25. DESTAPANDO SECRETOS

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Tres días después

Rhea

Esto es increíble. No me puedo creer que ya hayan pasado tres días y que la policía aún no haya sido capaz de encontrarle. Les contaron a sus padres lo que había pasado y les advirtieron que, si en algún momento los llamaba, tenían que ponerse inmediatamente en contacto con la comisaría o estarían negándose a colaborar en una investigación y no terminaría bien para ellos.

Se disculparon conmigo por el comportamiento que tuvo su hijo, pero sus palabras no significaron nada para mí. Las únicas disculpas que aceptaré serán por parte de él y cómo no lo encuentran, seguiré esperando. Zion y yo hemos tenido que volver varias veces a comisaría para terminar de concretar algunas cosas para el juicio. Juicio que nos ayudarán los padres de Zion. Que cuando se lo conté a ambos, en principio no se lo creían, pero estuvieron dispuestos a ayudar en todo lo posible desde un principio. Es por eso por lo que ahora nos encontramos saliendo del bufete de la familia, tras habernos reunido con sus abogados para que sean los representantes de nuestro caso.

Zion viene a mi lado, mientras que la pareja va unos pasos por delante de nosotros haciendo zigzag mientras que intentan esquivar el polen que hay por todas partes. La primavera está en todo su esplendor y los pañuelos no se nos pueden olvidar en casa, pero también nos regala unos atardeceres magníficos. Cómo los de las películas románticas dónde se cogen de la mano y tienen su final feliz, solo que mi película viene a ser de acoso y si le doy la mano a alguien, me agarran del brazo.

—¿En qué piensas? -me da un codazo para

—En cómo matarte.

—Qué bonito. Yo también suelo hacerlo, creo que ahorcarte es la mejor opción. -levanto la ceja pillando el doble sentido de lo que acaba de decir. -Tenemos una conversación pendiente.

—No sé de lo que me hablas, no tengo nada que decirte. – me hago la desinteresada cuando en realidad sólo quiero sonreís como una boba.

—Créeme cuando te digo que te va a gustar lo que diga. -una sonrisa asoma antes de que siga hablando. - ¿Te apetece ver una película y hacer chocolate cuando lleguemos?

—¿Qué? -debo de estar en el circo, porque la cara de payasa que se me ha quedado va para el libro Guinness.

—Cómo que, qué.

—Pensaba que

—¿Qué creías que iba a decir si no? -la sonrisa que antes tenía vuelve con más fuerza y esta vez viene mezclada con una pizca de maldad y complicidad.

—Nada. -entrecierro los ojos en su dirección y se aleja en una carcajada.

—Anda vamos, malpensada. Nos esperan en el coche.

-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-

Llegamos a casa tras intentar no dormirnos en el camino. Todo esto nos tiene a todos agotados y deseando que acabe de una vez. Por eso estamos todos indignados, porque no le vemos el final cuando yo lo único que quiero es disfrutar de lo que me queda de año que, con la tontería, se me ha pasado volando.

Olvidando la propuesta que me hizo Zion en el aparcamiento, subo directamente a mi habitación mientras que fantaseo con la cama y en cómo voy a dormir. Desde el pasillo se pueden oír los ladridos de Fiocco, lo estarán paseando. Mis recuerdos me hacen una mala jugada y viajo a las veces en los que los acompañé a dar el paseo que Luka solía hacer o cuando estudiábamos mate en su casa y Fiocco pasaba corriendo, haciendo que los papeles se vuelen.

Sigo sin asimilar lo que hizo. Antes de que mirasen en el ordenador, estaba con la pequeña esperanza de que no sea cierto, pero cuando vieron el programa que tenía ahí, tuve que aceptarlo.

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⏰ Última actualización: Aug 06, 2023 ⏰

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