Capitulo 9: ¡Simplemente extrañezas del Conejo!

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Regulus estaba a mitad de una discusión con Barty cuando sintió que alguien tiraba del cuello de su camisa, haciéndolo inclinarse un poco.

—¿Qué mierd-

—Hola, esposo. —Hermione lo saludó, besando su mejilla.

Regulus se sonrojó. Una sonrisa pequeña se curvo en sus labios mientras miraba a Hermione embobado. 

—No estamos casados. —dijo, tardíamente.

Pero Hermione ya se había ido en dirección a James Potter. No hizo falta decir que Barty se burló de Regulus el resto de la tarde.

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Sirius observó confundido a Hermione, misma quien se encontraba mirándolo con atención.

—¿Pasa algo, gatita? —le preguntó. —¿Te enamoraste de mí? —bromeó.

—No vayas a Azkaban. —Hermione le dijo.

—¿Qué?

—Sea lo que sea que pase, asegúrate de no ir a Azkaban.

Sirius parpadeó.

—¿De acuerdo?

Hermione le mostró una sonrisa de labios, dándole unas suaves palmaditas como si de un perro se tratara y regresó la mirada al libro en sus manos.

Sirius se apoyó en la mesa de la biblioteca, mirando a la niña con curiosidad. Ella era extraña.

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—Deberías considerar tener más de un hijo. —Hermione dijo, de repente, a Lily.

—¿Qué? —Lily la miró confundida.

—Para que Harry no este solo. Ser hijo único no es divertido. Deberías tener otro más. —Hermione continuó diciendo.

—¿Mi primer hijo va a llamarse Harry? —Lily preguntó, divertida.

Hermione asintió. —Harry James. Y tendrá tus ojos.

—¿Eres vidente? —Lily bromeó.

Hermione bufó. —Solo conozco el futuro.

Ella no parecía bromear.

Lily no estaba segura de como tomarse eso.

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—Me voy a volver loco. —Barty gimió, dejando caer la cabeza contra la mesa de Slytherin.

—Lo harás. —aseguró Hermione, mientras comía un gajo de naranja.

Ella le había contado sobre su futuro. Barty le creyó. Regulus simplemente los miró en silencio.

—¿No estabas loco ya? —Evan cuestionó.

—¡Este es solo mi estado natural! —Barty se defendió. —Vete a la mierda, Evan.

—Lo que sea con no estar cerca de ti, subnormal.

Barty le enseñó el dedo medio a su amigo.

Hermione se río. —Pero no te preocupes, todavía serás inteligente. Eso es todo lo que importa.

—¿Lo es?

—Sip.

—Entonces está bien.

—Pero no seas malvado. —Hermione le advirtió.

—No seré malvado. —asintió Barty.

—O te mataré.

—O me matarás.

Barty juró no volverse malvado, aceptando completamente que su pequeña amiga lo mataría si eso pasaba. Hermione le creyó a Barty.

Regulus simplemente... los observó. Y luego dejó de hacerlo cuando Hermione y Barty comenzaron a hacer el ridículo juntos. 

El conejo de la SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora