La leyenda del Cerro de Teresona

Capítulo 4

Leo caminaba delante del grupo mientras que Nando y Santiago lo seguían, abriéndose paso entre los diversos árboles y arbustos del bosque, al mismo tiempo en que el barco fantasma de sus amigos se detenía a soltar el ancla.

- Entonces... ¿Cuál es el plan capitán? - preguntó Don Andrés mientras que al igual que los demás fantasmas y los alebrijes, lo alcanzaban a pie o flotando. El poblano sonrió al ver a sus amigos y comenzó a contarles un breve resumen de lo que les había contado Santiago, mientras Nando y el hermano de en medio de los Trejo, dejándolos atrás.

Este último observaba a Leo, como de repente comenzaba a hablar solo al aire, preguntándose qué le había visto Valentina. - No te preocupes, mi hermano no está loco ... - dijo Nando al ver la expresión en su rostro. - Leo puede ver a unos fantasmas que son sus amigos y lo ayudan demasiado. -

- ¿De verdad? - preguntó Santiago

- Si entre ellos está mi novia, Teodora. -

Santiago miró a Nando. - Pero si ella es un fantasma... ¿Cómo pueden estar juntos? - Esto dejó al mayor de los San Juan pensando muchas cosas.

- Entonces simplemente es encontrar a Valentina, detener a la bruja y salvar a la niña? - preguntó Alebrije viendo a Leo y a los demás.

- Pus es pan comido. - comentó Evaristo.

- Si es demasiado fácil. - respondió Don Andrés.

- Pero aun así... No deberías hacer esto Leo. - dijo Xóchitl viendo a Leo seria.- Te estás poniendo en peligro..-

- No Xochitl, necesito hacerlo. Valentina necesita mi ayuda. - respondió Leo mientras seguía caminando, abriendo paso entre los arbustos robustos del bosque. - Ella nos ayudó cuando llegamos a Guanajuato buscándote Xochitl, igual varias veces me salvó de morir a manos de las momias.... Es mi amiga y uno ayuda a sus amigos sin dudar.. Nosotros lo hicimos cuando fuimos por ti cuando Rousseau te atrapó. -

Todos los fantasmas podían notar la palpable tensión entre ambos, la desesperación de Leonardo para salvar a la guanajuatense, la cual incluso podrían jurar que había algo más detrás, mientras que Xochitl, parecía desesperada en cuidarlo pero con un toque de algo parecido a celos.

- Ash... Osea odio decir que Xóchitl tiene razón Leo.- habló Teodora mientras veía de reojo a Nando quien iba caminando detrás de ellos, sintiendo un par de sentimientos muy parecidos a su amiga.

- Sólo les estoy pidiendo su ayuda. Si tanto no quieren o si sienten miedo, olvídenlo. Con Nando y Santiago perfectamente bien puedo hacer esto.- Leo estaba serio y muy molesto, al mismo tiempo que una rama de un árbol le pegó en la cara, haciéndolo enojar aún más. - Si no quieren ayudar, mejor váyanse. -

Nando vió como su hermano se adelantaba apretando los puños y murmurando, tras que una rama de un árbol le pegara, dándole a entender que algo había pasado. Caminó buscando alcanzarlo y poder saber qué.

- ¿Y ahora qué pasa Chisguete? - preguntó el mayor de los San Juan al menor quien estaba molesto y murmurando palabras.

Leo suspiró y cerró los ojos. - Estamos solos en esto. -

Nando miró a su hermano sorprendido. - ¿Qué quieres decir Leo? - El menor sentía la mirada de su hermano en él, haciéndole sentirse algo calmado. - Mis amigos no nos quieren ayudar... Según ellos es muy peligroso-

- En cierto modo pueden tener razón Leo... - Nando se detuvo de hablar al recibir una mirada molesta de su hermano. - No, no espera, espera, déjame terminar.. - El poblano mayor tenía la atención del menor, sin perderlo de vista. - Puede ser peligroso... pero estamos juntos y podemos enfrentar cualquier cosa juntos. -