Chapter number seven.

89 11 2
                                    

Tenía una tijera en sus manos, ¿peligroso no es cierto?. La verdad es que Xiao tenía otras intenciones con esa dichosa tijera.

Su mirada estaba clavada en su larga cabellera pelinegra, llegaba más o menos hasta su cintura. Muchas chicas le podrían invidiar por su cabello lacio y largo. Su cabello le incomodaba y mucho, y más con la ropa que se ponía a diario.

Sabía que su madre le negaría el ir a la peluquería y cortar su cabello tanto como él quisiera. Sabía que sin su cabello largo podría ser tomado en cuenta como un chico más.

Sin más preámbulos acercó la tijera y corto el cabello sin prisas, siempre mirándose en el espejo enfrente suya. Poco a poco el cabello caía por sus costados dejando un río negro.

Siguió cortando hasta que lo dejó tal y como quería. Muy corto ,un peinado tipo honguito. Lindo para comenzar, tal vez lo cortaría más, de momento estaba bien.

Feliz miró su reflejo. Ya se veía como un chico. Su ropa "varonil" y su cabello corto lo hacían sentir como era en verdad. Sus padres lo matarían cuando le vieran así.

Ahora tocaba elegir el nombre adecuado. Sin más tiró el cabello restante en la basura y guardo las tijeras en su sitio. Agarro su teléfono y empezó a buscar ideas.

Entre tantas ideas una se le vino como por arte de magia. Zhan. Un lindo nombre, le pareció lindo desde el momento que lo vio. Se quedó con él de inmediato.

En eso su gatita Jianguo se acercó maullando de felicidad por verle. Xiao la agarró con cuidado y le empezó a hablar.

—Hola A-Guo. -feliz-. A partir de ahora seré Xiao Zhan, tu papá. -ríe escandalosamente-. Espero te guste mi nuevo nombre, a mi sí, va con mi personalidad supongo.

Hablo durante mucho tiempo con su pequeña gata. Estaba feliz de ser quien se sentía y sentirse bien consigo mismo.

Faltaba hacerlo oficial ante la ley y sus padres. Ambas fosas difíciles. Casi imposible se podría decir. Los miedos le carcomian las entrañas y hasta su hija gatuna lo pudo notar.

El sonido de la puerta principal le alertó. Ya no había vuelta atrás.

—¡A-Xi, hemos llegado!. -grita su madre-. ¿¡dónde estás!?.

Zhan entró en pánico. ¿Qué haría ahora?, tal vez tapando con un gorro su cabello corto podría ayudar. Sinceramente le tenía miedo a sus padres y mucho.

Solo pudo rezar y esperar a que nada malo pasará.

.
.
.
.

Continuará.

Éste no soy yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora