Capítulo 8: Verdad o reto.

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El rubio intentaba recuperar el aliento mientras observaba a la pelirosa desatarse lentamente, apenas parecía agitada. El color rosado en todo el cuarto comenzaba a ser normal para el, hasta le gustaba un poco. 

— Ay dios... Por dios... Estoy agotado.

— Soy muy buena haciendo cardio— Rodo para recostar su cabeza encima del pecho del rubio— Gracias dios por el almuerzo que voy a comer— Comenzó a besar su pecho y bajar.

— Dios — Se sentó para abrazarla— con calma. Una tercera vuelta va a matarme.

— no estoy cansada. Aún tenemos 20 minutos para comer

— me encantaría comer algo— La pelirrosada abrió las piernas en dirección al rubio — algo de verdad— acaricio la cara del rubio con su pie— Esto no es sexy

— Mmm. Nunca hablas de tus fetiches en la cama — Finalmente decidió a vestirse— eres bastante vainilla, dime, sexy hombre de oficina ¿Cuáles son tus secretos más oscuros?

— A veces pienso en mi esposa mientras me la chupas.

— Ouch, golpe bajo, a veces pienso en Henry calvin cuando tu lo haces.

— Me parece justo y ¿Sales con otras personas?

— Obviamente, alguien como yo necesita alimentarse bien, o de lo contrario, me muero ¿Tu? ¿Has aprendido que las relaciones abiertas son geniales y ahora tienes sexo hasta con el cartero?

— mmmm, no, en realidad no me gusta tanto el sexo— Liliana se llevo una mano al pecho, como si acara de ver morir a su propio hijo.

— ¡Blasfemia! Me partes el corazon en mil pedazos.

— No me mal entiendas, el sexo es divertido.

— Si.

— Pero no es mi cosa favorita en el mundo.

— Genuinamente, siento lastima por tu forma de ver el mundo— Liliana tuvo un escalofrío.

— Supongo que no todos podemos tener tus talentos y gustos.

— No me hables, estoy destruida— Se dejo caer en la cama a medio vestir.

— Vamos, genuinamente deberíamos comer algo antes de volver al trabajo, muero de hambre y no es bueno que pases todo el dia sin comer.

— De alguna forma tengo que mantener esta figura.

— Eres sexy, de la forma que seas.

— Cojeme romeo.

— Liliana.

— Ya voy, ya voy— Una vez que se terminaron de vestir, regresaron al auto del rubio y de ahí de nuevo al trabajo, Liliana saco archivos de la guantera para disimular que tuvieron un almuerzo de negocios

— Esta noche hay reunion de la empresa ¿Te invitaron? — El rubio asintio.

— El señor Veersu me invito ¿A ti te invitaron?

— Sip, en la empresa me aman. Dicen muchas cosas sobre ti en los pasillos.

— Lo se— Se quedaron en silencio un momento.

— Me gustaría conocer a tu esposa.

— ¿Y eso?

— Es que, vi tu fondo de pantalla, es realmente linda.

— ¿Como que has visto? — Al mirar a la pelirosa, la encontró jugando juegos con su teléfono, se lo quito rápidamente y volvió a guardarlo en su bolsillo — no hagas eso.

Amor AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora