Autobús

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La mente divaga cuando los minutos pasan a paso de horas, largas y eternas. Melodías cambian a través de los cascos mientras el mundo gira en mi cabeza quizas a causa del mareo del cuerpo. Miro a través de la ventana,  sigo cerca de la estación como si el camino se agrandara después de la eternidad del día. Los ojos ocultan la luz hasta tocar la oscuridad donde mis sentidos se intensifican y mis tripas rugen cual león de casería. En un susurro ahogado tan ligero como un sueño, contemplo el añoro por mis tibias cobijas envolviendo mi arapos del frío arrollador de la noche. Suplico en el silencio hallar el confort de casa, a sabiendas de la posibilidad de toparme con la frialdad del lugar, envuelta en el calor del olvido, encerrado esperando un alma amarga, que trae consigo alivio junto a lagrimas nuevas por dolores del pasado.

Refugiándo me en las letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora