Capitulo 1: Algo nuevo

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 El despertador sonó a las 5 am, despertando a la pareja que dormía en una cama matrimonial, abrazados. El rubio abrió los ojos, sufrido de tener que separarse del lado de su esposa, dejo el cálido abrazo para salir lentamente de la cama, y vestirse para, como cada día, ir a trabajar.


— Quédate en la cama— Dijo su esposa en un suspiro.

— Me encantaría, pero debo trabajar, la oficina me espera.

— Siempre trabajas.

— Bueno, mi esposa merecen grandes lujos, y quiero dárselos— Se acercó a la cama para besar la mano de la dama, quien acarició su rostro apartando el cabello del rubio— Te veré en la noche

— Falta mucho para la noche... Ten un lindo día en el trabajo.

— Ya te extraño— Camino a la cocina, allí se preparo el desayuno y dejó la cafetera preparada para cuando su esposa se levantara, luego, soltó un largo suspiro y se preparó para un largo día de trabajo.


Condujo en su Tesla hasta la oficina donde un chico con lentes y piel oscura lo recibió.


— Tienes una cara de mierda ¿Te faltó acción anoche?

— Cierra la boca Toad— Sonrió— Dormimos abrazados.

— Hermano, ella planea dejarte— Eso estreso al rubio.

— No digas mamadas, estas pendejo, ya, tengo que trabajar— Escucho a Toad soltar una carcajada al mismo tiempo que entraba a la cocina de la oficina y se preparo otra taza de café. Allí sentado en una mesa había uno de sus subordinados desayunando. Un tipo fornido, de cabello negro y casi de la altura de Fran se estaba comiendo un yogurt de frutilla, se puso de pie en cuanto hizo contacto visual con el rubio y se acerco a el.

— Termina de desayunar obsidian. No hay apuro para que empieces a trabajar.

— Llegaron solicitudes para el puesto de asistente, las tengo en mi— Fue interrumpido por el rubio quien le dio un largo sorbo a su café.

— Esta bien, puedo leerlo durante mi descanso. Ahora desayuna y luego a trabajar, yo voy a terminar mi café en mi oficina.


Al llegar a su oficina se dejó caer sobre su silla de escritorio y se meció de un lado a otro en silencio mientras seguía bebiendo de su café, aún faltaban unos minutos para que oficialmente comenzaran a pagarle, y unos cuantos más para que Aquamarine se levantara. Alguien golpeo la puerta de su oficina, un tipo alto, rellenito y con el cabello blanco se asomo con una buena pila de sobres, cajas, documentos y carpetas.


— Buenos días, cuñado.

— Buenas buenas, Eme— Observo al tipo dejar la pila de trabajo sobre su escritorio.

— También tienes que encargarte del caso de Astrid y la carta de recomendación de Trevor— Observó al rubio frotar sus sienes— ¿Puedes con todo?

— Si, si. No te preocupes.

— Que bueno, de lo contrario te van a despedir.

— Lo sé— Volvio a beber de su café, estamos en el mismo barco.

— Bueno ¿Quieres hablar de algo o puedo retirarme?

— Nah, mejor empiezo a trabajar, a ver si puedo volver a casa temprano.

Amor AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora