Depravación

Versos 2/2

Xiao Zhan quería preguntarle al niño la causa de su ausencia, pero temía exponerse si lo hacía. Así que cuando el elevador llegó, solo pudo meterse sin prestar atención - o más bien fingiendo que no prestaba atención- al niño. El niño subió al igual que él, y el silencio fue su tercera compañía. Zhan no pudo evitar mirar al niño desde el rabillo de su ojo. Miró la camiseta negra y los pantalones grises que eran muy grandes para el niño, pero que lo hacían lucir malditamente sexual. Zhan inconscientemente trago grueso y pensó que al regresar a su apartamento necesitaría otra sesión con Yibo 0.2 para calmar su sed.

De alguna manera, Zhan se encontró a sí mismo imaginándose con el niño cojiendo en pleno elevador. Se imaginó algo mucho más sucio que lo que Anastasia y Christian Grey habían hecho en el elevador. En verdad, se vio a sí mismo tomando la iniciativa de ponerse frente al niño; susurrar el nombre del otro, y mientras el niño le miraba con esos ojos serenos, inclinarse y apropiarse de los bellísimos labios del niño. Primero, besaría suavemente, y luego sacaría la lengua para probar los labios. Una vez satisfecho con eso, volvería a unir los labios e instigaría al otro con su lengua para entrar en la cavidad bucal del niño. Navegaría dentro de la boca probando el intoxicante sabor de la saliva, y luego llevaría sus manos hacia el pene del otro. Acariciaría y tentaría al otro esperando una reacción, y cuando la tuviera, cuando ese pene adolescente se pusiera duro, no dudaría en darse vuelta, bajarse los pantalones exponiendo la piel de sus nalgas, poner sus manos sobre la pared de metal, y finalmente inclinarse ofreciéndose a sí mismo para una penetración feroz. El niño no podría soportar ver su tierno agujero contrayéndose deseoso de comerse el pene, y Wang Yibo finalmente lo tomaría en el ascensor. Fantaseó con las estocadas brutales y placenteras del niño. Se imaginó siendo humillado y sometido bajo las manos del niño. Cada mano era enorme y cálida y cuando tocara su piel, esta se calentará y enrojecerá de placer. Se imaginó su cuerpo sudoroso y pegajoso lleno de fluidos de ambos, y no pudo evitar temblar, casi llegando a una eyaculación.

Cuando recuperó su mente, el ascensor ya había llegado a la planta baja. Eso significaba que había desperdiciado su tiempo para ver al niño con otras cosas dentro de su cabeza. No pudo evitar suspirar resignado. Ellos vivían en el octavo piso, pero obviamente el trayecto siempre era muy corto. Deprimido, se bajó del ascensor, y cuando pensó que sus pocos minutos de felicidad se habían desperdiciado la realidad le hizo nuevamente saber de su presencia.

Cuando bajó del ascensor, la voz magnética y melodiosa de un hombre se escuchó detrás de Zhan. La voz no era inmadura como la de un niño en pubertad. La voz tan profunda y sensual con vibración grave llegó desde el elevador. El hombre le pidió que se detuviera, y Zhan parecía hechizado porque realmente se detuvo. Cuando se giró, se dio cuenta que la voz exquisita provenía de su niño, y casi no pudo contener la alegría. Jamás esperó que el niño le hablara, y se puso algo nervioso. Y como estaba nervioso, no habló y esperó a que el niño hablara cuya voz le estaba dejando en claro que ya no era tan niño.

"Se te cayó esto"

Dijo el adolescente mostrando una tarjeta magnética. Dicha tarjeta era la llave del apartamento de Zhan. Quizás en su aturdimiento loco lleno de deseo dejó caer la tarjeta. La verdad sería lamentable si la perdiera porque tendría que llamar a recepción para que lo ayudarán lo que le haría perder mucho tiempo. El niño realmente le ayudó mucho. Xiao Zhan tomó la tarjeta y miró al niño frente a él. Sus habilidades sociales eran buenas, después de todo su abuela lo había criado para ser excelente y destacar en la sociedad. Era solo que, desde que su abuela murió, decidió dejar de lado esa vida de cansancio y mentiras; por lo que, no tenía amigos. Sin embargo, aún podía hablar con el niño sin verse como una colegiala enamorada.

"Gracias, me salvaste."

"No es nada, pero deberías ser más cuidadoso. En realidad, te quedaste aturdido viendo hacia el frente mientras dejaste caer tu tarjeta. Pensé que la recogerías, pero parece que ni te diste cuenta."