Los Sentimientos De Morticia

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Enid levantó las cejas sorprendida mientras Merlina frunció el ceño con confusión y como era de esperar fue la primera que habló.

- ¿Qué haces acá, madre? - preguntó y por la tensión que recorrió los hombros de la mujer era evidente que no las había escuchado llegar y aún así, no se dio la vuelta, su cuerpo se volvió a relajar.

- Solo pedía consejos - respondió con calma, daba la impresión de que acababa de terminar una larga y reveladora charla.

- ¿Por qué le pedirías algo así a esa... - la más baja se detuvo y moduló su voz para que el desprecio no fuera tan notable - ...Cambiante? -

La mujer giró un poco su cabeza para mostrarles una débil sonrisa.

- Me alegra ver que están juntas - fue lo que respondió llamándolas con la mano para que se acercaran.

- ¿A qué se refiere? - se atrevió a preguntar Enid consiguiendo la atención de esos ojos oscuros tan parecidos a las de su amada, la analizaron de pies a cabeza con detenimiento y se asombró al ver nuevamente ese cariño maternal que desde su llegada creyó haber perdido para siempre.

- Cuándo Merlina salió corriendo detrás de ti me imaginé lo que iba a suceder, verlas ahora me confirma que me preocupé demasiado - ambas jóvenes intercambiaron una mirada y recordaron la decena de dudas que se les habían formado en poco tiempo.

- Tu lo sabías ¿Por qué no me lo contaste? - preguntó Merlina menos indignada de lo que había estado en un comienzo, era más por mera curiosidad.

- ¿No se supone que usted me odia? - la interrumpió Enid inclinando la cabeza hacía un lado.

- ¿Por qué la cubriste todo este tiempo? -

- ¿Cambió de opinión? -

- ¿Por qué viniste acá? -

- ¿Eso significa que puedo volver a tutearla? -

- ¿Por qué Goody tenía tu espada? -

- ¿Puedes enseñarme a tejer? - Merlina abrió la boca y la volvió a cerrar para mirar con reproche a la rubia.

- Enid, ¿De qué demonios estás hablando? -

- ¿Qué? - la nombrada levantó las manos con inocencia - Se que en el exterior puedo parecer ruda y todo, pero si me duele que mi suegrita no me quiera - la más baja rodó los ojos.

- Primero que todo, pareces y eres un malvavisco de colores - aclaró dejando en claro que no había espacio para que le refutaran - Segundo, lo de "suegrita" está en veremos - añadió levantando una ceja y la rubia asintió avergonzada - Y tercero, por favor, deja que las preguntas las haga yo -

A sus costados, la sutil carcajada de Morticia las sacó de su pequeño enfrentamiento.

- No se por que pensé que algo así podía separarlas - dijo tapándose la boca con la mano para ocultar su risa - Tienen más química que mi laboratorio de posiciones - las miró encantada - Y creanme cuando les digo que una chispa en el lugar incorrecto puede destruir todo el país -

- ¿El país? - repitió Merlina impresionada e ignorando las provocaciones - La última vez que revisé solo tenía alcance de la ciudad -

- Fue en un momento de inspiración - ambas Addams comenzaron a hablar de sus experimentos ante la mirada perdida de Enid, quien no podía hacer más que imaginarselas con dibujos infantiles, representadas ambas con cuernos y cola de diablillos mientras la tierra hacía ¡Kaboom! A sus espaldas.

- No es que quiera interrumpirlas... - interrumpió la rubia - Y aunque me encanta escucharlas hablar... - lo cual era cierto y desde pequeña prestaba especial atención a las conversaciones peculiares de las Addams - Pero las preguntas... - le recordó a la peli-negra quien recuperó la compostura.

Sombras Entrelazadas (Wenclair) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora