Capítulo 11

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Jaemin abrazó a Renjun y sonrió encantado al oír esa palabra salir de sus labios. Tal vez su destinado en esa vida no recuerde lo que vivieron juntos, pero él las revivía una y otra vez en su mente gracias a los hermosos momentos que habían tenido.

El pelirosa sabía que era un terrible problema y que no todos los destinados se quedan juntos. Podrán estar unidos por el alma, pero sus corazones no latían por el otro. No como Jaemin, él sentía que con cada vida que pasaba junto al hombre que lo abrazaba ahora mismo, se enamoraba un poco más, como si eso fuese posible.

—¿Estás bien? —preguntó Renjun, mientras aflojaba su agarre. Jaemin lo abrazó apretadamente, con la intención de no volverlo a perder—. Jaemin, estoy aquí.

—¿Te irás otra vez? —abrió sus ojos por miedo a perderlo de vista. Renjun lo miró desde abajo, al ser más bajito debía hacerlo.

—No me iré. No te preocupes, estaré aquí... contigo.

El más alto no se había fijado que ya habían llegado a su planeta, así que no notaba los muchos pares de ojos que los habían visto llegar.

Renjun le apretó la nariz con suavidad. —Te contaré todo, pero debemos ir a casa.

—¿A casa?

—He estado viviendo en Eleary desde hace un par de años —Jaemin lo miró sin poder creerlo—. Vamos, prometo contarte todo.

Jaemin sujetó la mano de Renjun y este lo guío hacia su nuevo "hogar" en su planeta de origen.

Habían pasado 10 años desde la última vez que vio a su querido destinado y resultaba ser que siempre estuvo donde jamás imaginó. Se sentía un poco idiota por no haber buscado en un lugar tan obvio, pero él nunca pensó que Renjun iría a su planeta, sin él.

Renjun detuvo el paso frente a una pequeña y linda casa. Lucía como la que siempre soñó en todas esas reencarnaciones.

—¿Es nuestra? —Renjun asintió y volvió a guiarlo hacia la puerta—. Es como la que dibujé.

—De hecho, esta es. En nuestra primera vida juntos ya teníamos la idea de que éramos destinados, así que cuando comenzamos a pensar en nuestro futuro y dibujaste esta casa, decidieron todas mis reencarnaciones construir tu hogar soñado.

Jaemin abrazó a Renjun y volvió a llorar como siempre lo hacía por las noches al no estar junto a su destinado. Pareciendo un pequeño niño que lloraba por perderse en el centro comercial.

—Esto es injusto, ¿por qué nunca me di cuenta de lo que hacías? En todas nuestras vidas, jamás pensé que harías esto por mí.

Renjun le acarició la espalda con suavidad, tratando de reconfortarlo. —Lo siento, quería que al menos en una vida pudieras vivir en la casa de tus sueños. Y lo logré, en mi última vida junto a ti, Jaeminie —le sonrió con algo de tristeza—. Vamos, entra y ve por ti mismo como es tu hogar de ensueño.

Al abrir la puerta, Jaemin mordió sus labios para no dejar salir un lamento. Los dibujos que hicieron estaban puestos en un lugar específico en su hogar de ensueño. Había algunas fotografías de ambos en todas sus vidas pasadas y un par de cartas que se enviaron la primera vida, cuando supieron que eran destinados y se enamoraron por elección.

—Esto es hermoso, Junnie —lo abrazó esperando que el aroma de Renjun se impregnara a su cuerpo—. Jamás imaginé que estuvieras haciendo algo así.

—Ven, todavía faltan cosas por ver —Renjun moría por besar sus labios, pero no quería arruinar el momento tierno por culpa de sus deseos.

Caminaron hacia la cocina donde Jaemin pudo ver su pequeño mandil que utilizó en su tercera reencarnación.

—¿Cómo es que conseguiste algo tan antiguo?

—Mark me ayudó, en todas nuestras reencarnaciones.

—¿En esta también?

—Vamos, quiero enseñarte nuestra habitación... bueno, creo que quizás quieras dormir solo por un tiempo —Jaemin lo acorraló en la pared, poniendo una mano junto a su rostro y la otra sujetándolo de la ropa.

—¿Estás loco? Si por mí fuera, estaríamos haciendo el ritual ahora mismo, pero estoy seguro de que eres una gallina y quieres conocernos más, como si eso fuera posible.

—Na Jaemin —el pelirosa acercó su rostro al de Renjun, poniéndolo nervioso por la cercanía—. No podemos hacer el ritual hasta que no exterminemos a tu último enemigo.

—Huang Renjun —acercó su rostro un poco más—. ¿Se te olvida que si no hacemos el ritual no volverás a reencarnar y yo moriré en todas mis próximas reencarnaciones a una edad joven porque recordaré que tú no estarás conmigo?

Renjun mordió sus labios con algo de pena y besó con suavidad los labios de Jaemin. —No quiero que vivas sufriendo por mi culpa, Jaeminie.

—Y yo no quiero vivir sin ti, Junnie —Jaemin puso sus manos con suavidad en el rostro de Renjun, profundizando el beso, mientras ambos lloraban en silencio—. No pienso vivir sin mi amado Renjun —volvió a decir mientras atacaba los deliciosos labios de su querido destinado.

Subieron las escaleras hasta la habitación donde dormirían, Jaemin trató de quitarle la camiseta a Renjun, mientras el más bajito le intentaba bajar los pantalones.

—Espera, primero quitémonos la ropa —propuso Renjun cuando se dio cuenta de que besarse y desnudarse no se podían hacer al mismo tiempo.

Si esta era su última oportunidad de crear una familia, Renjun pensó que podría posponer la idea de asesinar al enemigo de su destinado.

—Te amo, Junnie —suspiró Jaemin en cuanto se recostó en su cama matrimonial—. Desde nuestra primera reencarnación hasta ahora eres al único que he amado.

Renjun mordió sus labios y lentamente se acercó a Jaemin, acariciando su cuerpo desnudo en el camino.

—Te amo, Jaeminie. Desde antes de saber que éramos destinados en nuestra primera vida... incluso ahora que me reusaba a volver a verte para que pudieses vivir una vida más larga. Aunque más tarde creas que soy un egoísta por solo pensar en mi vida junto a ti.

Jaemin negó y acarició el cabello largo de Renjun. —No podría decirte egoísta, Junnie. Porque si yo fuera tú, haría exactamente lo mismo para poder vivir contigo una vez más. No importa el tiempo que podamos existir junto al otro, lo único importante es que estamos juntos, atados desde el alma hasta el corazón.

Destinados /RenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora