VII.- Reflexión

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Por fin y para suerte de Nolan, era un nuevo día en Imperfección. Cantaban los... ¿Pájaros? Todas las criaturas de aquél lugar eran demasiado raras... Pero eso a Nolan no le importaba, al contrario, ¡le encantaba! Pero a cierto rubio no...

Fue el primero en levantarse. Eran a penas las 08:00 a.m., bastante pronto la verdad, solo que Nolan se había despertado sin querer y no lograba dormirse de nuevo.
Este se levantó, se duchó, se peinó y se preparó el desayuno. No se lo prepararía a Lou, seguía mosqueado por lo de ayer.

Al terminar de desayunar, subió arriba para comprobar si allí seguía su "invitado". Y en efecto, ahí seguía, durmiendo como una adorable marmota.

Madre mía...

El castaño observó a Lou dormir. Parecía un hurón después de haber jugado tanto.

Pero aún había un problema.

Seguía durmiendo en SU cama.

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La mañana transcurrió tranquila: Nolan dibujó un rato, charló por teléfono con sus amigos (pocos) e incluso le dió tiempo a hacer la compra para todo el mes antes de que Lou se despertara. Ni siquiera el sabroso olor del estofado de cerdo con arroz parecía despertarle.

Hubo un momento en el que el bicolor se cansó y subió arriba decidido a regañar al contrario.

—¡Lou! ¡Van a ser las 15:00 de la tarde! ¿No piensas levantarte?

No recibió respuesta...

¡Te recuerdo que esa es cama!

Mmh...

El prototipo levantó poco a poco la cabeza, despegando su cuerpo de la cama de Nolan y mirándole con los ojos cerrados, enormes ojeras, y su cabellera dorada igual que la primera vez que lo metieron a la lavadora.

¿Qué- Qué hora es...?

El castaño lo miraba asombrado.

Lou... ¿Has dormido bien? Porque... No lo parece, sinceramente...

No he dormido mejor en mi vida.— Se frotó los ojos, intentando acostumbrarse a la luz y quitarse el inmenso sueño que tenía.

Era entendible. Después de todo, ser el único jefe de Perfección que deba estar al tanto de absolutamente todo... Debía ser algo agotador, ¿no?
De hecho, Louis apenas dormía por tener que entrenar a los demás muñecos, hacer informes, vigilar Perfección y sus habitantes... Y un sin fin de cosas más.

Al final el trabajo extremo acaba moliéndote. Y si eso te dejaba con la salud mental por los suelos, imaginad tener la carga de actuar superior por sentirte inferior a los demás.

Después de sobre esforzarse, de perder todo y de, encima, no poder ir al "Gran Mundo"; pudo dormir en paz. Lo que durmió ese día no era ni la mitad de lo que no durmió durante sus años de tiranía.

Oh, uhh.., deberías darte una ducha, eso te despejará.— Habló mientras doblaba las cobijas del colchón extra y las guardaba.

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Después de una hora o dos, un aseado y totalmente despierto muñeco de cabellera dorada comía estofado de cerdo con arroz mientras se distraía con el programa que su anfitrión estaba viendo en la televisión.

¿Por qué hace eso? ¿No debería huir y salvar su vida? ¡Si hace eso morirá! Que imbécil..

Él lo sabe, Louis. Lo que pasa es que la ama, no va a dejar que muera aunque eso signifique perder su vida, ¿De verdad que no lo entiendes?

Ya encontrará a alguien más, su vida va antes que las demás.

Iba a abrir mi boca...— Apagó la TV y le miró con incredulidad, asomando su cabeza por encima del verde sofá de su salón. —Pero recordé que nadie te ha querido y no puedes comprender eso. - Sonrió.

¡Uff! Golpe bajo...

Soy el muñeco más querido de este pueblucho. Deberías hablar por tí mismo, con esas manchas en la cara y ese pelo y ojos color vómito... No me extraña que tampoco sepas sobre amar.

¡Se llaman pecas! ¡¡Y a mí al menos me han querido por cómo soy!!

Nolan corrió hacia su habitación, dando un portazo y dejando colgado al muñeco perfecto en mesa. No tuvo más remedio que seguir comiendo del estofado, sin nada que me distraiga.

Eso le obligó a pensar. Reflexionó sobre aquella escena, la cual se suponía que era una escena romántica y trágica donde el hombre se sacrificaba para poner a salvo la vida de su amada.
Para que engañarse, no lo entendía, no entendía el amor. ¿Por qué arriesgaba su vida para salvar otra? Simplemente era estúpido.

Veamos... Alguien podría morir por otro alguien... ¿Por amor? Eso ya lo había visto antes con sus fans. Estos hacían lo que fuera para poder, como mucho, mirarle.

Él nunca se preocupó por esto, primero se preocupaba por él mismo; y luego, si le apetecía, lo hacía por los demás.

Por más vueltas y vueltas que le diera al asunto, no lograba comprender por qué se hacía eso.

Lou nunca habia amado, nunca experimentó un amor romántico, ni siquiera uno de amistad o familiar. No tenía a nadie, y eso le llevó a pensar que si algún "ser querido" suyo estaba en peligro, no lo ayudaría si eso significaba poner en riesgo su vida. La gente viene y se va, ¿Por qué debería hacer esa tontería?

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Eran las 18:00 pm, hora de la consulta con el alcalde.

Nolan y Lou paseaban tranquilamente hacia el despacho del muñeco verde radiactivo. Tocaron la puerta, y tras oír un "Pase" por dentro del cuarto, entraron.

Muy bien Lou, cuéntame tu día.

La consulta transcurrió como siempre: gruñidos y quejas, intentos por hacer hablar al rubio, clases de ética y moral por parte de Ox, y un castaño prestando atención con una sonrisa.

Para el próximo día, quiero que ayudes a alguien que la esté pasando mal, ¡y quiero su testimonio!

—¡¿Que qué?! ¡No, no y no! Nadie en esta ciudad de mierda merece mi ayuda, ¡y menos si es uno de esos monstruos a los que llamáis "muñecos"!

Lou parecía enfurecido, no quería ayudar a ninguno de esos muñecos traidores. Se fue dando un portazo y echando humo por las orejas.

Nolan, por favor... Ayuda a Lou, hazle ver que ayudar a los demás no es algo asqueroso. -El conejo le suplicaba con las manos a Nolan, viéndole con misericordia como si él fuera su única salvación.

H-Haré lo que pueda, alcalde Ox.














¡Gracias por leer! ¡AYPS!

¡Eres Imperfecto, y Punto! /{Lou x Nolan}/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora