Decisión

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Su varita descansa cómodamente sobre su cabello, un pequeño hechizo le realiza una suave moña que se sostiene solo con colocar su varita allí.

No es el porte aristocrático que se esperaba de él pero ciertamente es cómodo y rápido, no sabe porque un día decidió dejarse crecer el cabello pero ahora sus prístinos cabellos rubios caen en cascada hasta la mitad de su espalda.

Aunque el cabello podría ser el menor de los problemas de sus antepasados con su look, la pijama quirúrgica muggle verde con la bata blanca con bordes mágicos en movimientos de pequeños dragones voladores podría ser peor que unos cuantos centímetros de cabello más allá de lo respetable para un hombre.

Se enlista para otro nuevo día de trabajo. Es una absoluta broma que en la mañana trabajará como sanador calificado con Lilly Potter y en la tarde tendrá turno de pasante en el mismo San Mungo con otros 4 colegiales recién graduados de Hogwarts.

Lo irrisorio de la vida no deja de sorprenderle algunos días.

Camina por el pasillo y abre con delicadeza la puerta inmaculada que resguardar el pequeño desastre de habitación de su hijo, donde sea que se mire la recámara parece viva y mágica. Los peluches y juguetes están esparcidos en alguna clase de orden que su hijo realiza, libros infantiles y de colorear con una inmensa caja de herramientas mágicas y muggles para pintar, el closet abierto que muestra la carga de ropa y pijamas felizmente organizadas por dibujos que más le gustan a Scorpius. Mientras las estrellas y dragones bailan en las paredes y techos velando el dulce sueño de su niño.

Se sienta en el borde de la cama, arrullando a su hijo. Dioses arriba lo ama más de lo que nunca imaginó amar a nadie.

Besa con dulzura sus suaves cabellos de bebé, y se acurruca un instante con su bebé en brazos para recargar energías de un día más en San Mungo.

– Papi... – musita la voz adormilada de su estrellita.

Sonríe de solo verlo restregar sus ojitos con sueño al mismo tiempo que se acerca más a su abrazo para seguir durmiendo. – Si bebé, papi ya se va a ir a trabajar. Te amo millones Scorp, ten un lindo día de acuerdo y disfruta la tarde con tus abuelos. Te recogeré a la noche amor – menciona mientras acaricia su espalda.

Pequeños ojos grises lo miran con alarma inmediata. – ¿Papá no va a ir con nosotros? – susurra su bebé mientras sus manitas se aprietan en su bata.

Le parte el alma no poder pasar todo el tiempo que quisiera con su hijo.

– Amor, ya hablamos esto te acuerdas, papi hoy tiene que trabajar todo el día pero mañana estaré en casa contigo – menciona mientras besa sus cabellos.

Un pequeño gemido y lágrimas es su respuesta, suspira con tristeza. Scorpius es el niño más dulce y juicioso que se puede desear, pero sigue siendo un niño pequeño que desea a su papá en todo momento y eso está bien, son etapas de la infancia qué hay que respetar.

Recoge su bulto envuelto en una manta suave y lo carga en brazos, susurra con amor dulces palabras tranquilizadoras, abraza sin apretar ni contener a su bebé, le recuerda todas las cosas maravillosas que podrá contarle a la noche cuando se vean y promete destinar su tiempo para que mañana puedan dar un paseo por Londres muggle.

Besa sus mejillas moteadas de lágrimas, y su frente. Recordándole cuánto lo ama, y dándole las seguridades que un bebé necesita escuchar de su padre.

Le hubiera gustado que su padre le recordara que lo amaba, más allá de las veces que lo enorgullecía por algo. Así que se lo dice todas las veces que pueda a su bebé.

El dragón de LilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora