6.-Nos vemos pronto pequeña Cassie.

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Estaba sentada en el mueble de mi cuarto, pensaba en las pesadillas que tenía las cuales poseían un incontrolable dolor de cabeza.

Era extraño, nunca había sufrido de pesadillas y cuando las tenía me recostaba junto a Ethan; se trataba de un hombre o mejor dicho un vampiro, literalmente, el cual odiaba a Tyler.

Tyler Mason; un extraño que aparece en mis pesadillas.

Miles de preguntas se adueñaban de mí:

¿Por qué Tyler estaba en mis sueños? No lo sé.
¿Por qué había una niña pidiéndome ayuda con una voz que me hizo estremecer? Ni idea.
¿Por qué aquel hombre me decía que no debía de confiar en nadie? Ni la más rotunda idea.

Mi mente se encontraba en una etapa de lentitud, obviamente en la peor clase y por suerte la última del día: matemática; eso hacía que me doliera más la cabeza.

-Necesitas investigar Cassandra- murmuré para mí.

El sonido del timbre aulló mis pensamientos, todavía no teniendo una respuesta fija.

Me dirigí a casa, quería estar sola por un rato. Solo quería un merecido descanso, necesitaba despejarme y relajarme un poco. Llegué a un banco, éste se encontraba debajo de un árbol donde sus hojas eran anaranjadas. Me gustaba está época del año, me gustaba saltar en las hojas resecas y me gustaba el sonido que se producía cuando las pisaba.

Cerré mis ojos, podía escuchar el sonido de las hojas quebrarse al ser pisadas por alguien.

Froté mis ojos al abrirlos, veía borroso. Mi vista fue directa a mi nariz cuando sentí algo tocarla, era la nariz de otro ser. Miré sus ojos, sabía quien era esos ojos verdes y esa mirada que me escaneaba lo profundo de mi alma no se comparaba con otra; ni siquiera con la de Ethan.

Un extraño se encontraba allí pegado a mí, el corazón empezaba a palpitar tan fuertes como las cortas zancadas que dio hasta llegar aquí.

-¿Ty-Tyler?-tartamudeé, estaba nerviosa.

Él me mostró una sonrisita burlona.

-¿Me esperabas pequeña Cassie?-dijo él burlón. Sabía que era solo un juego, lo empuje de mí.

-¿Qué?, claro que no- expresé abrumada por su extraña cercanía.

«No imaginas cuanto lo deseaba»

-¿Qué haces aquí?-pregunté poniendo mis brazos cruzados con una picardía, estaba conociendo mi lado perverso.

Se rio de mí y cruzó sus brazos.

-Te vez tan tierna haciéndote la dura-dijo burlándose.

Salí corriendo, quería ver que tan rápido era. Mi respiración era totalmente agitada al llegar al callejón que daba a mi casa, por suerte no estaba lejos. Al llegar lo veo a él recostado contra la puerta color caoba. Busqué debajo del la maceta y allí estaba la llave, la maldita cerradura se había truncado hoy.

Su cuerpo se interpuso entre la puerta y yo mientras que, agilmente la abrió. Dejé la llave donde la había sacado.

-¡Oye!-le grité.

Él volteó y me miró.

-¿Quién demonios te crees para entrar a mi casa sin mí autorización? -dije caminando hacía él, con firmeza.

Él se dio la vuelta y siguió caminando. Lo perseguí hasta la cocina.

- ¿Qué sucede contigo? Si te atreves a dar un paso más llamaré a la policía. No me ignores, escúchame -dije molesta.

Almas pérdidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora