Babies for Lili [LISKOOK]

Capítulo 09

“El disgusto por Nayeon”.

Narrador omnisciente.

El almuerzo no estaba siendo para nada agradable, se sentía la tensión entre Lisa y Nayeon, el chico de cabello castaño aún no entendía porque su novia sentía tantos celos de su amiga. Ella se iría en una corta semana, después de eso volverían a ser Lisa y Jungkook, claro mas el pequeño creciendo dentro de su amada novia.

Todos comían concentrados, con la vista en sus platos sin decir una palabra, el único sonido proveniente de la mesa era el de los cubiertos al chocar con los platos de porcelana.

—Y dime, Jungkook... ¿Cómo estuvo Londres? — preguntó Jennie, para iniciar una conversación y tal vez así, eliminar la tension casi palpable.

—Agradable —sonrió—, pero no volvería a ir, a menos que vaya Lisa.

—Oh, bueno, entonces ¿Dices que Nayeon trabajaba en la misma área que tu? —siguió cuestionando a la vez que cortaba un pedazo de su carne marinada y se la llevaba a la boca.

Lisa rodó los ojos al escuchar tal nombre, para todos estaba claro de que aquella muchacha no era para nada de su agrado.

—Si, prácticamente yo era su jefa —se burló Nayeon y río.

—¡No digas eso! Se supone que nadie debería saberlo —negó riendo el castaño. Jungkook en verdad se divertía hablando con su amiga nueva.

La pequeña pelinegra suspiró sonoramente llamando la atención de su nivel.

—¿Pasa algo, amor? ¿Te sientes mal? — se volteó a verla con cierta preocupación, la tailandesa nego con una pequeña sonrisa. El más alto se acercó a su cara y beso su mejilla castamente repetidas veces, causando en Lisa una risilla infantil— Termina de comer, quiero ir a casa a descansar —ordenó a su novi.

—Jungkook... —susurró Lisa cerca de su oído, el nombrado volteo levemente y alzó las cejas, dándole a entender que tenía toda su atención — El jueves tengo una cita con el doctor, quería saber si ¿quieres venir conmigo?

A Jungkook se le iluminó la cara, claro que quería ir, de ahora en adelante no se perdería ni una sola oportunidad de ver a su bebé.

—Claro que sí, amor —asentía y sonreía efusivamente, su alegría era notoria.

Lisa pico una de sus mejillas con su dedito y río.

—Perfecto.

Se re-acomodó en su asiento para seguir comiendo. Se sentía feliz, segura y tranquila de tener a Jungkook ahí a su lado, le gustaba su presencia, le hacía sentir cálida por más que estuviera lejos. Con el simple hecho de saber que su novio estaba en la misma habitación que ella la ponía alegre y de buen humor.

Lalisa suspiró, comiendo y pensando en su bebé, ya quería saber si sería niño o niña, quería tener su pancita abultada y que Jungkook la mimara todo el tiempo sin chistar, la mujer estaba muy segura de que el más alto lo haría con gusto.

Rosé fue la primera en terminar su almuerzo, dejó el dinero necesario para pagar y dar un poco de propina y sin más, salió del establecimiento dejando a cuatro chicos confundidos y una triste y cabizbaja. Decidieron no darle importancia, y tampoco es que lo vayan a dejar pasar, pero esperarían a que ella diga cuál es su preocupación.

Preocupación la cual sólo Lisa estaba enterada, y claramente Jisoo igual.

—Bien, nos vamos, adiós —se despidieron todos parándose ya pagando la cuenta, dejando una jugosa propina para el mesero.

Jungkook manejó nuevamente, ésta vez se dirigió a la casa de su novia.  En ese mismo instante recordó que no contaba con muchas cosas ahí, pronto se iba a ver obligado de pasar unas cuantas cosas hasta ahí.

— ¿Cuanto llevan saliendo? —Nayeon sentanda en la parte trasera del auto, preguntó.

—Estamos yendo por los cuatro meses, algo así — Jungkook asintió con la cabeza, viendo por el espejo retrovisor a Nayeon y sonriéndole.

—No es tan poco, cuatro meses es muy bueno — le devolvio la sonrisa a Jungkook— ¿Cómo vas con tu embarazo, Lili?

—Lalisa, ese es mi nombre —corrigió—. Hasta ahora bien, no he tenido molestias.

—Asombroso... —no volvió a hablar en todo el camino, Lisa parecio agradecida con eso.

No es que odiara a Nayeon, pero había algo que no le hacia confiar del todo en ella. Lisa no era una persona prejuiciosa, claro que no, solo que sentía que algo iba mal con la amiga de su novio. No desconfiaba ni un poco Jungkook, de Nayeon sí.

La tailandesa suspiró relajada, se sentía bien llegar a casa. Jungkook le mostró a la inquilina la habitación que ocupara el tiempo que pasaría ahí, dijo que era agradable y mejor de lo que esperaba.

Al entrar al cuarto que ahora compartía con Lisa, escucho el sonido de la regadera prendida. Su novia se estaba dando una ducha, y él como buen ciudadano que ahorra agua, se unió a ella. Quitó su ropa completamente sin hacer mucho ruido, corrió la cortina de baño azul con franjas verdes y entró.

Puso los brazo alrededor de las caderas de Lisa, quien primero se vio asustada, después de darse cuenta quien era se relajó y apoyó su cabeza en el hombro de su novio.

Jungkook acariciaba el vientre de Lisa, besando a lo largo de su cuello y hombro, no era nada sexual, sólo aprovechaba y disfrutaba ese momento acompañado de la persona que más quería.

—Ya quiero verte con tu pancita —dijo bajito Jungkook en el oído de Lisa,  haciéndola sonreír.

—¿Seguro? Estás a tiempo de arrepentirte — bromeó, volteándose para quedar cara a cara con el castaño.

—Sabes que jamás haría eso —comentó, regalándole a su novia un tierno beso esquimal. Besó sus labios pausadamente, acariciando a lo largo de su espalda hasta su trasero.

Le gustaba sentir cerca a Lisa, demasiado cerca, a decir verdad.

—Es hora de salir, no queremos que te enfermes, nena —estiró la mano, alcanzando la llave y la cerró. Buscó unas toallas blancas en los cajones debajo del lavamanos y envolvió en ellas a Lisa como si de una recién nacida se tratase, el se enrollo una en la cadera y con mucho cuidado ayudo a Lisa a salir para que no cayera.

—Eres muy dulce, Jeon —dijo Lisa una vez ya cambiada y acurrucada con su chico de ojos cafés.

—Todo por mis bebés —besó los labios de Lisa, suspirando por el dulce sabor a casa que tenían, cuanto la había extrañando.

Los había extrañado mucho.