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Viktor

Su nombre era Viktor.

Era el año 1998, en Rusia. Viktor Ivanov caminaba en la nevada calle con una camisa y unos jeans. Como la mayoría de la gente, el era bastante resistente al frio en Rusia, pero, no era por eso que llevaba solo una camisa en lugar de una chaqueta.

Era por un reto de sus amigos, el trabajaba junto a sus amigos de medio tiempo en un museo. Asi que el reto había sido de ir al dia siguiente en ropas de verano.

Por eso Viktor Ivanov estaba caminando en la nieve temblando de frio a su trabajo de medio tiempo.

Viktor no conocía a sus padres, tampoco a su familia real, su padre adoptivo era alguien de quien apenas podía hablar, pero, hacia años que no lo veía y tampoco se acordaba ya de su rostro. Asi que era un joven de 17 años independiente que trabajaba a medio tiempo en la mañana en un museo y estudiaba en la tardenoche.

Llego tiritando al museo donde sus amigos ya le esperaban. Iari y Klev , Iari (i- Ari) Era una joven de pelo negro corto que le llegaba a los hombros, sus ojos eran azules y su piel clara pero un tono mas oscura que la de Viktor, llevaba puesto una camisa blanca debajo de un chaleco negro y unos pantalones negros, con unos mocasines del mismo monocromo, ese era el uniforme del museo. Klev (klef) era un joven un poco mas alto que Viktor e igual que el era huérfano, tenia cabello marron y ojos verdes, su cabello ondulaba hasta el inicio de sus cachees por lo que no era ni corto ni largo, llevaba puesto un uniforme idéntico al de Iari, pero con mangas largas en su chaleco.

-Vaya, si lo hizo, me debes un dólar Klev – Dijo Iari apenas vio a Viktor llegar

- he- Suspiro Klev sacando de su billetero un dólar verde – mi ultimo billete americano y ahí se va – se lamento mientras le entregaba el billete a Iari.

-¿supongo que debía de no venir? – pregunto Viktor confundido.

- No Exactamente – Dijo Iari volteando hacia Viktor – Yo aposte a que llegarías hasta aqui en ropa de verano tiritando de frio-

- Klev aposto a que no lo haría ¿Cierto?- Se rio Viktor – Como si fuera a dejar un reto de lado.

-No exactamente- Respondio Klev – Yo aposte a que morirías congelado-

-Vaya que buen amigo – Respondio Viktor – Bueno voy a ponerme el uniforme –

Viktor camino hacia los vestidores, eran un pasillo con varios casilleros donde se podían cambiar la ropa antes de empezar a trabajar. Viktor abrió el suyo y saco un bolso con su uniforme.

Viktor vio su cuerpo mientras se cambiaba, el no recordaba casi nada de su vida antes de el accidente, no sentía que nunca hubiese hecho ejercicio, pero sabia que tenia un cuerpo bastante bien acomodado, con musculatura buena pero no excesiva, por lo que el verano anterior se había apuntado a clases de Muai Thai y no le había ido nada mal, incluso después se apunto al Tae Kwon Do, aun asi, su cuerpo no tuvo cambios físicos notables, obtuvo una buena elasticidad y técnica, pero no había aumentado su fuerza ni masa muscular.

Se puso su uniforme que resulto ajustarse a la perfeccion a su cuerpo e inhalo profundamente, el no llevaba el mismo uniforme que Klev y Iari, el llevaba uno que parecía mas bien un smocking y unas gafas negras, unos converse y un audicular, también en la cintura llevaba un cinturón con una porra, una linterna y una pistola eléctrica/paralizante. Klev y Iari eran los guias del museo, mientras el era de seguridad, en un puesto bastante único, guardaespaldas para visitas especiales.

Un puesto que gano hace un año cuando había evitado que un neandertal aplastara a la hija de un senador. Era por ese puesto que debía lucir digno y de confianza, un muro negro de 1,80 cm fornido pero no demasiado intimidante, como un adolescente de mármol.

Se acomodo el traje y se preparo para una larga mañana.

Hoy tenia que trabajar como guardaespaldas de un alto funcionario publico que venia de visita con su hija.

Asi que camino hasta la entrada, parte de su trabajo era revisar el perímetro mientras llegaba el carro de la visita, no saltaba nada raro a la vista, a excepción de una rara marimacho peliroja que llevaba un martillo, pero Viktor la ignoro prefiriendo no entrar en contacto con ella. Cuando volvió el carro estaba llegando. Era un lamborgini blanco con una matricula roja.

Viktor supo que ese era el visitante del dia, asi que se acerco a la ventanilla y toco el vidrio, le cristal bajo y Viktor hablo a través de el.

-Todo despejado –

Abrio la puerta y el funcionario y su hija salieron del carro.

La visita no fue interesante, la niña debía hacer una tarea para su colegio y el padre había rentado el museo para ello, reunión familiar padre-hija normal en Rusia. Sin embargo, le llevo a Viktor un monton de tiempo, la visita se extendió hasta mas alla de su turno, sim embargo no podía solo irse, ya que parte de el deber del trabajo era estar con el visitante hasta que saliera del edificio, aunque también había un par de guardaespaldas de el funcionario. Aun asi, su trabajo era su trabajo.

Estaban en el sotano y daban casi las tres de la tarde.

Ya que tanta gente estaba en el sotano, el aire estaba caliente, el sotano era donde las antiguas exhibiciones se guardaban una vez que salían de presentación y también donde las nuevas eran puestas mientras se esperaba a donde ponerla, en otras palabras un almacen.

El motivo era que la niña quería ver el objeto mas raro del museo y Klev había decidido mostrárselo.

Se trataba de un sarcófago egipcio muy antiguo.

-Eso es solo una momia – dijo la niña haciendo puchero.

- Si eso parece – dijo Klev – pero, descubri un secreto de esta

Klev volteo el sarcófago y luego presiono la superficie de lo que era la parte inferior del sarcófago, con un clic, se abrió una pequeña cámara donde había una especie de polígono de cristal que encerraba una esfera de oro.

-¿bpnito no? – pregunto Klev

La niña sonrio y extendió la mano

Klev se lo acerco para que lo tomara, pero en el momento que lo solto la niña no lo agarro a tiempo y el cristal cayo al piso.

Obviamente se rompió,

-Yo... yo... lo...lo siento – se disculpo la niña al borde de las lagrimas.

Klev estaba en shock.

Iari también.

-Yo ...- El funcionario estaba a punto de hablar cuando Viktor hablo

-Vaya, parece que nuestro recorrido llego a su fin antes de bajar al almacen – dijo guiñándole un ojo al funcionario – Supongo que tendre que limpiar para su próxima visita.

El funcionario asintió y tomo a su hija de la mano. Asi Viktor se deshizo de su trabajo extra al instante.

Una vez el auto del funcionario se fue, los tres se reunieron en la sala de empleados.

-¿Alguien mas sabia de eso? – Pregunto Iari

-No – Respondio Klev – pero no es seguro –

-Bueno, buena suerte arreglándolo – dijo Viktor ya con su ropa casual – yo me voy a casa, estoy destrozado

-Hey, ¿me vas a dejar aquí solo? – pregunto Klev

-Aprende a no apostar contra tu mejor amigo – Respondio Viktor – Ademas creo que Iari te hara compañía



Humanidad y Dioses 1: Internado ValhallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora