The Rules

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-Oye, despierta, ya casi son las 6 de la mañana y sabes que Tom siempre viene a mi habitación temprano para desayunar juntos -susurró Bill suavemente para despertar a Georg quien se limitó a abrazar al pelinegro que tenía entre sus brazos con fuerza mientras seguía durmiendo -Georg, hablo en serio, además tenemos que hablar.

Al escuchar la frase "tenemos que hablar" Georg se sentó en la cama de golpe mirando fijamente a Bill a los ojos.

-No me digas que te arrepentiste de que seamos amigos con beneficios -dijo el mayor con un toque de preocupación en su voz.
-No es eso, no seas tonto -proclamó Bill riéndose por lo bajo -es solo que hace un mes venimos en esta situación y aún no hemos establecido unas reglas claras para manejar este asunto.
-Tienes razón, entonces ¿cómo vamos a funcionar?
-Estuve pensándolo y creo que ya tengo nuestro reglamento -bromeó Bill -primero, si alguno de los dos llega a tener una pareja tenemos que dejar de lado esto que estamos haciendo, no estoy dispuesto a ser infiel ni tampoco a ser plato de segunda mesa, segundo, no podemos contárselo a nadie porque estaríamos poniendo mucho en riesgo, tercero, si nos vamos a reunir tiene que ser única y exclusivamente en las habitaciones de los hoteles o en nuestras casas, nada de salir a lugares y pasar tiempo solos tú y yo, a menos que sea por la banda, nunca lo hemos hecho y creo que no tenemos porqué empezar a hacerlo ahora, cuarto, solo podemos llamarnos o textear si es para asuntos de la banda o para organizar un encuentro sexual entre nosotros, y finalmente, si alguno de los dos llega a tener sentimientos por el otro debemos ser totalmente sinceros e informar de lo que está ocurriendo para proceder a alejarnos y acabar con esta amistad con beneficios, eso si, sin dejar la amistad que gracias a la vida y a Tokio Hotel tenemos, todo volvería a ser como antes, ¿que te parece?
-Lo tenías todo bien pensado -murmuró Georg asimilando todo lo que Bill acababa de decirle -es un trato entonces -afirmó tendiéndole la mano a Bill.
-Perfecto, ya sabes que quiero evitar que esto termine mal, las reglas solo son para proteger nuestra amistad y a la banda... bueno, también para protegerme a mi mismo -aseguró Bill con la mirada perdida.
-No te preocupes, todo seguirá tan bien como hasta ahora, somos dos hombres inteligentes y estoy seguro de que haremos las cosas bien -comentó Georg antes de acercarse lentamente a Bill para darle un pequeño beso en los labios.
-Nueva regla, no podremos darnos besos ni abrazos si no es mientras estemos teniendo sexo, también está prohibido desde ahora acurrucarnos después del sexo... ah tampoco podemos quedarnos en la misma cama a dormir -ordenó Bill.
-Su majestad, usted sabe que estoy completamente a sus órdenes, sin embargo creo que esta última regla no es de mi agrado, este humilde lacayo opina que besarlo y agarrarle el trasero cuando nadie nos ve o cuando todos están distraídos le dan emoción a este asunto, además creo que olvida que el sexo entre nosotros es tan salvaje que ambos terminamos exhaustos y quedamos profundamente dormidos uno al lado del otro sin siquiera planearlo y nos acurrucamos inconscientemente mientras recuperamos nuestras energías... con respecto a los abrazos, le recuerdo que somos amigos y que los amigos también se abrazan, y por último, si me niega la oportunidad de dormir a su lado nos veremos obligados a no tener nunca sexo mañanero, por favor tenga en cuenta lo que le acabo de decir antes de tomar una decisión.

Bill sonreía tiernamente al escuchar como Georg le estaba hablando, le encantaba que los chicos lo traten como a la realeza y todos ellos sabían que cuando lo hacían para pedirle algo para él era casi imposible decirles que no, por lo que era obvio que Georg estaba utilizando esa arma para lograr que su petición no sea descartada. Las voces de su cabeza le gritaban a Bill que no podía ceder porque de hacerlo estaría poniendo en riesgo todo lo que estaba protegiendo, pues ceder demostraría que las reglas eran negociables y no lo eran, no obstante, otra parte de él le decía que no debía ser impositivo con su amigo y que no implementar una simple regla de contacto físico no haría que las cosas peligren, después de un corto instante escuchando a las voces tomó una decisión.

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