Capitulo 10: La serpiente que sintió. Y que sintió bastante.

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La frescura de la noche tocaba sus cuerpos, haciendo los estremecerse suavemente. La luz de la luna, grande y redonda, iluminandolos con dulzura mientras ellos se acurrucaban, sentados uno al lado del otro, estando tan cerca que fácilmente podían tocarse si se movían. Las estrellas titilantes llenando cada pequeño pedazo de oscuridad del cielo nocturno, acompañándolos también.

"Él se acerca." Hermione murmuró.

"¿Quién?" Regulus cuestionó con una calma que rara vez poseía en sí mismo.

"Un amigo que vivió tres veces por la gracia de la muerte." La niña respondió, mirando cada estrella del cielo como si estuviera analizando un mensaje. "Los planetas lo dicen." Declaró. "Aunque es una tontería confíar en ellos. No son claros. Y la adivinación es solo para los tontos ilusos que piensan que pueden cambiar su destino."

"Si es una tontería, ¿Entonces por qué-?"

"Porque quiero ser una tonta ilusa esta vez." Hermione le interrumpió.

Regulus tomó suavemente la mano de Hermione. Estaba fría. Muy fría. Él tomó su varita con su mano libre y lanzó un hechizo de calentamiento sobre el cuerpo de la niña.

Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Hermione ante el dulce gesto, pero no dijo nada en lo absoluto.

"¿Alguna vez has deseado hacer todo de nuevo?" La mirada de Regulus estaba sobre ella, curiosa y dulce. Un brillo lleno de ternura en sus ojos del que era casi imposible deshacerse cada vez que pensaba en ella o que la miraba a ella.

"Todo el tiempo." Hermione respondió en un susurro suave, tan bajo que su voz casi no se escuchó.

Su expresión tan triste y tan melancólica que provocó una opresión en el pecho del chico, un sentimiento tan doloroso que él deseó intensamente poder cambiar lo que sea que la molestase para poder ver una sonrisa en sus labios una vez más.

¿Por qué sentía que podía darle el mundo entero si con eso solo podía ver su sonrisa un poco más? Esa escaza sonrisa sincera, que era tan dulce, tan hermosa y tan brillante que dejaba en vergüenza a la belleza misma. ¿Por qué, con una intensidad sorpresiva e irreverente, él deseaba romper el mundo para poder construirle uno nuevo a Hermione tan sólo para hacerla un poco más felíz? ¿Tan sólo para ver una sonrisa genuina en su rostro una vez más?

Regulus deseaba verla felíz. Deseaba hacerla felíz. Lo deseaba de una forma pura, irreverente, loca y absoluta. Lo deseaba con tanta fuerza y pasión que, con tan sólo ese sentimiento, él podría cambiarlo todo a su alrededor.

Pero, ¿Qué fue eso? ¿Fue un hechizo directo a su corazón que la bruja le lanzó sin saberlo? Pero si era así, ¿Por qué no estaba enojado o furioso con ella? ¿Por qué no podía despreciarla? ¿Por qué no podía hacer algo más que... quererla?

¿Quizás fueron sus propios sentimientos haciéndose presente? ¿Estaba realmente enamorado en tan poco tiempo, con tan poco conocimiento? Regulus sintió que se estaba volviendo loco. ¿Fue esa la locura Black de la que hablaban sus familiares? ¿O fue solo aquella pasión proveniente de sentimientos genuinos que no podían explicarse con palabras y que apenas alcanzaba a explicarse con acciones?

Fue extraño. Fue estúpido. Fue absolutamente irracional y delirante. Estúpidamente ilógico. Pero no por eso vergonzoso. De hecho, se sintió orgulloso de lo que sentía incluso si apenas lo estaba descubriendo.

Él era tan joven y, sin embargo, sus sentimientos fueron tan intensos e ilógicos, carentes de una racionalidad que a Regulus lo caracterizaba. ¿Era eso amor? ¿Verdadero amor? ¿O fue solo una burda ilusión qué llenaba su mente y alma, vislumbrando por una falsa sensación de un sentimiento que quizás no estaba allí?

No, pero eso no podía ser. Sus sentimientos fueron reales. Él los sintió. Los sintió fuerte e intensos. Los sintió de manera dolorosa, pero también cálida y dulce. Fue algo más allá de simples conjeturas basadas en indicios de cosas materiales. Fue algo inmaterial, etéreo. Fue profundo.

Fue...

Fue amor.

Regulus estaba seguro de que lo era, porque sino... ¿Cómo clasificaba esos sentimientos en su interior? ¿Cómo los llamaba? ¿Cómo los explicaba?

"Sabes que me gustas, ¿Verdad?" Regulus cuestionó. Su mirada fija en Hermione.

Sus ojos de un azul pálido tan intenso que casi parecía un precioso tono de gris, observándola con tanta reverencia, con tanta intensidad y devoción que incluso cupido mismo se sentiría avergonzado por no poder recrear aquel genuino sentimiento.

"Lo sé."

Hermione lo miró. Y ella lo miró. Sus ojos de un marrón acaramelado pareciendo ver a través de él, observando su alma, juzgando y al mismo tiempo reclamando su corazón sin necesidad de palabras.

"Gracias."

Hermione le sonrío. Fue una sonrisa suave y pequeña, y sin embargo, tan genuina como ninguna otra.

Él corazón de Regulus latió dolorosamente rápido. Sus mejillas ruborizandose mientras la miraba con una adoración digna de un enamorado mirando a su amada.

Oh, por todos los Dioses y por el Gran Salazar. ¡El estaba tan perdido! Y, sin embargo, no le importó estar enamorado.

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⏰ Última actualización: Jun 18 ⏰

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