Kai quería envolver sus brazos alrededor de la cintura de Katia y arrojarla a la cabina de su camioneta, pero no se atrevió. Claro, necesitaba atraparla y llevar el aroma embriagador de su humedad lejos de los otros Alfas, pero también sabía que no había forma de que pudiera empujarla contra su cuerpo y luego dejarla ir. No después de que haber sentido el calor de su dulce excitación.
Terminaría arrojándola y tomándola allí mismo en el asiento del pasajero. Arrancando los jeans de su piel, enterrando su eje entre esas piernas exuberantes, y reclamándola allí mismo en el estacionamiento.
Kai dejó escapar un rugido de frustración. ¿En qué demonios estaba pensando su hermana al enviar a esta mujer en su dirección? Ella sabía lo que podía pasar. Todos lo sabían.
Kai nunca debería haber dejado que Katia se acercara tanto.
Debería haber dejado que Kirk asustara al aterrado ratón fuera del bar antes de que hubiera tenido la oportunidad de hablar con él. La oportunidad de tocarlo. La oportunidad de convertirse en lo que realmente era.
Pero si hubiera ahuyentado a Katia, estaría muerta ahora mismo.Kai lo sabía con certeza. Ese Beta prometido suyo de sangre fría había llegado solo unos minutos después. Ella habría salido del bar de Evander y se habría encontrado con una de sus balas.
La idea reavivó la furia de Kai. Bajó los escalones hasta el estacionamiento. Katia tropezó detrás de él, y él levantó el brazo para evitar que golpeara el suelo.
⸻Espera —gritó ella—. Por favor, para. Por favor.
Pero Kai siguió adelante. No entendía que él la estaba haciendo un favor. Esos Alfas de allí, sus amigos, sus hermanos, podían contentarse con frotar sus penes en este momento, pero no lo estarían por mucho tiempo. No mientras el aroma embriagador de la humedad no reclamada llenara el aire.
Kai abrió la puerta de su camioneta y le soltó la muñeca, lanzándola dentro.
⸻Entra.
⸻Pero… —comenzó ella.
Cerró la distancia entre ellos en un instante. No dejó que su pecho tocara el suyo. No se atrevió. Tuvo cuidado de mantener unas pocas pulgadas de espacio entre ellos.
La fulminó con la mirada, permitiendo que toda su frustración reprimida apareciera fuerte y clara en su voz.⸻Entra. En. La. Camioneta.
Ella lo miró con los ojos muy abiertos durante un segundo completo antes de girar sobre sus talones y prácticamente zambullirse dentro. Él cerró la puerta de golpe, detrás de ella.
Ahí. Eso estaba mejor.
Kai tomó una profunda respiración, llenando sus pulmones con aire del bosque. Mil olores llenaban su cabeza (musgo, corteza de secoya, cáscaras de huevo rotas del nido por encima de su cabeza) pero no Katia.
Tomó un poco más, dejando que los olores familiares refrescaran su cabeza y su sangre. Sin embargo, no podía quedarse mucho tiempo.
Sus instintos exigían que la alejara de allí. A alguna parte seguro. A alguna parte privada.Kai hizo una mueca cuando abrió la puerta del lado del conductor y fue golpeado en la cara con su aroma. Apretó los dientes mientras se acomodaba en la cabina de gran tamaño.
¿En qué estaba pensando? Se estaba encerrando en una caja de metal con la única criatura cuyo aroma tenía el potencial de hacerle perder el control.
Estaba pensando que necesitaba alejarla de este maldito bar. Lejos de más Betas homicidas que podrían estar cazándola. Lejos de todos los otros Alfas que querían tomarla y llenarla y reclamarla como propia.
Kai dejó escapar un gruñido cuando encendió el motor. Luego bajó las dos ventanillas mientras salía del estacionamiento. El aire fresco entró en el camión, enfriando su sangre cuando se detuvo en Central Road, la única arteria pavimentada que corría a lo largo de las ciento cincuenta millas de los Bosques de las Montañas.
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°Kai° "Finalizada"
Lobisomem...Ninguna mujer viaja voluntariamente a los Bosques de las Montañas. Es donde ellos están: los alfas. Se mantienen solos en su tierra salvaje, y la civilización beta sabe mantener su distancia. Especialmente las mujeres beta... por miedo a que no...