IX

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LEONA CROWLY
Glassburn era un pequeño pueblo suburbano a las afueras de Redburn City. Un pueblo con extensos bosques de un verde oscuro que te hacían pensar que ese era el color de el pueblo. Habian caminos y pavimentos para los vehículos, el cielo casi siempre estaba despejado, en pocas palabras, era un pueblo alegre.
Sin embargo, esta tarde, estaba lloviendo.
Aunque era raro, Leona Crowly estaba mas preocupada que asombrada.
Leona tenia el cabello de color rojo, enmarañado como si nunca hubiese visto un cepillo en su vida, sus brazos y muslos se veian rellenos de mas, su piel era clara y unas pecas se esparcían por sus pomulos.
Su piel era grasa, como si le hubiesen untado mantequilla. Su cuerpo parecía un tamal mal amarrado, era rechoncha con un pecho pequeño y piernas flácidas. Ademas, sus ojos eran rojos carmín.
Era un 0 en atractivo físico.
Ademas ella no era muy inteligente o fuerte.
Pero, era una chica buena, tenia ya 16 años, estaba cursando secundaria, dentro de poco entraría a la universidad, solo dos años mas.
Esa tarde estaba lloviendo, cuando salio de su secundaria, ella no podía simplemente ir a su casa con ese clima. Principalmente por que, el único camino para ir a su casa se volvia un pantano cuando llovia.
Si pasaba sobre el pantano, ensuciaría los zapatos y la falda que tanto le gustaban a su madre, eso le traería discusiones y problemas, asi que preferia evitarlo.
Pero llegar tarde le traería una discusión mas acalorada, aunque fuese solo esa noche.
Sin saber que hacer, Leona tomo su sombrilla y empezó a caminar, pasaría frente a la iglesia de ST.Julio, su madre siempre decía que "Cuando no sepas que hacer, busca respuestas en dios".
Las calles se inundaban con el goteo de la lluvia, el sonido era suave y ensordecedor, engullia cualquier otro sonido, pero no era un sonido fuerte, no, era la acumulación de miles de sonidos pequeños que se juntaban.
Leona se pregunto, si como las gotas de lluvia, las creaciones de dios debían estar unidas para crear ese efecto.
Estaba caminando por el campus, se dirigía a la entrada de la secundaria, bajo una sombrilla azul, el cielo oscuro y la lluvia cayendo. "hoy es un dia azul" se dijo a si misma.
El sonido de las gotas de lluvia se volvió mas tenue, Leona quien estaba viendo hacia el suelo se detuvo al ver varios pares de zapatos de colores vivos. Alzo la vista para encontrarse con los ojos azules de una chica de su misma edad.
-Lo siento Eunice, no veía por donde iba- Se disculpo Leona bajando la cabeza de inmediato.
Eunice Laursen, era la chica rubia que veía a Leona con una pequeña sonrisa en su rostro.
-No, Leona, de hecho, llegas en el mejor momento, estábamos hablando de ti- Eunice le respondio con un tono cordial - ¿Sabes que una semana es el cumpleaño de Bethany? Vamos a hacer una gran fiesta y tirar la casa por la ventana ¿Qué dices? ¿Vas...
-Eunice, no, no terminara bien para nadie- Quien le interrumpio fue una chica de su sequito, Eunice era la hija de el alcalde de el pueblo, mientras que esta chica de cabello marron y ojos azules venia de la ciudad vecina, su nombre era Raechel Mayll
-No seas cruel Raechel, ¿no quieres que Leona también se divierta? ¿Tanto la odias?- Pero Eunice se deshizo de la objeción de Raechel sin mucho esfuerzo, detrás de ella se escucharon voces de el sequito de Eunice con cosas como "Si, Raechel, no seas cruel" y "Que mala".
Leona no le dio importancia, estaba, impresionada, era la primera vez que la invitaban a una fiesta, tal vez, Eunice de verdad quería hacer buenas migas con ella.
-Si, voy a ir- Afirmo Leona con una sonrisa
-Ves Raechel, ella quiere ir- dijo Eunice – Es el Domingo, asegúrate de llevar un bonito vestido.
Mientras Leona se veía muy feliz, la lluvia empeoro, Leona no le veía problema, pero Eunice y su sequito salieron corriendo y gritando como si el agua las fuera a deshacer y dejar a las feas brujas que eran por dentro, no, simplemente esta muy fría para ellas, por hoy, Leona no pensaría mal de ellas, siguió su camino tranquilamente hacia la iglesia. Ella podía ver a través de la lluvia, mientras sostuviera su paraguas, ella podría caminar sin perder el eqilibrio.
No necesitaba ver por donde iba para saber como llegar, tenia memorizado como llegar a la iglesia, había ido tantas veces en su vida, que incluso podría ir sin pensar en el camino.
Hoy, ella estaba inusualmente feliz, había conseguido un sobresaliente en su examen de la mañana, luego, Brandon, el chico de quien estaba enamorada, le había hablado en la fila de el almuerzo. Facilmente este seria el dia mas feliz de el año, tal vez de su vida.
Bajo una lluvia que podía ser una tormenta o un diluvio, frente a Leona, había una joven que obstruia la entrada a la iglesia, era una joven que estaba de pie tranquilamente dando vueltas bajo la lluvia con una sonrisa de oreja a oreja.
Era una joven de cabello verde turquesa, el cual era largo y liso, bastante bien cuidado y bonito, su piel era clara, como si el sol nunca la hubiese tocado, sus ojos se encontraron, la chica se había detenido y sus ojos cayeron sobre ella, unos ojos de color azul sin luz, como si la luz nunca pudiese tocarlos.
-Tu... ¿Quién podrias ser?- La pregunta de la joven se escucho por encima de la lluvia
-Lo siento... yo solo... iba a la iglesia- Nerviosa de haber enfadado a la otra chica, Leona intento disculparse.
La chica en cambio olfateo el aire frente a Leona, Leona se sintió un poco avergonzada, esa mañana no se había bañado, y con la lluvia tal vez olia realmente mal, Eunice pudo no habérselo dicho para no hacerla sentir mal.
-¿Por qué tu cabello es rojo? Hueles... ¡¿Cuál es tu Nombre?!- La chica de cabellos turquesa estaba cada vez mas cerca de  la cara de Leona.
-Le... Leona Crowly- Nerviosa, Leona  apenas podía evitar que sus rostros chocacen.
-¿Crowly?... Vaya, Interesante-  La chica de cabellos turquesa se relamio los labios, como quien ve a un plato al que solo espera poder echar diente. – Mi nombre es Sara Frey... A perdón, estoy obstruyendo tu camino a la iglesia... ¿A que dios le rezas?
La joven... Sara retrocedio dejando el camino libre para Leona.
-¿Qué dios? Obviamente al único dios que existe, el padre de Jesucristo.- Respondio Energicamente Leona
-Jaja, entonces le rezas a YHWH, que interesante.- Sara se volvió a relamer los labios, luego volteo su cara hacia la iglesia - ¿Qué dices? ¿Me dejaran entrar?
-El Padre Langton dice que "La iglesia de dios siempre tiene las puertas abiertas para cualquiera"- Respondio Leona – Puedes pasar si quieres.
-Hooooo, que fría – A pesar de el tono en el que Sara hablo, sus ojos todavía estaban excentos de cualquier luz o reflejo en ellos – Ya te dije, quiero que seamos amigas. ¿Por qué me rechazas?
-No... No quería- Leona nerviosa intento evitar que todo se volviera peor, pero apenas pudo encontrar palabras
-Esta bien, solo estoy jugando- Explico Sara con una sonrisa. Pero sus ojos seguían sin sonreir en lo mas minimo.
-Yo voy a... entrar- Dijo Leona empezando a caminar hacia adentro de la iglesia suspirando, era la primera vez que alguien se le acercaba para hablarle. Una nueva amiga al parecer. Por dentro estaba gritando de alegría, pero debía seguir actuando con calma, después de todo estaba frente a la iglesia, la casa de dios.
-sipi dipi, Sara va detrás de ti- Con un gran tono de alegría, Sara siguió a Leona hacia adentro de la iglesia.
Sin embargo, tras entrar a la iglesia, Leona volteo hacia atrás para ver a su amiga.
Sara no estaba, había desaparecido, pero ¿Cuándo?.
Habia una nota en el suelo, una hoja amarilla de no mas grande que la mano de Leona, Leona la recogio del suelo, leyó su contenido, era solo una fecha, hora y lugar, de cierta manera.
"Mañana, al mediodía, lago de Willys"
Leona sabia donde era el lago de Willys, era un lago con forma de media luna, estaba dentro de el bosque, pero se podía llegar rápidamente yendo desde detrás de su secundaria.
En solo un par de segundos, se hizo claro, iria a ese lugar mañana.
-Vaya, parece que te atrapo la lluvia- Una voz masculina sorprendio a Leona.
-Si, padre Langtong- Leona se volteo para poder hablar con el – Venia a pedirle consejo.
-¿En que puedo ayudarte jovencita?- Pregunto el Padre Langton, un hombre de cabello oscuro corto, ojos negros y lentes de botella, bajo el manto de su oficio, parecía increíblemente delgado, almenos en comparación al resto de los encargados de la iglesia.
-Me preguntaba, como llegare a casa, si voy con esta lluvia, el pantano ensuciara mis prendas- Empezo a contar Leona.- Pero si no para de llover, entonces llegare muy tarde y será un problema.
-Bueno, sabes, "ayudar a los demás al final te ayuda a ti". Te llevare en mi auto- Le propuso el padre Langtong con una sonrisa amable a Leona – Tomas, cuida de la iglesia, volveré en una hora.
***
-Fuuuuuuuuueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee- El suspiro de la joven de cabello turquesa resonó por el bosque. – Tanta hambre que podría morir – Se quejo sujetándose el estomago con las manos.
-Callate de una vez – Le respondio un hombre joven sentado en una roca al lado de un árbol. Tenia la piel bronceada, casi anarajada, como el cobre, su cabello era negro y sus ojos eran de un color negro moteado de blanco. - ¿Algun candidato?
-Kether, eres muy impaciente, eres incapaz de entender lo que Sara esta diciendo- Se defendió la joven de cabello turquesa – Tengo muca hambre, mucha, por que Sara se distrajo con una candidata ¿Sabes? Ella olia sabrosa, ¿olia como cerdo frito? No, olia incluso mas delicioso, como si ya tuviese la sangre, pero no la tenia, Sara puede sentir eso.
-¿Puedes dejar de hablar asi? Escucharte a ti misma llamándote Sara me da asco.- Le recrimino El joven sentado en la piedra. – Ese nombre es mucho mas viejo que tu.
-heeeeeeeee, pero Sara Frey es Sara Frey ¿Por qué no puedo usar mi nombre?- Tonteo Sara para molestar a Kether – Es mas Kether, Sara se pregunta si no deberías ir a buscar a tu amiga Sara.
-Deja de molestar- Le respondio de mala gana Kether, levantándose de la roca donde había estado sentado – Rain y Percy parecen estar impacientes, asi que puede que se aparezcan por aquí pronto, estaremos haciendo reconocimiento de la unión y de Caos, pero, eso no es motivo para que tu, mocosa, dejes de trabajar aquí, haz que esa candidata despierte, tenemos menos de un mes, ya te dieron la sangre de Shedim, asi que usala como veas necesario... Ademas, que no te descubran ¿Entendido?
-Sipididu- Respondio Sara sacando la lengua – Confie en mi capatan-
Kether entrecerró los ojos, luego, desaparecio.
-Un mes, un mes- Canto Sara una vez Kether desaparecio – Un mes, no menos de un mes, una semana, que maravilla, en una semana, la trampa puesta, se atrapan mas moscas con miel que con hiel, y con una chica lo atrapo a el. Te espero, Luna de el Origen. Me pregunto que sabor tendras.
Sara se tiro al suelo de el bosque repleto de hojas y barro, empezó a girar en el suelo de un lado a otro, llenándose de barro. No había luz en sus ojos, solo un vacio infinito de una gula sin igual.
-¿Qué sabor tendras? ¿Seras suave o duro?-  Extasiada en su propia mente, Sara giraba de un lado a otro con las manos cubriendo su rostro. De golpe, se detuvo en seco – Mierda, se me olvido por completo, hay otro plato esperando ¿No? Uno que debe ser aderezado con muérdago y especias, debería empezar a buscar especias ¿No? Buena chica, Sara es una buena chica que cumple con lo que debe..
Como si flotara, se puso de pie y empezó a caminar por el bosque, olfateando y siguiendo su nariz, buscando y buscando.
-COMIDA-

Humanidad y Dioses 1: Internado ValhallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora