Pasión De Gavilanes 2 (Erick Reyes)

8

Majo

Estaba aburrida en mi habitación así que decidí ir a buscar a León porqué me divierto tanto con él. Estuve a punto de tocar la puerta pero la conversación dentro de la habitación me detiene y la curiosidad toma el control de mí.

Me acerco cautelosamente a la ventana, y observo entre la separación de la madera. Erick y León están recostados en la cama de este último viendo fotografías de varias chicas.

—Ella está buenísima, es toda una reina en el sexo.—Dice Erick.

—¿Volverías a acostarte con ella?—Pregunta su hermano y ni a él le interesa tanto la respuesta como a mí.

—Por supuesto que sí, créeme, no he estado con ella porque no la he visto...—Suelta un suspiro.—me muero por verla.

—¿En serio? Creí que te gustaba Majo.—To también creí eso León, yo también.

—Me encanta pero soy hombre y tengo mis necesidades, por más que lo desee...ella no me satisfará...

Trato de moverme para ver mejor pero me tropiezo con un stand de madera y todas las plantas que tenía caen al piso haciendo mucho ruido. Rápidamente busco donde esconderme y la primer puerta que miro es la de la habitación de Juan David.

Cierro la puerta soltando un suspiro, menos mal Juanda no está aquí porque...

—¿Que haces aquí?— La voz de Juan David me hace pegar un respingo. Lo tengo a centímetros de distancia.

Va saliendo de bañarse y tan solo trae puesta una toalla que le hace notar su...

—Lo siento mucho Juan David, yo...yo estaba escondiéndome de los mellizos pero ya me voy.—Trato de salir de su habitación pero él pone la mano en la puerta.

—No te preocupes, puedes entrar aquí las veces que quieras y cuando se te antoje.—Dice tan cerca de mi oído que me eriza la piel.

—Gracias pero tengo que irme, nos vemos luego.—Le sonrío y él da un paso atrás dejándome salir de su habitación.

Al poner un solo pie afuera de la habitación de Juan David, sus dos hermanos me miran sorprendidos.

—¿Que hacías en la habitación de Juan David?—Cuestionó Erick con cierto tono de molestia.

—Hablabamos.—Respondí para seguir caminando hacia las escaleras.

En la hora de la comida todo estuvo muy tenso. Mis tíos platicaban entre sí, Juan David estaba muy pensativo y los mellizos estaban muy serios, en especial Erick quien tenía su mandíbula tensa y sus ojos analizaban mis movimientos.

Erick

No podía dejar de pensar en Majo saliendo de la habitación de mi hermano con los cachetes colorados y la respiración agitada. Tan solo la idea de que se estuvieran besando o haciendo otras cosas hace que me hierva la sangre del coraje.

Majo siempre se ha llevado muy bien con mis hermanos, tanto así que a veces pienso que podrían tener algo. Con Juan David es muy unida, tienen gustos similares, son casi iguales y con León es muy cariñosa, se la llevan abrazados y riendo juntos.

Tal vez mis más grandes oponentes no sean ni Emilio ni Bernardo, sino mis hermanos. Y lo que me preocupa es que ellos tienen más oportunidades que yo, porque yo lo arruinó todo muy fácil pero no dejaré que eso pase, no dejaré que me la quiten.

Salgo a caminar un rato para despejar la mente. Lo único en lo que pienso es en su cara toda hermosa, su cuerpo, su voz. La forma en la que bailaba la otra noche, sus besos, todo de ella me volvía loco.