IV.- No es perfecto

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Joder... Eso era un golpe bajo.

¿Qué se supone que debía decir? A decir verdad, ni siquiera quería responder, así que simplemente fingió que se había sumergido en un largo y profundo sueño... Por suerte, Nolan se lo creyó.

.

¡Era un nuevo y radiante día en perfección! Un chico narcisista adormilado de pelo rubio y ojos azules despertó como pudo de su sueño. Este había dormido bastante, y mucho más cómodo que en su propia casa.

Mgh...— Se retorció en la cama, intentando volver a dormir, quería seguir durmiendo en aquella cómoda cama.

Hasta que se dió cuenta de que Nolan no estaba.

"Estará desayunando", Pensó. Y había acertado. No sólo estaba desayunando, si no que había hecho el desayuno a Lou, todo un detalle.

Este se levantó como pudo, con sus cabellos de oro hechos un cuadro. Intentó peinarlo como pudo, tenía que verse perfecto en todo momento, por supuesto. Con un simple gesto como pasar su mano por su pelo para atrás y para el lado, obtuvo la perfecta y despampanante forma que tenía su pelo siempre.

Se encaminó hacia las escaleras, con intención de intentar agradecer a Nolan de haberle dejado pasar la noche allí, pero se detuvo en seco. Volvió a la habitación a paso lento y observó todo. Su cama estaba hecha un desastre, así que se acercó a doblar las sábanas y dejarlas en aquel colchón que había dormido. Hasta que volteó a mirar a otro lado. Volteó a ver la cama de Nolan.

Caminó lentamente, como un paseo nocturno a la luz de la Luna llena. Paseó y paseó. Miró y miró. De repente, posó una mano en el colchón. Pasó su mano por las sábanas, admirando con cada toque la suavidad de estas. Se sentó en la cama por fin, dando leves saltitos para comprobar la calidad del colchón, compararlo con el suyo (el cual era perfecto). Analizó toda la situación, y decidió finalmente tumbarse. Lo hizo lentamente, apoyando su cama en la almohada y posando sus manos encima de su vientre. De un momento a otro, sintió calidez. Seguridad. Bienestar.

Aquella cama engulló a Louis en un mar de serenidad. La cama de Nolan tenía algo de especial, era de esas que nada más tumbarte, parecían que te absorbían por lo exageradamente blandas y suaves que eran, como si te absorbiera, como si te enterraran, como si te metieras a un baño de agua caliente después de un duro día de invierno.

Cerró los ojos y suspiró... ¿Así se sentía ser abrazado? ¿Cómo se sentiría que alguien le abrazara?

No cabía duda que, de todas las camas, la suya era la más perfecta de todas. Después de todo, un muñeco perfecto tiene una cama perfecta. Pero... Sin duda la cama de Nolan era algo.. extraordinario. La cama de Nolan era la mejor. Entonces, ¿Por qué no era perfecta? ¿Acaso algo perfecto no debía ser algo que te haga sentir bien? ¿Algo que te encante? ¿Algo con lo que te sientas seguro? ¿Por qué en su cama nunca se sintió así? ¿Sería porque se sentía solo? Dormir sólo era un poco duro, jamás se había quejado. De hecho, le encantaba su unicidad. Entonces, ¿Qué estaba mal? ¿Será que.., después de todo.., su cama no era la más perfecta? ¿Qué tenía la cama de Nolan que la suya no? ¿Sería la calidad? ¿La marca?

¿O tal vez sería porque era de aquel chico imperfecto? ¿O tal vez... Por el olor que desprendía?

Vainilla... Su olor.

Al instante, Lou recapacitó sobre lo que había hecho y, como un salto de saltamontes, salió de la cama del contrario para poder bajar a verle, le daría los buenos días al menos.

—¡Bello durmiente! ¡Buenos días!— Saludó con una sonrisa, apartando la vista de la sartén para poder ver al muñeco "perfecto" bajando las escaleras. —Te he preparado el desayuno, siéntate.

El de ojos azules analizó el panorama. Era la primera vez que comía desde hace mucho; después de todo, los robots le hacían su comida. Era comida perfecta, pues muñecos perfectos comen comida perfecta.

—Uh... Y-Yo ya me iba.-—Se rascó la nuca.

—¡Venga, no me hagas el feo! ¿Quién va ha comerse todo esto? Yo solo no puedo.

Lou se sentó de mala gana, mirando un plato de pancakes con mala cara.

El plato era algo simple, no era la gran cosa ni mucho menos. Sólo constaba de unas cuatro pancakes encima de cada una, con un poco de nata y sirope de fresa y arándanos vertidos de una forma específica para que se viera como una carita sonriente.

Cortó un trozo y se lo metió a la boca. Una explosión de sabores recorrió sus papilas gustativas, haciendo que la comisura de sus labios se curven hasta formar una sonrisa. Toda su vida había comido cosas perfectas, ¿pero esto? Esto no era perfecto, pero era millones de veces mejor que un plato perfecto de pasta a la boloñesa, o de una perfecta tarta de queso. Ese plato no tenía una presentación perfecta, ni una pinta perfecta, no mucho menos un sabor perfecto.

Entonces ¿Por qué un simple plato de estúpidos pancakes sabía mejor que toda la comida que había sido hecha por sus robots? Simple. Esa comida estaba hecha con amor, con dedicación, sólo para él.

¿Te gustan? Si quieres puedo cocinar otra cosa que sí te guste.

Yo-. No pudo decir nada, pues unos gritos afuera le interrumpieron.

¿Qué está pasando?

Los dos dejaron lo que estaban haciendo de lado y se dirigieron a la puerta para poder asomarse.

Todos los habitantes de Imperfección se habían reunido en coro, rodeando el portal y esperando con ansias a lo que sea que estaba pasando.

Pero... ¿Qué?

De pronto el portal comenzó a funcionar, dejando ver cómo una bella muñequita imperfecta salía de este con una amplia sonrisa de oreja a oreja, saludando a todos los muñecos que estaban ahí solo para ella.

¡Hola de nuevo Imperfección!— Se escuchó por parte de aquella señorita.






¡Gracias por leer! ¡AYPS!

¡Eres Imperfecto, y Punto! /{Lou x Nolan}/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora