Capítulo Ocho

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Ethan, salió corriendo a la parte trasera de su casa, se acercó hacia el vallado blanco que dividía su patio del de Cassie. Ethan era casi tan alto como la cerca, así que no tuvo problemas para poder saltarla. Cruzó el casi vacío patio de su vecina y se acercó al enorme ventanal que llevaba hacia su living. Golpeó el vidrio con insistencia mientras escuchaba los gritos del hijo de puta que estaba en la puerta principal. En menos de un minuto, la vio acercándose hacia él. Se preocupó al verla tan pálida, envuelta en una bata de baño. Ella le abrió. Ingresó y él la abrazó.

Cassie, temblaba imperceptiblemente, pero temblaba. Y eso hizo que la rabia creciera en desmedida dentro de él. La alejó un poco y tomó su rostro con ambas manos.

—Tranquila, preciosa —le susurró —Ya estoy aquí, él no va a hacerte nada.

Los labios de ella temblaron, y él vio que estaba conteniendo las lágrimas que habían llenado sus ojos. Quiso arrancarle el cuello al bastardo.

—No sé que está haciendo aquí —su voz tembló —No sé como diablos consiguió mi dirección. Yo jamás se la dije —Cassie respiró profundamente y pensó en como Josh pudo haber conseguido encontrarla. Miró a Ethan al instante —Oh, Dios... seguramente me siguió desde el trabajo.

—Shh, tranquila —él volvió a apoyarla contra su pecho —Debemos llamar a la policía primero. ¿Por qué no llamas mientras yo me encargo de él?

—No, Ethan, él no está del todo bien. No quiero que te haga nada.

Ethan, acarició sus labios con el pulgar, separándolos un poco. Se inclinó, sin poder resistirlo, y la besó cortamente.

—Es hora de que me veas tratando con infelices, preciosa. Soy un experto en ello —le aseguró.

Cassie, apretó los labios, reteniendo la protesta que tenía allí, al verlo alejarse en dirección a la puerta. Corrió hacia el teléfono y marcó el 911.

—Policía.

—Sí, necesito un patrullero, por favor. Mi ex marido está en la puerta de mi casa, y tengo una orden de restricción para él —le indicó la dirección —Creo que está borracho.

—¿Está sola, señora? —preguntó el policía.

—No, no estoy sola.

—Bien —ella miró hacia donde sabía que Ethan estaba. No pudo oír nada —Ya estamos enviando un patrullero, señora. Mantenga la calma.

—Gracias.

Colgó y se dirigió rápidamente hacia la entrada. Ethan, no estaba allí con la puerta abierta. Con cuidado se acercó a la ventana más cercana y corrió la cortina para poder ver. Su imponente vecino estaba parado frente a Josh, bloqueándole el paso.

—¿Quién demonios eres tú? —Josh escupió las palabras con torpeza.

Ethan, cerró los puños, aguantando las ganas de romperle la cara, y cruzó los brazos sobre su pecho.

—Voy a ser muy claro —habló con bastante calma. La voz grave de Ethan lograba, a veces, intimidar a otros hombres —No quiero volver a verte cerca de aquí.

—¿Dónde está Cassie? —lo interrumpió e intentó acercarse nuevamente a la puerta, pero solo chocó con el firme cuerpo del bombero.

Cassie, se mordió el labio inferior con preocupación y deseó con todas sus fuerzas que el patrullero apareciera rápido.

—Ella no está en casa...

Josh, lo miró de arriba a bajo y luego sonrió levemente.

—¿Eres su nuevo acompañante? —quiso saber.

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