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—Olivia siempre se ha comportado como una verdadera madre, aunque no lo sea de sangre— Hyunjin acaricio mis cabellos mientras yo estaba recostada en su espalda, ambos estábamos sentados observando la tenue luz de la luna en el cielo oscuro — nunca tuvo una actitud de superioridad conmigo, cuando mi madre murió ella me trató con cariño y consuelo, después de unos años llegó Minji. Creo que ella también fue una pequeña cura para mí vida.

—Cuando tu papá murió, ¿Lo extrañaste?

—No realmente, era joven aún. Y estando en su lecho de muerte seguía recordándome la venganza que tenía que tomar por la familia— sus ojos negros miraban a la nada, como si recordar eso lo angustiara.

—Hyunjin— me incorpore y lo agarre de la cara haciendo que nuestras narices se rozaran—¿Aún planeas cumplir tu venganza?

El se quedó callado unos momentos, me acercó a él escondiendo su cabeza en mi cuello y permaneciendo así.

—Lo haré solo si es necesario...

(...)

—¿Crees que aquí es un buen lugar para tomar un pequeño baño?— detuve el caballo para mirar un pequeño lago algo grande que dejaba ver una superficie de agua limpia.

Hyunjin hizo lo mismo y bajo para después tomarme de la cintura y depositarme en el suelo.

—¿Quieres que te ayude?— me miró con una sonrisa pícara.

Solo lo golpee en el hombro y agarre una de las pequeñas maletas que teníamos para sacar lo que necesitaba.

— Podrías colaborar con la comida mientras yo hago lo mío— me dio una mirada de reproche al mismo tiempo que le daba la espalda para hacer lo que tenía planeado.

Camine hasta la orilla y poco a poco empeze a quitarme mis prendas para entrar lentamente al agua.

Camine hasta la orilla y poco a poco empeze a quitarme mis prendas para entrar lentamente al agua

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El agua no estaba tan fría, pero eso no evitaba que temblará un poco por el clima que se sentía.
El cielo estaba un poco nublado, las nubes tapaban el sol.

Después de unos minutos metí mi cabeza haciendo que quede completamente mojada.
Talle mi cuerpo con un pequeño jabón que traía conmigo, pero al momento de pasarlo por mi espalda sentí una mano agarrarlo.

—¿Te ayudo?— susurro en mi oído como si lo que dijera fuera un misterio.

—¿La comida ya está preparada?— deje que lo hiciera mirándolo por el rabillo del ojo.

—Eso puede esperar...

Dejo de tallar y me volteo hacia el quitando mis manos, las cuales cubrían mis pechos.

—No tiene sentido que lo ocultes si ya los he visto y me los se de memoria.— su voz ronca y sus ojos negros cambiaron a un ligero brillo dorado.

—¿Enserio quieres hacerlo aquí?— no podía evitarlo, estaba segura que mis mejillas estaban un poco rojas.

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