atravesar su cuerpo. Zhan se dirigió hacia la sala donde el joven estaba parado a la mitad y que hermosa era la imagen. Zhan no pude recordar cuántas veces se había imaginado a Wang Yibo en su sala de esa manera aunque sin ropa. Pero finalmente el joven estaba ahí lo cual era un sueño hecho realidad.
"¿Ya cenaste?"
Zhan dejó de hablar con formalidad al notar que el joven hablaba con el con informalidad. Eso le hizo sentirse bien porque se sentía cerca del joven.
"Todavía no. Se supone que mi madre me dejaría la cena, pero..."
No había necesidad de seguir ya que era obvia la situación. Zhan, por lo tanto, fue hacia su cocina y sirvió otro plato con comida para el joven. Zhan tiene la costumbre de cocinar mucho para luego guardarlo y calentarlo al día siguiente, pero esta vez agradeció tener la costumbre porque pudo alimentar a su vecinito.
ESTÁS LEYENDO
Depravación
AléatoireSimplemente narra la mente más sucia y retorcida de un hombre que ama al hijo de su vecino. No hay nada bueno que ver, no hay nada justificable, todo es asqueroso, y son los deseos más bajos los que poco a poco se abren camino durante la lectura...