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Después de la discusión con Mina, su relación de por si rota había empeorado más. Ni siquiera se dirigían la mirada y en si ahora era un completo desconocido en aquella casa. Su madre solo lo miraba queriendo decirle algo pero nunca lo hacía. Como si hubiese algo que la estuviese asustando de decirlo. Mark lo tomo como uno de los comportamientos de ella y no le pregunto.

En los días siguientes había religiosamente preparado todo para hacer la mudanza. Había hecho el pago y ya el estudio estaba listo. Había transportado ya su cama y otras pocas de sus adquisiciones y solo faltaba lo más importante. Su computador. Había decidido llevarla él personalmente en vez de pagarle a algún transporte porque no quería que sufriera absolutamente nada.

Luego de sacar el computador, quedaría completamente listo para vivir lo que tanto había imaginado.

Vio su habitación vacía y no pudo evitar suspirar. Estaba dejando su lugar preciado, donde se había sentido tan protegido por alguna razón. El cuarto que lo había visto crecer poco a poco, desmoronarse, levantarse y finalmente irse. Quitarle las cortinas y dejar que el sol pasara hacia un gran cambio. Ya no parecía más la guarida de un rechazado, ahora parecía un cuarto normal. Sin ropa tirada por doquier, vasos vacíos de ramyeon, y sus cables regados. Es como si hubiese devuelto el tiempo, como si nunca se hubiese convertido en lo que era hoy en día.

Dio media vuelta directo a la puerta. Iba a abrir la puerta pero el agarre en su brazo le hizo voltearse y mirar a la dueña de su atención. Su madre que se veía un poco más desaliñada de lo normal. Estaba despeinada, sus ropas mal puestas y una cara que no lograba descifrar.

Volvió a repensarlo. ¿Realmente estaba más desaliñada o sus ojos ya podía notar lo mal que estaba? Por un segundo no la pudo reconocer. Esta mujer era su madre por mucho que lo negara o lo intentara cambiar. Era una versión destruida de la que alguna vez fue una mujer fuerte capaz de soportarlo todo. Pero ahora hasta hablar le costaba. No sabía si era algo físico o tal vez la vergüenza obtenida de los años.

—lo siento

Eran dos palabras, no había dicho un discurso ni algo realmente sorprendente pero la mujer hizo una pausa para que su inminente llanto no fuese obstáculo para lo siguiente que iba a decir.

—nunca quise dejarte por tu cuenta. No debías vivir el dolor que nos correspondía. No fue justo, Minhyung. Me duele que hayas tenido que soportar el encierro y miedo tu solo. Tenía que estar ahí y no soltarte, perdón.

La señora que siempre parecía estar confundida y perdida en su camino y dentro de sí estaba derramando lágrimas mientras desesperadamente buscaba que Mark la escuchase. Con una mano agarraba el brazo de Mark y con otra intentaba secarse las lágrimas.

Un triste intento de secarse las lágrimas porque solo seguían cayendo otra detrás de otra. Mark solo podía verla y hacerse el fuerte.

Seguir con esa mascara que ya había estado mucho tiempo utilizando. Una que ya se había acostumbrada a usar.

La máscara del personaje fuerte. Uno que por mucho que pretendiere ser, no lo era. Podía usarla como quisiese pero eso no quitaría el hecho de que sus ojos estaban lagrimeando y para él fue mejor no responderle a su madre e irse que si quiera aceptar las tardes disculpas de su progenitora.

Cuando llego a su apartamento dejo la computadora en su escritorio, la armo y se tiro a la cama. Muy probablemente Haechan le había escrito y llamado pero se sentía tan...vacío.

No encontraba ningún sentimiento dentro de sí y eso solo lo angustio más. Así que decidió dejarse llevar y que su impulso fuera el capitán del desastre que haría.

Se levantó de la cama y lo primero que hizo fue gritar maldiciones al aire. Tomo sus almohadas y las tiro pero no era suficiente, y ciertamente nada lo seria en ese momento. Solo pudo recuperar su aliento cuando se sentó en su escritorio al por fin decidir responderle la llamada a su novio.

pixel crush - markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora