Ubuyashiki estaba preocupado.
Desde el retiro de los gemelos Tsugikuni los demonios habían incrementado sus ataques, y los cazadores no daban a basto con tantos demonios con los que luchar. Los pilares habían intentando detenerlos, pero habían perdido a dos de ellos y los que quedaban ahora estaban con las manos llenas.
El patrón suspiró derrotado. Si el no estuviera enfermo lucharía codo a codo con sus hijos.
Sabía que la lucha era un asunto difícil de llevar, así que el era quien tenía que mantener la calma. Su paz inspiraba a los cazadores, y si el no estaba allí con ellos podría ocurrir una tragedia.
Debía enmascarar sus miedos y ser el apoyo de los demás. No importaba lo asustado que estuviese, tenía que sonreír y ser fuerte por ellos.
Aunque actualmente no se sentía con la fuerza para ello.
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Según Aniue, Yoriichi poseía muchos talentos.
La música claramente no era uno de ellos, ya que las aves salieron volando y los conejos se escondieron asustados ante la primera nota fallida de flauta del hijo del sol.
Lo intentaba, pero no era tan bueno como Michikatsu. Intentando imitar los movimientos de dedos que vio hacer a su gemelo hace años y fallando estrepitosamente. No era como Aniue, quien tocaba la flauta con una elegancia digna de un príncipe, moviendo sus dedos con delicadeza y emitiendo una melodía como el canto de una diosa.
Aniue también tenía múltiples talentos, pero no eran los que a el le gustarían poseer.
Sabía que su hermano quería ser el mejor espadachín de Japón, pero le dolía ver como este no descansaba, entrenando día y noche para lograr su objetivo. Incluso se saltaba algunas comidas y ya no salían juntos porque este le dedicaba horas a la espada.
Michikatsu quería despertar el mundo transparente, aún sabiendo que estaba desperdiciando su presente.
Su hermano iba en un camino autodestructivo cuando se trataban de sus objetivos, pero ignoraba todo lo demás cuando se enfocaba en ellos.
Sabía que era por la envidia que le tenía, sus compañeros lo decían a viva voz cuando Aniue no estaba cerca. Como el gemelo mayor envidiaba al menor por los dones que los dioses me habían dado, sin importarle si este era su hermano, surrusaban cruelmente a sus espaldas.
Yoriichi entendía que tenía poderes increíbles, pero desde su perspectiva no lo hacían mejor que su gemelo. Era solo otro mortal viviendo la vida lo mejor que puede aún si le causa dolor, y el asunto de los celos era uno de los que más le dolía cuando se lo ponía a pensar.
Sabía que era egoísta, pero el renunciaría a sus poderes si le daba la oportunidad de mejorar su relación.
Siguió tocando la flauta, fallando en las notas y emitiendo una melodía tan mala, que incluso su hermano en coma movía la cabeza por el disgusto que le causaba escucharlo.
.... ¿Aniue se movía?.
Dirigió la mirada rápidamente hacia su hermano que reposaba en sus piernas, viendo como este parecía estar más en un sueño profundo que en un coma, un gran avance en su opinión. Quizás si le daba un beso como en los libros despertaría de su sueño profundo. No estaba mal probar.
Agachó la cabeza y le dio un beso en la marca en la frente.
Cuando se alejó, pudo ver como Michikatsu intentaba abrir los ojos y despertar. Yoriichi podía sentir como sus ojos se humedecen ante la escena que estaba presenciando, y no pudo evitar llevarse las manos a la boca para contener sus sollozos.
Aniue había vuelto.
Mientras se secaba las lágrimas oyó un suspiro ronco proveniente de la persona en sus piernas. Cuando volvió a mirar aquel rostro idéntico al suyo, unos ojos carmín apagados lo observaban algo nublados.
- ¿Yo... riichi?- Susurró con la voz desgastada por la falta de uso.
- Aniue, has vuelto- Sonrió suave. Pero por dentro estaba llorando por la emoción.
Los dioses no lo odiaban tanto, ya que le habían concedido el deseo más importante de su corazón.
Su Aniue había vuelto con él.
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Dependencia || Demon Slayer
FanfictionQue su hermano haya sufrido una tragedia por seguirlo es algo que nunca podrá perdonarse. Pero en secreto agradece tal regalo de los dioses, ya que le impedirá huir de su amor hacia el. No lo podrá dejar como los demás.