Los días pasaban y era como si su mundo se hubiese detenido, a penas dormía, no quería culpar a la ausencia de Link, era algo más, algo que crecía en su interior debilitando su poder. Se encontraba débil a causa de las pesadillas que se presentaban cada noche, temía dormir a veces perdía consecuencia de la realidad no sabiendo donde se encontraba.
Había tenido un ataque especialmente fuerte por lo que se tomó la iniciativa de atarse las muñecas al dormir, no quería causar daño a nadie a su alrededor, ni a sí misma por lo que resultó lo más sensato al no poder controlarse. Intentaba inútilmente no preocupar a quienes la rodeaban pero era una situación insostenible, cada día se sentía más débil y asfixiada por la oscura presencia que habitaba en su interior, recordándole todo el tiempo el cataclismo de hacia cien años, podría culpar enteramente a Ganon de lo que sucedía con ella pero la realidad la golpeaba, como las corrientes eléctricas de un rayo al chocar con el suelo, era la culpa, la culpa que corroía sus adentros, no dejaba de pensar en sus amigos y en aquella noche oscura en su cumpleaños donde había perecido tanta gente por su propia debilidad.
Estaba recostada en la cama, miraba hacia la ventana, aunque su mente estuviese en otro lugar. Escuchó a Paya corriendo a su habitación. La joven se veía cansada y Zelda se sentía culpable de darle tantos problemas cuando la vio entrar en la habitación.
- ¡Llegó una carta una carta de Link, Zelda! - Grito la peliblanca sonriendo, pues ya no sabían con que alegrarle la vida, supuso que eso le devolvería un poco del brillo, la rubia se incorporó en la cama sintiendo el palpitar de su corazón acelerarse cuando sus dedos sujetaron el papel arrugado, le tembló la mano en cuando notó su escritura en el dorso de la carta. De pronto estaba nerviosa de lo que diría, Paya se acomodó al borde de la cama mirándola con interés. Zelda titubeó unos instantes notando un pequeño paquete atado a la carta, pesaba muy poco era un bulto pequeño.
-¡Ábrela! Seguro tiene buenas noticias – Le animó Paya, Zelda asintió y sentía el incomodo palpitar de su corazón aflorando los nervios cuando se decidió a abrirla por fin. Sus dedos delgados la extendieron con cuidado el papel notando que se trataba de una nota breve.
Ya sé que es lo que tengo que hacer, la respuesta estaba en el castillo como lo supuse.
Hay tantas cosas que quisiera decir...Zelda te extraño, hoy más que nunca sé que quiero pasar mis días contigo.
Nos veremos pronto.
Link.
PD. Espero esto alegre tus días.
Las lágrimas se escaparon por sus ojos, las manos le temblaban, desató el lazo del sobre y cayó sobre su regazo un relicario de plata, se veía antiguo pero lo recordaba perfectamente, alguna vez estuvo cuidadosamente guardado en su tocador en el castillo. Era de su madre, lo guardaba con mucho cariño cuando vivía como princesa del reino, lo abrazó y empezó a sollozar. La carta era corta pero había desatado en ella una oleada de cariño inexplicable que se desbordaba en su interior.
Paya le frotó la espalda suavemente para calmarla, Zelda levantó el rostro y abrió el relicario como tantas veces en el pasado, ahí estaba escrito su nombre y la fecha de su nacimiento, su madre lo había mandado a hacer para preservar ese momento por la eternidad. No podía creer que Link hubiese podido encontrar aquello y lo agradecía infinitamente.
Debía ser fuerte... debía serlo. No podría dejarse vencer cuando el luchaba por ella siempre.
Un mes después.
Link había recorrido el reino, empezando por la bestia divina del fuego en las tierras de los Goron, conocía el reino como la palma de su mano, eran caminos que había recorrido antes y para su buena suerte estaba preparado para el impetuoso clima al que se enfrentaba a dónde iba. Daruk fue el primero en ser invocado por la Ocarina del Tiempo, Link no tenía idea de que podría esperarse, después de todo despertaría a los espíritus de su descanso eterno para pedirles un favor. Con nervios pero decidido montó la bestia divina hasta estar justo en el lugar donde lo había visto por ultima vez al derrotar a la fura del fuego, Daruk se mostró contento de ver a Link cosa que le alivió, cuando el joven le explicó la situación al espíritu este se mostró preocupado y dispuesto a ayudar, Lo mismo sucedió al visitar a Urbosa en la ciudad de las Gerudo, , con Revali había sido un caso diferente, no se llevaban del todo bien y verlo después de tanto tiempo fue incomodo sin embargo cuando Link le expresó la situación este se mostró cooperativo, después de todo Link había salvado a su tribu cuando libero a la bestia divina de su región. Ya había dado aviso a los guardianes solo le quedaba una. La cual dejo al final por decisión propia.
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Más allá de las estrellas | Zelink | Zelda x Link
Fanfiction-Te acuerdas de mi - había dicho, su voz era suave y por primera vez en meses la escuchaba de frente, la observó y en su mirada encontró esperanza, añoranza y cierto temor.