🔥CAPITULO 38🔥

1.2K 110 3
                                    

SIN EDITAR

Una semana después...

🥵<<{Matheus}>>🥵

Se lo que quiere cuando me hace bajar junto a ella en el calabozo en el que se encuentra Amira, a la que encontramos hace cinco días, estaba escondida como un ratón en casa de unos amigos, que también resultaron muertos.

Sé que quiere cumplir con la tradición.

Aunque no era necesario, porque nos castigo sin sexo por permitir hace tres dias que la empleada de la tienda de bebes tocara nuestra mano cuando nos devolvia la tarjeta.

Venus: Hola.

Saluda alegremente a Amira quien la mira con asco y un poco de dificultad, ella dijo que no quería que la matemos, no que no podíamos torturarla, así que vivimos cada noche a golpearla.

Por turnos para que todos pudiéramos hacerlo.

También vinieron varios hombres a hacer y grabar lo que ella subió de mi mujer, para que entienda lo que ella sintió, pero no funcionó, la muy hija de puta hasta lo disfruto.

Entre más la golpeaban y para follarla más disfrutaba, sangro, si, pero eso no le evitó gemir y pedir por más.

Amira: Perra.

Venus: Lo soy, soy una buena perra a la que tu novio, mi esposo, ama.

Matheus: No es mi novia.

Digo con asco, nunca lo fue.

Venus: Cierto, no lo es.

Le sonríe y empieza a sacarse la ropa.

Venus: No te molesta ¿verdad? Ya viste mi cuerpo en esos vídeos.

Me saco la ropa al igual que ella quedando desnudo y con la polla erecta por verla.

Amira: Vi ese cuerpo, muchas veces.

Dice con una sonrisa viéndome y se relame los labios.

Venus: Si, me enteré, también me enteré que después ibas a la morgue y se me pasaban los celos, total, te gustan más los muertos que los vivos, ¿No?

Que puto asco, vi las imágenes y tube que vomitar.

Amira: A tí te gusta tu papi ¿No?

Venus: Si, ¿Verdad papi que me gustas?

Quisiera no admitir que mi polla brinco por la forma tan aniñada que lo dijo.

Matheus: Si bebé.

Venus: ¿Puedo montarte papi?

Me siento en el sofá frente a Amira mientras masajeo mi polla.

Matheus: Siéntate en el regazo de papi, bebé.

Camina hacia mí mordiéndose el labio inferior y se monta en mi regazo, su calor llega hasta la punta de mi polla y me tiene siseando con anticipación.

Baja sobre mi polla y clavo mis dedos en sus caderas cuando su estrecho coño devora por completo mi polla.

Matheus: Joder... bebé... —gimo sin contenerme— brinca sobre papi bebé.

Lo hace, brinca sobre mi como si su vida dependiera de ello.

Clavo mis talones en el suelo y la embisto llegan más profundo cada vez que baja.

Su estrechez me hace perder la cordura tan deliciosamente que no puedo hacer más que gemir.

Venus: ¡Ah!

Ayudó a su cuerpo a brincar con mis manos, subiendo la y bajandola apretando sus caderas.

Sus nalgas rebotan sobre mi pelvis condenadamente rápido y me encanta el eco que producen.

Matheus: Oh... bebé...

Amira: Eso es buena perra.

Hago que me mire cuando esas palabras calan profundo en ella y baja la velocidad con la que brincaba.

Matheus: Soy yo bebé, soy yo.

Se inclina a besarme mientras sigue montandome con las ganas acumuladas de un mes.

Carajo, todavía no sé cómo aguantamos un mes sin estar dentro de ella aquella vez por el embarazo, ahora ya llevábamos tres días de castigo y estábamos saltando por las paredes.

Aunque, hay que decir la verdad, el que más empeño le puso a la tarea de negarle todo tipo de acercamiento sexual con él o con el resto a Venus, fue Akos.

No comprendo de dónde sacó tanta fuerza, yo a la primera semana ya quería estar tan profundo en ella que podría perderme por días.

Aunque luego entendí la razón y se lo agradezco profundamente a Akos.

Venus: ¡Ah! ¡Papi!

Carajo...

Mierda...

No sé qué es lo que más me hace delirar, el calor de su coño apretando cada vez más, las nalgas rebotando en mi pelvis o como me acaba de llamar.

Quizás sean todas combinadas, pero no puedo evitarlo, gimo sin control cada vez que mi polla se hunde en ella y tiró mi cabeza hacia atrás cuando su boca deja largos y excitantes besos en mi cuello.

Matheus: Joder... bebé... más...

Más rápido, más fuerte, más duró.

La ayudó y nos acoplamos en un vaiven intenso que me tiene viendo blanco de tanto placer.

Venus: ¡AH!

Cae sobre mi pecho cuando ambos acabamos al mismo tiempo, siento su corrida caer por mi entrepierna hacia el sofá.

Matheus: ¿Mi bebé tuvo un squirt?

Venus: Carajo, sí, tuve un squirt.

Matheus: ¿Quieres ir cambiándote mientras llamo a los chicos?

Venus: Estemos así un rato más, me gusta escuchar tu tonto corazón latir freneticamente.

Puede que esté loco, o no, pero siento mi cara muy caliente por sus palabras y apostaría a que me sonroje.

Tiene razón, mi tonto corazón enamorado late freneticamente con ella.

Venus. 10° Versión (Más es mejor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora