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Mi tía Norma había convocado una reunión familiar en su casa para hablar sobre el abuelo, la verdad yo no pude estar en la reunión ya que José me llamó para decirme que Coco amaneció muerto en los establos.

Era inevitable. Después de que viniera a visitarlo traje a Juan David y me confirmó que lo había envenenado con el jugo de Cicuta, una planta venenosa. Pero eso no quita el hecho de que era mi caballo, era como mi hijo, lo tenía de toda la vida.

Con ayuda de José traslado a Coco con un especialista para que lo creme, para tenerlo siempre conmigo. Él me dice que me entregará las cenizas mañana por la tarde así que me devuelvo a la hacienda.

Estando ahí no pude evitar echar un vistazo a la habitación de Mario, pero antes de ir fuí por una bolsa ziploc a la cocina en dado caso de encontrar algo.

Reviso cada cajón, cada rincón pero nada. Llevo tanto tiempo aquí metida que ni cuenta me di de que ya está oscureciendo así que debo darme prisa. Por último decido revisar de nuevo los cajones y encuentro lo que tanto buscaba. Con la bolsa lo tomo para no dejar huellas en el frasco.

Con cautela salgo de la habitación corriendo a los establos para subirme a Muñeca para emprender camino a la hacienda de los Reyes.

Llego con la respiración agitada preocupando a mi tío Juan.

—¿Estás bien, Majo?—Se acerca.

—Sí, ¿Sabe dónde está Juan David?

—Esta afuera con los caballos.

—Gracias.

Salgo de la casa dirigiéndome a dónde se encontraba Juan David.

—Juanda, mira.—Le muestro la bolsa con el frasco casi vacío.—Lo encontré entre las cosas de Mario.

—Jugo de Cicuta, con eso puedes denunciarlo.

—Lo sé, solo falta hablar con mis papás.



Dos días después me despierto gracias a una llamada de José diciendo que habían robado varios caballos. Al bajar veo a los mellizos discutiendo con su madre, no me pongo a mitotear sino que salgo por la otra puerta montandome en Muñeca cabalgando hasta la hacienda donde junto a varios vaqueros salimos a la carretera y nos encontramos con varias patrullas persiguiendo a los ladrones.

Le pido a Carlos su arma y él me la, cuando estamos a escasos metros del carro con los caballos apunto y disparo pinchando dos llantas logrando que paren.

No puedo creer que los policías no hayan podido atinarles.

Al acercarnos vemos que llevan dos remolques, uno con mis caballos y el otro con los de los Reyes.

Después de hablar con los policías, llevamos a los caballos a la hacienda la cual está segura ya que arrestaron a Mario por qué encontraron sus huellas en el frasco y la autopista de Coco declaraba que había sido envenenado.

Al llegar con los Reyes lo regaños por mi tía Norma no faltan.

—¿Porque fuiste María José?

—Porque no quería perder a los mejores ejemplares, además, si no hubiera ido no los hubieran atrapado.—Respondí controlando mi molestia.

Pasión De Gavilanes 2 (Erick Reyes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora