𝐒𝐞𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢𝐩𝐢𝐚

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Advertencia: Smut bonito <3

Suaves como el algodón, cálidas y delicadas como las alas de una mariposa; esas son las palabras con las que Louis describiría las manos de Harry.

Duras y frías en los extremos, como las uvas en invierno, férreas y pasionales; esas son las palabras con las que Harry describiría las manos de Louis.

Ellos dos, respirando tan cerca del otro, recostados sobre aquella única cama que los envuelve cada noche, en aquella casa que los resguarda entre calidez hogareña.

Harry repartió besos calmos sobre la manzana de adán de castaño, acarició aquellos muslos que se moría por tocar y degustó el sabor de aquella boca.

Louis enredaba sus dedos entre aquel cabello rizado, se sostuvo de aquella espalda que anhelaba sentir moviendo el torso para vibrar bajo la piel de Harry.

Enredaron sus piernas, danzaron suavemente en aquella cama, juntando sus pelvis, respirando del cuerpo compañero.

—Sujétame con fuerza —Louis presionó la mano que sostenía su cadera, su príncipe parecía un poco temeroso de romperlo—. No tengas miedo de marcarme, que es un inefable recordatorio de este momento juntos —jadeó cerca de los labios de Harry, quien apretó la piel bajo sus dedos con vehemencia.

Harry ciñó aquella piel bajando hasta el interior de sus muslos, separándolos ante la atenta mirada del ojiazul.

Harry —jadeó al sentir esos labios en aquella zona. Echó la cabeza, dejando que esta reposara sobre la almohada, tenía la respiración pesada, trató de cubrir su boca, evitando gemir ruidosamente al sentir la calidez de su príncipe, envolver su miembro.

Harry alzó una mano para retirar la que cubría la boca del ojiazul sin dejar de tomarlo profundamente, deleitándose al instante por los melódicos arrebatos excitantes que resonaban de la boca de Louis.

El solo ambiente los embriagaba de éxtasis, Louis sentía aquel impulso descender por su abdomen, obligándolo a cerrar los ojos y enterrarse en el placer profundo, pero antes de que tocara el cielo, Harry se alejó por instantes antes de juntar sus labios.

El sentimiento candente de aquella conexión naciente no les permitía estar separados por más de un segundo, fue así que cuando Harry se levantó en busca de aquella botellita de cristal, Louis extraño aquellos besos que aún hormigueaban en sus labios.

—¿Deseas que yo te prepare? —preguntó Harry al volver, indeciso y nervioso. Era su primera vez complaciendo a un hombre, en el sentido más pasional de la palabra.

—Lo puedo hacer solo —musitó abriendo aquella botellita y derramando un poco de aquel aceite especial, que él mismo preparaba, sobre sus dedos.

Louis se tocó a sí mismo, estimulándose, consciente del espectáculo que hacía tragar duro al ojiverde.

Harry sostuvo su miembro masturbándolo ante aquella vista, provocando que el castaño mordiera sus labios y enterrara más sus dedos en su entrada, hasta tocar aquel punto que lo hizo gemir sin pudor.

Fue así que Harry tomó aquella pequeña botella, esparciendo un poco más de aceite en sus dedos y uniéndose a la preparación lujuriosa del castaño.

Harry ahogaba aquellos gemidos en un beso profundo, mientras sus dedos junto a los de Louis se hundían con suavidad, saliendo y entrando en un acto divergente a su excitación arrolladora.

—Nuestros dedos no son suficientes —jadeó Louis sosteniéndose del cuello de Harry—, necesito sentir como te derramas dentro de mí.

Harry mordió las clavículas a su disposición antes de alejar sus dedos y posicionarse en medio de aquellas piernas sugestivas. Se alineó sin perder de vista aquellos ojos azules, los cuales se cerraron al enterrarse con lentitud.

𝐋𝐚𝐬 𝐡𝐮𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐯𝐢𝐚𝐣𝐞𝐫𝐨 // 𝑳𝑺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora