Borrador

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Intento concentrarme en el ahora y en medio de la oscuridad constante de un parpadeo, imágenes se reproducen en mi mente capturando mi atención hasta dejarme sin aliento. 

Lo primero que se cruza por mi mente, son nuestros cuerpos; el mío sobre el tuyo escuchando los latidos de tu acelerado corazón. Inicio por el final de algo que se ha vuelvo una conversación diaria que nunca llega a un final por más que intento evitarlo. Todo vuelve a tomar color y asimilo lo que vi. Vuelvo a sumergirme en esa oscuridad sin nada que decir o pensar. Las escenas corren distinto. 

Miro a la nada mientras tu pecho tropieza con mi espalda, tus manos recorren mi cintura hasta rodearla y tu rostro se hunde en el hueco de mi cuello, empiezo a inhalar y exhalar con mayor rapidez mientras el aire que exhalas eriza mi piel y sé que lo haces apropósito, quieres ver el efecto que causas en mi por la falta de mis palabras. 

Giras mi cuerpo sin darme tiempo a reaccionar, me pierdo en tu mirada y a partir de allí deje de saber lo que pasaba, pero el recuerdo de tus dedos sobre mi piel se quedó grabado en mi memoria, había delicadeza en tu forma de tocarme; tan solo me rozaban las yemas de tus dedos haciendo suplicar por más de ti. El sabor de tus besos se perdió como agua en un desierto a la espera de llevarlos a la realidad. La ropa se perdió entre la temperatura de la habitación, mientras devoravas mi boca; tus manos volvieron a recordar mi cuerpo como si fuera la última vez que pudieras recorrerlo y desearas recordar cada detalle. Rodeas te mi trasero con gran fuerza, acortado una distancia que ya no existía, sin previo aviso tome la iniciativa rodeándo te las caderas antes de que me pusieras en la cama.

Trazas te un mapa sobre mi cuerpo, tomaste mis lunares como estrellas; empezaste en mi cuello y terminaste en mis caderas.

Te veo en el mundo, tan de carne y hueso, intento mirarte a los ojos por mas de 2 segundos pero el rubor me delata tan rápido que solo me queda bajar la mirada. Me impacta tu sonrisa adornaba por hoyuelos que recién hoy aprecio, rozas mi cuerpo con ternura en público mientras piensas como estaríamos a solas, quizás te obligaría a ver Barbie. Tu punto de enfoque fueron mi labios aunque no dijeran mucho, tu amenaza del día era la clave para recordar el sabor de tus labios, pero aun no puedo besarte. No ahí, en la primera parada.

Refugiándo me en las letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora