¿Qué hechizo me echaste para que no pudiera soltarte? ¿Sería ese perfume Moschino que usabas? De todas formas, estoy aquí de nuevo, intentando escribir una carta de despedida porque no pude despedirme de mis sueños antes. Lo único que te agradezco es el haber aparecido antes de dañar un corazón inocente. Aun así, me sigue doliendo el haberme roto promesas que yo mismo hice. ¿Por qué razón te elegí a ti? Te juro que me haces dudar de mi cordura. Tenías algo especial, pero se quedó en un "tenías". Ni a los ojos me miraste la noche que me diste el último beso de Judas.
¿Qué sería de mí ahora si no hubiera abierto los ojos? Sé que algunos pilares se derrumbaron al hacerlo, pero si no lo hubiera hecho hoy serían ruinas. Nunca diré que vencí ese dolor, pero me bastó con olvidarlo. Esa noche de San Juan quemé todos tus recuerdos entre pavesas. Las hogueras calcinaron las cuerdas que me ataban a ti y mi suspiro las quebró.
En mi mano sigue estando el anillo de plata que nunca te di. Espero que cada vez que vuelvas a mi mente me recuerde todo lo que un día destruiste. Al cielo pongo por testigo de que nunca más miraré atrás.