Capítulo Once

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Cassie, giró con su silla de cuero, dentro del reducido pero acogedor espacio de su cubículo, que se encontraba bien ubicado junto a una de las ventanas más grandes de la oficina, y ofrecía una vista privilegiada de la ciudad. Ubicada en el piso treinta y tres, funcionaba la revista 'COSAS DE MUJERES', en donde Cassie era la encargada de las columnas para mujeres. Pero ahora no podía concentrarse y terminar su nota, que debía ser entregada al final de la tarde.

Su mirada se fijó en la ventana. No podía concentrarse porque no había podido dormir demasiado. Un tanto inquieta por la falta de alguien en su cama, dio vueltas y vueltas. Al despertar y encontrarse sola, se sintió extrañamente molesta.

¿Por qué lo extrañaba?

No quería acostumbrarse a eso. Pero lo echó de menos, y ciertamente estaba un poco preocupada.

—Cassie —ella giró ante el sonido de su nombre.

Gabriella, una de las chicas de mensajería, estaba asomada por encima de uno de sus paneles.

—¿Qué pasó? —le preguntó.

—Tienes una llamada en la línea dos.

—¿Una llamada? —frunció el ceño. Nadie la llamaba a la oficina. Todos la buscaban en su celular —¿Quién es?

—No lo sé —sonrió Gabriella con picardía —Pero tiene una voz extremadamente masculina.

Los ojos de Cassie se abrieron con sorpresa, y se tiró sobre el teléfono rápidamente. Con las mejillas levemente sonrojadas, le hizo un gesto a Gabriella para que se fuera. Sonriendo, la chica se alejó.

Cassie, tragó varias veces y respiró profundamente antes de levantar el tubo.

—¿Hola? —ella utilizó su tono de voz profesional.

—Soñé toda la noche con tu voz —él pareció suspirar al escucharla —Pensé en ti en cada minuto de trabajo, ¿te parece justo?

Ella sonrió, y sabía que lo estaba haciendo bobamente. Su corazón, palpitó rápido, sintiéndose tonta, con ganas de reír estúpidamente.

—Hola, Ethan —se recostó contra el respaldo de su silla —¿Cómo te fue?

—Bien, estuvo bastante tranquilo... común.

Ella se mordió levemente el labio inferior.

—¿Cómo conseguiste el número de la oficina? —quiso saber.

—Uno tiene sus contactos, preciosa —su voz era mucho más grave, oscura, por teléfono —¿No debería haber llamado?

—No, no es eso —negó ella soltando un suspiro —Solo que justamente estaba pensando en ti, y ahora estamos hablando.

—¿Me extrañaste? —inquirió él con tono esperanzado.

Cassie, apretó los dientes, guardando las palabras que él quería escuchar.

—No puedo concentrarme en escribir —eso sería lo único que admitiría a él. El echo de no poder trabajar por estar pensando en él.

—Oh, entonces no soy el único que ha sido afectado en el horario laboral...

—No es divertido —lo regañó ella —Tengo que terminarlo para dentro de dos horas.

—¿Sobre qué debes escribir?

—Se acerca el invierno... no sé, algo sobre parejas en invierno.

Esperó a que dijera algo, pero él suspiró un par de veces, en vez de hablar. Como si estuviera pensando.

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