Capítulo 2

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Leo y Nando iban en la carretera

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Leo y Nando iban en la carretera. Habían pasado varias semanas desde que habían ayudado a ese pequeño pueblo en Veracruz y habían logrado que el equilibrio con los Chaneques regresará, igualmente que Leo al fin había recuperado su habilidad de ver a sus amigos.

- Entonces qué opinas Chisguete? -

Leo miró a su hermano, saliendo de sus pensamientos. -¿Qué?-

- Si... de la idea que te dije de la panadería? - mencionó el mayor mientras comía una pera que habían encontrado en el camino. - Eh.... Suena bien...?-

- Ay Chisguete, sal de las nubes! No me pusiste atención referente a lo que te dije ..- Mencionó Nando suspirando al ver a su hermano y después darle un sape en la cabeza.

- Oh pues, perdón tu. - respondió Leo sobándose la cabeza tras el sape de su hermano.. sabía que debía estar más pendiente pero, las pesadillas habían aumentado: ese reflejo suyo con ojos diabólicos lo seguía además que las imágenes de casi perder a su hermano, estaban en las pesadillas, haciendo que muchas noches solo pudiese dormir unas cuantas horas. - Sólo estoy algo cansado Nando... Van varias noches que no he dormido bien. -

Fernando San Juan observaba a su hermano menor quien se tallaba los ojos al bostezar, sabía que desde su última aventura, Leo no había podido dormir bien y conciliar el sueño, varias veces había intentado hablar con el menor, pero siempre este le decía que no era nada. - Chisguete... De verdad.... ¿estás bien? Se que me vas a decir que si, pero... Recuerda que aún eres mi hermanito... Y me preocupo por ti, tú.-

- Lo sé Nando... pero estoy bien. De verdad.- respondió el menor sacando una manzana de una de las bolsas, partiéndola en dos, dándole una a su hermano. - Además, como no quieres que no duerma bien si duermo junto a ti tarugo, con tus ronquidos. -

Leo comenzó a reír al notar la expresión de Nando, quien después empezó a reírse. - Mejor ni digas, famosísimo Don Chisguete. Mi miedo es que las aguas perdidas me salpiquen - Leonardo golpeó suave a su hermano, al escuchar lo último, sin decirle algún tipo de palabra de enojo. Sabía que había sido muy afortunado que Nando estuviera vivo después de volar la presa, por poco pensó que se quedaría completamente solo, así que notaba que el apodo de su hermano era más con cariño detrás que con el afán de molestarlo como cuando eran niños.

El cazafantasma notó como la noche comenzaba a rodearlos, así que el caballo aumentará el paso. - Me toca la guardia Nando..-

- Chisguete... Yo puedo hacerlo, no hay problema. - respondió Nando mientras bostezaba, llevaba dos días haciendo la guardia mientras seguían avanzando. - No, no te preocupes Nando, yo puedo hacerlo... Tú tomate un coyotito.-

Y dicho esto, solo se escuchaban los ronquidos del mayor en la parte trasera de la carreta.

Leo observaba como su fiel caballo Tormenta comenzaba a bajar la velocidad, así que decidió que debían orillarse, para que pudiese descansar. Ya sin estar en movimiento, el menor de los San Juan, observaba las estrellas y las diversas constelaciones que formaban, notando como una tenía la forma de una joven, no era muy delgada pero si notaba de manera correcta como el cabello estaba en un tipo de coleta y tenía una sonrisa leve, recordando de manera inmediata a una jovencita de Guanajuato.... A Valentina.

La leyenda del Cerro de TeresonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora