Puente

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Lo que sucedió hace una semana fue como un sueño para Zhan. A veces se despertaba por la madrugada y se preguntaba si lo que pasó fue solo su imaginación, jugandole nuevamente una mala broma. Sin embargo, recordaba claramente como su agujero se extendió para recibir al enorme miembro del otro, y se consolaba diciendo que ni en sus mejores sueños había podido sentir con exactitud dicha acción. Por lo tanto, debía de ser verdad.

Xiao Zhan realmente se acostó con su vecinito. Él realmente tuvo el placer de conocer los labios ajenos, de tocar la exquisita piel y de disfrutar la penetración abusiva del pene del otro. ¡Dios! noㅡ no Diosㅡ más bien ¡Satanás! porque luego de haber cruzado la línea, Xiao Zhan estaba seguro de que se iría al infierno. Dejó libre a su depravación para que hiciera lo que quisiera. Lo pusieron en tantas obscenas y degradantes posiciones a las cuales un "hombre" no debería de someterse. Si su abuela lo supiera, Xiao Zhan estaba seguro de que lo condenaría al infierno, pero... ¿y qué? ¿Era justo sufrir en la tierra y además sufrir en el infierno? Xiao Zhan pensaba que no. Toda su vida había pasado conteniendo a ese ser interno por miedo a ser juzgado, señalado y discriminado, pero nadie le dijo que ese demonio interno podía hacerlo sentirse tan bien. Nadie le dijo la satisfacción, placer, paz mental, y alegría que traería el dejarse llevar por los instintos más bajos y exigencias de la depravación. Xiao Zhan no debería sentirse mal por hacer lo que anheló por años solo por una idea preconcebida de la cual no sabe siquiera si es verdadera.

Xiao Zhan tenía claro que nadie era perfecto y que algunas cosas no se podían evitar. Hace un tiempo, en busca de ayuda, fue a un psicólogo quien le dijo que ser gay no era algo malo. El único problema de ser gay era que Zhan no podía aceptarse a sí mismo, pero que cuando lo hiciera, se sentiría mucho más libre. Y en efecto, Zhan se sintió libre. Después de acostarse con su vecino se dió cuenta de que no era el único que tenía a un monstruo dentro. Hay sacerdotes, pastores, monjas, obispos, quienes se suponen son las mayores santidades en la tierra que también luchan constantemente contra el monstruo interno, e incluso algunos llegan a satisfacer a su depravación cometiendo delitos. Entonces, si ellos podían hacerlo ¿por qué no podía hacer lo Zhan Zhan? Quizás era porque Wang Yibo le abrió los ojos o porque ya no se negaba a aceptar la realidad, pero se había dado cuenta de que muchas personas en la sociedad estaban en constante lucha contra la depravación y algunos, los más felices, liberaron al monstruo y lo complacían ante cada demanda. Y de esa manera, Zhan se dió cuenta de algo muy importante: El monstruo cuando no obtiene lo que quiere por un tiempo prolongado se volverá exigente e incluso loco. Mientras más lo supriman, creará un punto de quiebre y las acciones que realizará serán irreversibles y devastadoras. Sin embargo, si se le consciente desde un principio y no se le restringe severamente, el demonio ese no será exigente, volviéndose fácil de complacer.

Xiao Zhan se percató de la diferencia entre suprimir y dominar. Naturalmente, la depravación no nació para ser subyugada bajo un hipócrita que se niega a sí mismo, pero si para trabajar y ser comprensivo con aquel que lo consciente. Ya no es irracional y exige la matanza, la violación, la fornicación o el suicidio, sino que exige un opción menos radical y más aceptable. El que tenía impulso de matar, se volverá carnicero en una tienda, el que queria violar, se volverá verdugo en la carcel, a la persona que le gusta fornicar, se volverá una prostituta bien remunerada y al que le gusta el suicidio, se volverá soldado para pelear en la guerra. Quizás algunas de las acciones traerán honor o quizás no, pero todo es subjetivo. Xiao Zhan ya no pensaba tontamente que el negro es negro y que el blanco es blanco. Ahora, sabe que puede haber gris, azul, morado, celeste etc. Hay una diversidad de cosas y opiniones que no importa desde qué punto se vea, nunca habrá una verdad absoluta por lo tanto vivir como quiere no le hace daño.

Una vez que Xiao Zhan llegó a la conclusión mencionada anteriormente, la jaula que le encarcelaba desapareció. Lo que era mejor aún, era que tenía novio. Sip, tenía novio. Wang Yibo le dijo ese día que le pertenecía y que desde ese momento en adelante ambos eran pareja. La declaración fue tan asombrosa como lo fue unir sus cuerpo durante casi todo el día. El joven parecía estar interesado en él así como Zhan lo estaba de él; así que, por primera vez en 26 años, Zhan tenía un novio, y uno muy guapo y atrevido. Debido a que Yibo es tan atrevido, Zhan ya no siente pena por ser quien es y hace tonterías como la que haría en un momento.

DepravaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora