VIII.- ¿Cómo se ayuda?

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Lou y Nolan paseaban por la ciudad. Llevaban horas haciéndolo con tal de encontrar a alguien que esté mal para "ayudarle". Llevaban caminando horas, al castaño ya se le notaba cansado, mientras que Lou analizaba su entorno con una mezcla de atención e intolerancia por los Uglydolls.

—¡Lou, venga! No tiene por qué estar llorando, todo el mundo tiene problemas, no sólo tú, Don Perfecto.— Tan sólo recibió un resoplido por parte del contrario.

Si no, no va a ser creíble.

—¿C-Creible?— Miró al rubio con incredulidad, extrañado por sus palabras.

Pero no pudo preguntar más.

Un doloroso llanto se escuchaba por las calles de Imperfección, que al parecer nadie más había escuchado por estar escondido entre los callejones más profundos. En una de esas complicadas calles se encontraba una muñequita de pelo azul y ondulado, con una flor en el pelo y portando el emblemático uniforme escolar que todos los muñecos poseían. Esta estaba llorando a mares, con el maquillaje hecho una piltrafa.

—¡Ja! La casa siempre gana.

Se dirigió corriendo hacia donde se encontraba el llanto, y ahí la encontró. Caminó a paso lento hacia ella y se agachó para verle la cara.

—Aww, pobrecita~— Miró con falsa empatía y minutos después, la agarró bruscamente del cuello de la camisa para acercarla a él.

Muy bien, Muñequita, esto es lo que vamos a hacer: Vas a dar un falso testimonio al alcalde para que yo vuelva a ser el rey de este puto sitio... ¿Has entendido o te lo tengo que explicar con plastilina?

—¡N-no me hagas daño, por favor!— La pobre muñeca de pelo azul comenzó a temblar, temía por su vida o por las consecuencia de cometer un error.

Así me gusta...

Cuando Nolan llegó al callejón donde se encontraban esos dos, los miró extrañado por la pose en la que se encontraban.

—¿Pero qué...?

—¡Noly, querido! E-estaba ayudando a esta pobre chica que estaba llorando solita, al parecer se siente mucho mejor gracias a mí, ¿A que sí?— Giró la cabeza poco a poco, encontrándose con los ojos llorosos de la chica mientras le regalaba una sonrisa forzosa y los ojos más espeluznantes de toda Imperfección.

—¡S-Sí! ¡¡Gracias, Lou!!

Nolan no se lo podía creer, aquí había gato encerrado. Con una ceja levantada, miró de nuevo la escena sin nada de convicción antes de hablar de nuevo.

Eh...¿Vale? Ox nos espera..., deberías apresurarte, supongo.

En realidad, Nolan no se había creído nada de ese barato teatrillo. De lejos había podido ver cómo Lou amenazaba a aquella muñequita indefensa que solo intentaba liberar sus emociones. Por supuesto que se lo diría al alcalde Ox.

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—Y me dices que... ¿Te ayudó con tu ruptura?

—¡A-Así es, alcalde Ox..!

Ox miró incrédulo a la peliazul, y prestó atención a su comunicación verbal.

Esta aún seguía temblando, mientras portaba una sonrisa nerviosa y demasiado forzada de oreja a oreja que intentaba camuflar la amargura y ansiedad que estaba sintiendo en ese momento. De verdad... ¿En qué lío se había metido? Ella solo quería llorar en paz.

Lo cierto es, que aquella chica sí lloraba por una ruptura. El amor de su vida hacía poco que le había dejado. Tuvieron una gran discusión. Ella pensaba que la buena vida se encontraba ahí, en perfección; en cambio él deseaba poder descubrir mundo junto a ella y un humano. Esto llevó a que los dos dijeran cosas que no querían, que ni siquiera sentían... Y él se fue.

Tan sólo quería llorar en un lugar en paz, lejos de la gente.

Muy bien...— Habló el alcalde alto y claro. —Veo que te has esforzado por ayudar a esta pobre chica, así que... Puedes irte.

¿Qué?

¿Cómo?

Ox hablaba en un tono neutral, mirando y colocando papeles en su mesa. Mientras, podía observar de reojo como el peli verde y el rubio veían a Ox con la boca abierta y los ojos como platos, sin poder creer sus palabras.

—¿E-enserio? Osea- Gracias, alcalde Ox.

Lou sonrió de oreja a oreja con victoria, mirándole con superioridad y chascando un dedo para hacer que la morena le siguiera. Sin más, salieron de la oficina.

—¡Pero alcalde Ox-!

—Silencio Nolan, ¿No ves que Lou se está esforzando por cambiar?

—¿Qué..?— Miró al contrario con confusión, todo esto era una broma muy pesada que le estaban jugando, y no iba a caer en ella.

Nolan salió rápidamente de la casa de Ox, corriendo hasta alcanzar al rubio.

—¡Tú! ¡Rubita!

El de ojos color cielo paró en seco, volteando con una expresión de rabia que hacía que se le marcara una gran vena en su perfecta frente.

—¡De "rubita" nada, imbécil!

Y de nuevo, otra pelea...

—¿Imbécil? Mira quién habla... Don "he ayudado a una pobre muñequita"~ mimimimi~— Nolan hacía gestos "femeninos", imitando de forma exagerada cómo Lou se portó con el conejo verde para que se trague su mentira.

—En todo caso, enclenque, yo sería el inteligente aquí— Miró de forma sería al contrario, queriendo amenazarle con la mirada. —No hice ni un mero esfuerzo en actuar falsamente y sin embargo... ¿Adivina qué? Ahora estoy a un paso más de volver a tener todo mi poder...

Lou comenzó a acercarse al heterocromático lentamente. A centímetros de su cara, le tomó por su corbata de forma brusca y repentina para solo atraerle más a él.

¿De verdad crees que las "clases" de un estúpido y feo conejo de mierda van a cambiarme?

Esta escena era rara para los demás. Por mucho que Lou quisiera parecer lo más amenazante posible, lo cierto es que desde otro punto de vista parecía como si estuvieran diciéndose cochinadas el uno al otro...

Esto era... Bastante incómodo para los que pasaban por al lado.

Fácilmente podrían besarse, tan solo un paso más y...




¡Gracias por leer! ¡AYPS!

¡Eres Imperfecto, y Punto! /{Lou x Nolan}/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora