4. Visitas Inesperadas

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El sol brillaba en el cielo, proyectando su cálida luz sobre los jardines del hospital. Era uno de esos días excepcionalmente soleados, una rareza para esta ciudad que por lo general suele estar cubierta por nubes grises y lloviznas gran parte del año.

Aunque generalmente prefiero los días nublados, esta vez apreciaba en verdad la luz del sol que caía en el suelo, como un contraste a la monotonía del hospital.

Cheryl se encontraba a mi lado, con una sonrisa en el rostro, observando cómo me esforzaba por caminar con la dificultad de unas vendas en cada una de mis piernas, y por supuesto, el dolor persistente pero soportable.

-Nate, en serio, deberías estar descansando en en tu cuarto -sugirió Cheryl con voz seria.

-Descansaré cuando esté muerto -guiñe, tratando de aligerar la tensión con una broma.

-Bien, pero por lo menos hay que ir más despacio. Si sientes mucho dolor, regresamos al cuarto para que te acuestes, ¿de acuerdo?- insistió Cheryl tomándome del brazo.

Asentí mientras la miraba a los ojos. Los jardines estaban repletos de flores de colores brillantes y árboles frondosos que proporcionaban sombra, creando un oasis de tranquilidad en medio del ajetreo del hospital. Cada paso que daba era un pequeño triunfo sobre el dolor.

A medida que caminábamos, compartíamos historias y risas, dejando de lado las preocupaciones del mundo exterior. La brisa fresca acariciaba nuestra piel, y por un momento, la realidad del hospital parecía estar a una distancia segura.

En medio de la fresca brisa, noté que Cheryl desviaba la mirada hacia un punto en particular, mostrando cierta inquietud. Seguí su mirada y descubrí a un joven de cabello rubio y porte elegante acercándose hacia nosotros. Su presencia era casi imponente, y la tensión en el aire se volvió palpable.

-Darek... -susurró Cheryl con una mezcla de nervios y disgusto en su voz.

-Hola, Cheryl. Qué bueno verte -dijo el tal Darek, mostrando una sonrisa que no llegaba a los ojos. Su mirada era fría y calculadora, y no había duda de que su presencia estaba desestabilizando a Cheryl.

-N-nate, te presento a Darek Fitzroy, un antiguo compañero de la preparatoria -dijo Cheryl, su voz temblando ligeramente.

Darek me miró de arriba abajo, evaluándome con una expresión arrogante que no pasó desapercibida. La tensión entre Cheryl y él era evidente, y me preguntaba qué tipo de historia había detrás de su incomodidad.

-Un placer conocerte, Nate -dijo Darek con un tono que parecía más una burla que un saludo genuino.

El ambiente se volvió incómodo de inmediato. Darek no dejaba de mirar a Cheryl con una intensidad que parecía cargada de un pasado no resuelto. Era como si estuviera evaluando cada uno de sus movimientos, buscando algo que no podía identificar.

-¿Qué te trae por aquí, Darek? -preguntó Cheryl intentando mantener la calma, pero su voz denotaba un nerviosismo subyacente.

-Solo quería ver cómo estabas después del accidente que tuviste. Escuché que estabas en el hospital, así que pensé en venir a visitarte -respondió él con una sonrisa que me pareció completamente falsa.

-Ah, ya veo. Bueno, gracias por preocuparte, pero como ves, estoy bien -dijo Cheryl, tratando de disimular su incomodidad. Su mirada evitaba la de Darek, y su cuerpo parecía tensarse cada vez más.

Darek siguió con nosotros durante un rato, haciendo comentarios insinuantes y sarcásticos que me hicieron sentir cada vez más incómodo. Su actitud despectiva y su forma de hablar eran claramente molestas para Cheryl, y yo no sabía si debía intervenir o simplemente dejar que pasara.

Después de un tiempo, Darek se despidió con una mirada intensa dirigida a Cheryl.

-Espero volver a verte pronto, Cheryl. No olvides que siempre estoy para ti cuando necesites algo -dijo antes de alejarse, su tono cargado de una amenaza sutil.

Una vez que se fue, Cheryl suspiró aliviada. -Lo siento, Nate. Darek puede ser un poco... odioso, no voy a mentir -mencionó, sus ojos reflejando un cansancio que no había notado antes.

-No te preocupes, Cheryl. Parece tener sus propios problemas -le respondí tratando de quitarle importancia al encuentro. Sin embargo, por dentro, no podía evitar sentir una punzada de preocupación. Darek había dejado una sombra sobre nuestra visita, y no podía ignorar la sensación de que había más en juego.

Regresamos a la habitación del hospital después del paseo en los jardines. Cheryl y yo caminábamos tomados de la mano, riendo por alguna broma que ella había hecho. La risa compartida ayudaba a despejar el aire pesado que Darek había dejado atrás.

Sin embargo, al entrar a la habitación, me llevé una sorpresa. Evy estaba allí, esperándome con una expresión que mezclaba emoción y preocupación.

-¡Nate! -dijo Evy con entusiasmo mientras se acercaba a mí y me abrazaba fuertemente. -Me alegra tanto verte. Me he sentido tan sola en el trabajo sin ti -. Su abrazo me sorprendió, pero no quería parecer descortés, así que le correspondí el abrazo con suavidad.

-Lo siento, Evy. No quería preocuparte -le respondí. -Cheryl está aquí conmigo, cuidándome muy bien. No tienes que preocuparte por mí.

Miré de reojo a Cheryl, quien observaba la escena con una expresión neutral en el rostro. No sabía cómo se sentiría ella respecto a la repentina aparición de Evy.

Evy se separó del abrazo y me miró con una sonrisa agridulce. -Lo sé, lo sé. Me alegra que estés en buenas manos -dijo con una ligera tristeza en su voz. -Pero te extraño mucho en el trabajo. No es lo mismo sin ti.

Me sentí halagado por su preocupación, pero al mismo tiempo, noté que Cheryl no parecía muy contenta con la situación. Intenté calmar las cosas y hacer que todos se sintieran cómodos.

-Cheryl, ella es Evy, una compañera del trabajo. Evy, ella es Cheryl, una amiga muy especial -las presenté con una sonrisa.

Cheryl le devolvió el saludo de manera amable, pero pude notar una pizca de incomodidad en su mirada. Evy parecía no darse cuenta o no querer hacerlo, y continuó hablando animadamente sobre cosas relacionadas con el trabajo.

Durante toda la visita de Evy, me esforcé por mantener un equilibrio entre ambas, pero la tensión era evidente. Cheryl era reservada y cortés, pero algo en su mirada sugería que no estaba del todo feliz con la situación.

Finalmente, Evy se despidió con una promesa de volver a visitarme pronto. Una vez que se fue, Cheryl y yo quedamos solos en la habitación. Sentí la necesidad de aclarar las cosas.

-Cheryl, lo siento si te incomodó la visita de Evy -le dije sinceramente. -Es solo una compañera de trabajo, eso es todo.

Cheryl suspiró suavemente y me miró con ternura. -No te preocupes, Nate. No tienes que disculparte -respondió con una sonrisa que me sorprendió y me tranquilizó.

Su respuesta me quitó un peso de encima. Aunque había una parte de mí que se sentía preocupado por la situación con Darek, decidí dejar que el tiempo hablara por sí mismo. Lo importante era que, en ese momento, estábamos juntos y eso me daba esperanza para enfrentar lo que viniera.

Por Azares Del Destino Trajiste Color A Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora