Me hiciste sentir amada, y me mentías mirándome a los ojos.
Alteraste mi juicio y me manipulabas.
Me hacías sentir culpable de errores que ni partido tenía.
Hasta los chantajes emocionales lo veía como un acto de amor.
Me volviste insegura, dudaba todo.
Usabas mis carencias emocionales para llegar a mi, al punto que me apagué tanto que era codependiente de ti, volvía una y otra vez, tanto que era axficiante.
Hasta que te cansaste y me desechaste como si nunca me hubieras tenido, como ese juguete roto y viejo que ningún niño desea.