Capítulo 1 | La chica de ojos verdes

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13 días antes

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13 días antes...

Mingyu

Qué día tan malditamente agotador. Los chicos y yo pasamos horas en la maldita empresa, hablando sobre el nuevo proyecto que PLEDIS lanzará y los detalles del álbum que nos quita el sueño. El esfuerzo es palpable en el aire, pero el agotamiento se siente como una carga en nuestros hombros. Todos notamos que Suho parece más cansado de lo habitual. Ese pobre hombre necesita unas vacaciones, especialmente con las recientes amenazas y atentados que hemos estado sufriendo. A veces, me pregunto cómo logra soportar tanto.

Cada vez que mi mente se va a aquel día que no puedo olvidar, siento un nudo en el estómago. Las pesadillas me atormentan cada vez que cierro los ojos, arrastrando mis pensamientos a un lugar oscuro del que me cuesta escapar. Sospecho que Jeonghan también tiene sus propios demonios; su mirada distante y sus silencios son un grito ahogado que no se atreve a expresar. A menudo, los demás se preocupan por mí, pero trato de mantenerme fuerte. Lo último que necesitamos ahora son más problemas.

—¿Estás bien? —pregunta Minghao, cauteloso, como si pudiera leer mis pensamientos.

Dejé de estarlo hace mucho tiempo.

—Otra vez te perdiste en tus pensamientos —Scoups me tira suavemente, ofreciendo un abrazo torpe que apenas puedo corresponder.

—Lo estoy —susurro, pero la incredulidad en mi voz es evidente.

La pregunta "¿estás bien?" se ha convertido en un mantra en las últimas semanas, desgastando mi paciencia. Solo quiero un respiro, un momento de paz en medio de este caos.

La cena parece ser una buena idea. Ahora, solo estamos Scoups, Minghao y yo, y decidimos salir a un pequeño restaurante para relajarnos. El bullicio del lugar se siente como un refugio, pero mi mente siempre busca la manera de trasladarse a otro lugar. Los demás chicos se quedaron en casa, disfrutando de la tranquilidad de la noche. El eco de las risas y la música suave del restaurante contrastan con la angustia que siento en mi pecho.

Necesito más alcohol. Tomo la botella de soju y lleno mi vaso hasta el borde, sintiendo cómo el líquido quema mi garganta al tragarlo de un solo golpe. Cheol me observa, preocupado, al igual que Minghao. A menudo dicen que cada persona lidia con el dolor a su manera.

Bueno, esta es la mía.

Un vaso.

Dos vasos.

Tres vasos.

Minghao me quita la botella de las manos cuando ve que estoy perdiendo el control. Cheol suelta un suspiro cansado, llevándose las manos al rostro, como si intentara borrar el peso de la preocupación.

—Entonces, ¿cómo van las cosas, Mingyu? —pregunta Cheol, rompiendo el silencio.

Apreté los dientes, sintiendo la presión en mi pecho.

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